Parece algo aparentemente fácil de poner en práctica, pero la realidad, pensar, decir, sentir y llevar a la acción aquello que está en mente, se puede convertir en una aventura interminable ante una sociedad llena de personas en diferentes estados emocionales y conductuales.
Ser uno mismo, junto a la congruencia, es la clave para armonizar la vida de cualquier individuo.
Siempre y cuando todo esté en completa sintonía con lo que anida en las consciencias de cada uno y en el sentido holístico de la palabra.
El psicólogo norteamericano Carl Rogers decía que la congruencia es una de las principales cualidades que deben tener las personas que se dedican al mundo de lo holístico o transformación personal para transmitir a cada persona el significado práctico de aquella acción.
Y hablaba de las personas que no viven la vida que realmente desean como un acto de total “incongruencia”. Esto conlleva a experimentar sentimientos de tristezas e insatisfacciones en la vida de las personas.
La parte más “complicada” es cuando la mente tiene que pasar a la acción aquello que sostiene en ese preciso instante. Debido a que nuestro “ordenador cuántico” está muy lleno de pensamientos en forma de voces, imágenes, etc. Esto se convierte en lo que se conoce como un lapsus corto de pérdida o laguna mental y es aquí donde se origina el “error” que se manifiesta en una consecuencia, a tal punto que puede tener un efecto dominó y la respectiva desarmonía.
¿Cómo se gestiona la congruencia de forma práctica y fácil?
El primer paso: es tomar consciencia que funcionamos en piloto automático, pero de forma limitante y no beneficiosa. Es saber que la mente recibe y emite a una velocidad de millones de bits de información por minuto y para conectarte con la congruencia es imprescindible tomarse un instante para hacer el STOP y observar las prioridades.
El segundo paso: es la organización de las prioridades junto con un compromiso de ejecutar lo establecido sin emitir excusas. Si te ves en ese hábito, lo reconoces, lo aceptas y, sin perder tiempo, sigues con el proceso.
Y el tercer paso: es la acción rápida de lo que tengas en mente sin perjudicar a los demás y sin perderse de vista a sí mismo. Experimentar lo que se siente en ese instante para identificar cual es la emoción más permanente, es lo único que te ayudará a cambiar de hábitos. Una vez que hayas alcanzado conectar con la congruencia la vida empieza a coger una forma distinta a la acostumbrada.
Desarrollar este hábito, sin duda alguna, llevará a cualquiera al siguiente nivel. Y tarde o temprano uno de los mayores deseos de las personas, el equilibrio entre armonía y prosperidad en todas las áreas llamará a la puerta para llevar a cabo el siguiente desafío en tu vida para llenarla de felicidad y de personas que resuenen en esa misma frecuencia y de esta manera, la consciencia colectiva se seguirá extendiendo por cada rincón de tu mundo.
Ser congruente es el camino del bienestar social y emocional de las personas. Si dices lo que piensas y haces lo que verdaderamente sientes, vibrarás en estados más elevados.
Thábata Emo