La contractura de espalda es la lesión más común de las que podemos padecer en la espalda, no es de gravedad y es causada por un sinfín de razones, que a la hacen presente en casi todas las personas, al menos una vez en la vida.
¿Qué es una contractura de espalda?
Una contractura surge cuando un músculo trabaja más de lo que es capaz, ya sea de forma intensa, puntual o mantenido dicho trabajo, provocando una inflamación exagerada del músculo, provocando un bulto en la zona, en éste caso, en la espalda. Debido al bulto, coloquialmente llamamos “nudo” a una contractura de espalda.
Una contractura de espalda no se produce solamente por exceder de fuerza la espalda, o movimientos inadecuados sostenidos, sino también por la falta de potencia de la espalda, fruto de lesiones anteriores, operaciones e incluso falta de actividad física. Algunos astronautas las padecen por la pérdida de masa ósea y muscular luego de meses sin gravedad en el espacio.
La contractura de espalda provoca dolor porque la espalda contiene los nervios transmisores de información desde el cerebro, por lo que activa directamente los nervios del dolor contenidos en ella, siendo el dolor muy intenso e irradiante en ocasiones.
La contractura también disminuye el riego sanguíneo, provocando un bucle, porque la falta de riego provoca también contracturas, y la falta de sangre, también activa los nervios del dolor, y cuando el bucle comienza, debilita a los músculos, provocando contracturas frecuentes.
Por eso es clave el ejercicio y fortalecer la espalda y sus músculos, sea cual sea el origen de la contractura.
¿Qué causa una contractura de espalda?
Como hemos mencionado antes, el principal origen de una contractura de espalda es el exceso de esfuerzo, pero queremos ser más claro a fin de que puedas prevenirla.
● Someter a la espalda a un esfuerzo superior al que puede soportar, ya sea de golpe, repetitivo o por resistencia
● Cuando queremos hacer una tarea con una musculatura débil en la espalda, siendo prácticamente el mismo efecto que el punto anterior
● El sedentarismo debilita la musculatura, disminuyendo notablemente su fortaleza máxima
● Posturas erróneas mantenidas durante mucho tiempo o repetidas muchas veces, como cargar algo con la espalda girada, estudiar con la cabeza pegada al pecho, permanecer de pie mucho tiempo con una mala posición, etc.
● Por un movimiento brusco repentino, por ejemplo, hacer gimnasia sin calentamiento o sin la condición física adecuada
● El estrés o ansiedad pueden generar una contracción de los músculos de la espalda
El ejercicio: clave para la prevención y el tratamiento
Si has tenido la mala suerte de haber padecido una contractura de espalda, sabrás que puede durar días y que el dolor, sea más o menos fuerte, es realmente molesto, constante y no descansa. Suponemos que esa experiencia es suficiente para que tengas ganas de evitar tener otra… si no has tenido una, pregúntale a alguien que la haya tenido: desearás no tener una.
Tanto para prevenir como para tratar una, el ejercicio físico es clave, pues fortalece los músculos de la espalda y aumenta el nivel de resistencia en movimientos fuertes o bruscos y aumenta el nivel de tolerancia para movimientos inadecuados.
Los expertos recomiendan los ejercicios fitness como pueden ser la caminata, bicicleta, y correr, además de ejercicios para fortalecer el abdomen. En cambio, no recomiendan ningún ejercicio que implique giros en la espalda o que impliquen cargar o sostener, por ejemplo, la halterofilia o lanzamiento de objetos.
Se recomienda hacer los ejercicios al menos tres veces por semana y hacer descansos cada 30 o 60 minutos, dependiendo de la duración de tu rutina.
No hablaremos, como en otras ocasiones, de tratamientos o remedios, ya que solo pueden ser prescritos por un médico, de lo contrario, puedes ocasionar daños irreparables de otro tipo. Si padeces una contractura, acude a tu médico y esperemos te recuperes pronto y que ésta información te ayude a prevenir cualquier otra contractura o lesión.
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