Hoy queremos explicar cuáles son las enfermedades cardiovasculares más comunes, qué riesgo suponen y cómo podemos prevenirlas. Y es que la información es la herramienta más poderosa para hacer frente a esta lacra del siglo en que vivimos y que pone en riesgo la salud y la calidad de vida de millones de personas.
Contratar Adeslas puede ser el primer paso para prevenir y mejorar el pronóstico y la evolución de la enfermedad cardiovascular a corto, medio y largo plazo, ya que Adeslas nos ofrece toda la información y apoyo en aspectos tan importantes como dejar de fumar, mantenernos en un peso saludable o entrenarnos en el manejo de los síntomas.
¿Cuáles son las enfermedades cardiovasculares más comunes?
Como decíamos, los problemas cardiovasculares engloban a un amplio número de problemas del corazón y de los vasos sanguíneos, y se clasifican en los siguientes grupos:
- Cardiopatías coronarias. Son las enfermedades los vasos sanguíneos que irrigan el corazón.
- Enfermedades cerebrovasculares. Igual que las anteriores, pero en este caso son las que llevan el riego sanguíneo al cerebro.
- Arteriopatías periféricas. Se trata de las enfermedades de los vasos que riegan los miembros inferiores y superiores.
- Cardiopatías reumáticas. Son las lesiones en el corazón provocadas por las bacterias 'estreptococos'.
- Cardiopatías congénitas. Se refiere a las malformaciones de nacimiento en el corazón.
- Trombosis y embolias. Coágulos de sangre que se desprenden y alojan en el corazón y pulmones.
De entre todos estos grupos, las enfermedades más frecuentes en España son las siguientes, por este orden: infarto de miocardio, insuficiencia cardiaca, emergencia hipertensiva, trombo pulmonar, arritmia, síndrome aórtico y síncope.
¿Cuáles son los factores de riesgo?
Existen algunas variables que influyen decisivamente en la aparición de enfermedades cardiovasculares. Estas variables son los conocidos factores de riesgo y que, cuantos más se den en un individuo, más probabilidades tendrá de sufrir un problema cardíaco o vascular.
La hipertensión arterial se refiere a cuando las personas tienen la presión arterial alta, es decir, cuando las paredes de las arterias se tensan más de lo normal a medida que el corazón bombea sangre.
El colesterol alto provoca la formación de depósitos de grasa en los vasos sanguíneos, lo que también puede provocar un problema cardíaco.
La diabetes de tipo II es otro de los factores de riesgo, de hecho el 65% de los diabéticos fallece por un problema cardiovascular.
El sobrepeso y, sobre todo, la obesidad, provocan generalmente el aumento de la hipertensión, el colesterol y la diabetes, por lo que se recomienda mantenernos en un peso saludable en función de nuestro sexo, edad y complexión física.
Los fumadores son un grupo vulnerable antes estas enfermedades. Y es que el tabaco y los productos químicos que contiene endurecen las arterias y afectan al corazón de distintas maneras.
También el alcohol, cuando se consume en exceso, puede ser otra de las causas que aumenten el riesgo cardiovascular.
Otro de los grandes obstáculos para tener un sistema circulatorio sano es el sedentarismo. Está más que demostrado que aquellas personas que hacen deporte tienen menos riesgo de sufrir un accidente cardiovascular. ¿El motivo? El ejercicio regular nos ayuda a mantenernos en nuestro peso, lo que conlleva tener regulados los niveles de azúcar y colesterol. Además, a través del deporte fortalecemos el músculo cardíaco y hacemos más flexibles las arterias.
Si los padres o hermanos sufrieron un problema de corazón o circulatorio antes de los 55 años, también puede ser un factor de riesgo. Así, la genética, e incluso la raza, también son factores desencadenantes, como también lo es la edad (a medida que nos vamos haciendo mayores, aumentan las probabilidades).
El estrés continuado hace que liberemos hormonas a través del sistema nervioso, lo que aumenta la presión arterial y termina dañando las arterias.
¿Cómo se pueden prevenir?
Adeslas ofrece las claves para prevenir las enfermedades cardiovasculares y detectarlas a tiempo.
Adeslas Plena Plus cuenta con un plan para dejar de fumar e información sobre el alcohol y otras drogas, poniendo a nuestra disposición información científica que nos ayuda a afrontar la enfermedad y mejorar nuestra calidad de vida, ahora también a través de consultas médicas por vídeo y teléfono.
Vamos a ver a continuación qué podemos hacer para tener un corazón y unas arterias sanas.
Hacer ejercicio y activarnos en nuestras rutinas diarias. 5 días a la semana, 30 minutos. Parece mucho pero no lo es, sobre todo cuando, tras practicarlo durante unas semanas, nos damos cuenta de que nuestra vida ha cambiado... nos sentimos más relajados, más ligeros y más sanos a todos los niveles. Un ejercicio aeróbico suave es el mejor aliado para tener un corazón fuerte, aunque también se trata de ir adoptando rutinas en nuestro día a día que nos alejen del sedentarismo: dejar de coger el coche para trayectos cortos y utilizar la bicicleta, sustituir el ascensor por las escaleras... Se trata de pensar qué podemos hacer para ser más activos, y comenzar a serlo.
Dejar de fumar. Infartos, ictus, trombos, cáncer, EPOC, etc. El tabaco está asociado a un elevado número de enfermedades fatales. No debemos pensar en reducirlo, sino en dejarlo definitivamente. El número de cigarrillos recomendados al día es... cero.
Beber menos. Según los estudios médicos, tomar alguna bebida al día puede incluso protegernos de las enfermedades cardiovasculares. Sin embargo, su abuso es nocivo para nuestro corazón, por lo que debemos reducirlo a entre una y dos bebidas al día.
Llevar una dieta sana. Grasas, azúcares y sal son los principales enemigos de nuestro corazón, los que aumentan las probabilidades de sumar factores de riesgo como los que hemos comentado anteriormente. Comida basura, alimentos precocinados y grasas saturadas no nos hacen ningún bien. Entonces, ¿cómo podemos comer saludablemente? La respuesta está en la pirámide alimentaria recomendada por la Organización mundial de la Salud: la clave está en centrar nuestra dieta en la ingesta de cereales integrales, frutas, verduras, legumbres, lácteos desnatados, carnes magras, pescados y aceite de oliva virgen extra.
Reducir el estrés. En este punto no nos referimos a un estrés puntual, que es normal e incluso necesario para vivir, sino en el estrés continuado y crónico, que es el que realmente está mermando nuestra calidad de vida. Para atajar esta situación tenemos que profundizar y pensar cuál es la raíz de los problemas que nos están generando estrés y ansiedad. La ayuda de un profesional de la psicología puede venirnos muy bien para dar respuesta a esta pregunta. Además, hay otros mecanismos que nos ayudan a rebajar la tensión emocional, como la práctica de deporte o de disciplinas como la meditación o el yoga.
Chequeos regulares. Una analítica de sangre o medirnos la tensión cada cierto tiempo nos dirá si estamos en los niveles adecuados de tensión arterial, azúcar en sangre o colesterol.
Está ampliamente demostrado que todas estas acciones reducen el riesgo de sufrir una enfermedad cardiovascular. Así pues, ¡mejor empezar hoy que mañana! Nunca es tarde para comenzar a llevar una vida saludable, que es la mejor forma de combatir todas estas enfermedades. Dejar de fumar, llevar una dieta sana o hacer ejercicio regular no depende de nadie, solo de nosotros mismos.