No es el primer día que me pasa, y a veces me dejo condicionar por ello durante toda la semana. Sé que esto no es bueno para mí. Lo sé, lo sé, lo sé!, pero a veces me cuesta cambiar de actitud, y desconectar y diferenciar los problemas del trabajo de mi vida personal. (Algo a lo que definitivamente tengo que darle solución, y cuando lo haga lo compartiré con todos vosotros, y nunca más el trabajo será una fuente de agobios y problemas, solo una fuente de felicidad e ingresos inagotable.) Y cuando llego a casa, lo único que me apetece es darme una ducha y quitarme la odiosa ropa de trabajo. No estoy sucia, pero mi cuerpo me lo pide. ¿Por qué será?
Nuestro cuerpo no es tonto, es muy, pero que muy muy sabio, y si sabemos escucharle, nos dice lo que necesita para restaurar su equilibrio.
Se dice que cada ser humano posee su propio aura, que es un campo electromagnético que nos rodea, imperceptible a la vista.
El aura está conectado al cuerpo por nuestros centros de energía personales, los chakras. Posee información combinada de nuestro cuerpo etéreo, emocional, físico, y de nuestra alma.
Allí se quedan grabados nuestros pensamientos, sentimientos y experiencias. Como todo en este universo, posee su propia vibración, y esta, atrae a las vibraciones semejantes.
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Cuando pasamos por momentos de estress, enfado, tensión, miedo, etc...El flujo de energía que rodea el aura y los chakras, se puede bloquear o interrumpir, y esto puede ocasionar incluso dolencias a nivel físico.
Por suerte, el aura se puede limpiar, y esto hace que se alivien y se prevengan muchas molestias, enfermedades, desequilibrios, negatividades...
Existen varios métodos, yo hoy os voy a contar cómo una simple ducha tiene el poder de restaurar nuestro equilibrio físico y mental, y por supuesto, limpiar nuestro aura.
Los hombres, ( y las mujeres también) conocemos la importancia y los beneficios del agua desde tiempos inmemoriales. Son famosos los baños romanos, el agua bendita de los cristianos, las abluciones de los musulmanes para purificarse, o el mikvah de los hebreos ortodoxos, por poner unos cuantos ejemplos.
El agua es un elemento purificador, que puede eliminar de forma externa muchas cosas, y estabilizar nuestro campo magnético o aura. Es también un elemento receptor, y por ello, puede recibir nuestras energías negativas.
Dejando el agua templada discurrir por nuestro cuerpo, se estimula el aparato circulatorio, y se relaja el sistema nervioso, entonces, las fuerzas del espíritu pueden fluir e incrementarse.
Cada vez que se realice este "ritual" hay que visualizar como el agua va arrastrando todas nuestras negatividades. Todos los malos rollos,todos los enfados,todos los mosqueos que te ha traído este día, se van por el desagüe.
Al salir del agua, quédate en silencio, dejando actuar tu energía ya regenerada.
Si, siempre me siento mucho mejor después de una buena ducha...y tú, a qué recurres cuando te sientes nervioso@, estresad@ o molest@?
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