La lumbalgia es mala compañera de viaje, por ejemplo para personas mayores o para las mujeres que, como tú, quieren retomar la vida activa que tenían antes del parto: ir al gimnasio, disfrutar haciendo running, relajarte yendo a sesiones de Pilates al terminar la jornada laboral…
Además de ponerte en manos de un especialista y utilizar métodos complementarios para combatir ese dolor, también puedes seguir una serie de consejos nutricionales que alivien el dolor.
¿Te parece interesante? Pues precisamente de ese tema hablamos en el artículo de hoy.
Evitar alimentos con grasas Trans.
Seguro que durante el embarazo tu ginecólogo te insistía hasta la saciedad en el tema de cuidar tu peso evitando consumir alimentos con un exceso de grasas. Este consejo es válido para mantenernos sanas y dar a luz a un bebé tan saludable como nosotras, pero también es eficaz a la hora de aliviar el dolor crónico de espalda.
Hablamos de los alimentos que contienen las conocidas grasas Trans o grasas hidrogenadas.
Todos los estudios nutricionales apuntan a que este tipo de grasas tan presente en la alimentación actual es la responsable directa de que se disparen los niveles de colesterol “malo”, pero además intoxican nuestro hígado, ese importante órgano del cuerpo humano que, si no funciona bien, puede ser incapaz de evitar dorsalgias, migrañas, cefaleas, cervicalgias, etc.
Hay bastantes alimentos “Trans” que debemos eliminar de nuestra dieta diaria, pero no te desanimes, no son alimentos básicos y cuando te acostumbres a consumir otro tipo de alimentos más saludables, ni te darás cuenta de que los has eliminado de tu dieta diaria:
La bollería industrial, por muy buena pinta que tenga y aunque incluya la etiqueta “integral”, “rica en hierro”o “light”.
Las frituras aunque sean caseras: “San Jacobos”, croquetas, patatas, calamares, etc.
Los snacks de bolsa: cortezas, patatas, maíz frito…
La comida basura tipo hamburguesas, perritos, pizzas industriales baratas, etc.
Proteínas y carbohidratos.
“Proteínas y carbohidratos” son las dos palabras mágicas de los gimnasios, de los entrenadores personales y de las famosas dietas post parto. Y es que la ingestión equilibrada de estos dos elementos no solo hará que tu cuerpo se reponga más rápidamente de los estragos del embarazo y el parto, también reforzará las defensas de tu organismo y mejorará tu musculatura dorso lumbar.
Al potenciar la musculatura de la parte baja de la espalda evitarás sufrir contracturas mientras estás intentando dormir esas pocas horas que te deja libre el niño o hacer esfuerzos cotidianos como coger al bebé, adoptar malas posturas al bañarlo o cambiarlo, etc. Pero, además, una musculatura fuerte protegerá los discos intervertebrales y evitará que aparezcan esas temidas y dolorosas hernias discales.
Algunos trucos para aliviar el dolor utilizando proteínas y carbohidratos:
Calcula tu dieta diaria de forma que ingieras unos dos gramos de proteína por cada kilo que peses.
Divide la cantidad diaria de proteína en las diferentes comidas que tomes al día; de esta forma conseguirás que tus músculos reciban aminoácidos – estén bien “alimentados” – durante toda la jornada.
La cena debe ser ligera y con el menor número de carbohidratos posible (ensalada en lugar de patatas).
Aunque te cueste, acostúmbrate a tomar un desayuno fuerte que incluya proteínas, vitaminas y carbohidratos: carne o pescado, fruta fresca o zumo, leche desnatada, miel, cereales… Después de desayunar, espera al menos una hora y media antes de empezar las sesiones de ejercicio.
Muy importante: no se te ocurra entrenar en ayunas o con un café bebido, esa es una de las primeras causas de las lesiones, los tirones…
¿Quieres aportar algún consejo nutricional más? Deja tu comentario en el blog, seguro que es útil para aliviar el dolor de muchas madres como tú.
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