Las fascias son tejidos conectivos que recubren nuestros músculos, huesos y órganos, y les dan soporte y protección.
Son como una especie de "red" hecha de tejido conectivo, que es como un material muy resistente y elástico que permite que nuestros músculos se muevan y se estiren sin romperse.
Otra función que desempeñan es la de proteger y sostener nuestros órganos.
Por ejemplo, la fascia que recubre nuestros pulmones ayuda a mantenerlos en su lugar mientras respiramos, y la fascia que rodea nuestros intestinos los protege de los golpes y las lesiones. Si tenemos una vida sedentaria, nuestras fascias pueden "pegarse" unas con otras, lo que puede causar dolor y rigidez en los músculos. Por eso es importante mantener nuestras fascias sanas y flexibles, para que nuestro cuerpo pueda moverse de manera fluida y sin dolor.
Cuando las fascias se vuelven tensas o rígidas, pueden limitar nuestro movimiento y causar dolor y molestias en diferentes partes del cuerpo. Las cadenas miofasciales están interconectadas permitiendo la comunicación y la transferencia de energía entre diferentes regiones y sistemas del organismo.
A pesar de que durante mucho tiempo se han considerado como una simple estructura de soporte, recientemente se ha demostrado que las cadenas miofasciales tienen un papel fundamental en el estado de salud del cuerpo humano. A través de ellas se proporciona información sensorial al cerebro. A través de las terminaciones nerviosas que se encuentran en el tejido miofascial, nuestro cuerpo es capaz de detectar cambios en la posición y la tensión muscular, lo que nos permite mantener una determinada postura y realizar movimientos precisos.
También tienen un papel importante en la eliminación de toxinas y desechos metabólicos del cuerpo. A través de la circulación sanguínea y linfática, las cadenas miofasciales ayudan a eliminar los residuos producidos por el metabolismo celular, lo que contribuye a mantener un cuerpo sano.
Las fascias no sólo se ven afectadas por movimientos físicos, sino que reaccionan de la misma forma al estado emocional que experimentamos, respondiendo ante ellos con tensión o con relajación en su estructura, y esto interviene en el estado hormonal del cuerpo. La tensión prolongada en el tiempo puede llevar a desequilibrios en el organismo que favorecen los procesos de enfermedad. De la misma forma, los estados de relajación y liberación miofascial favorecen de forma muy directa a los procesos de recuperación y sanación del cuerpo humano.
A través de su interconexión y comunicación, las cadenas miofasciales permiten que nuestro organismo realice todas sus funciones con sincronicidad. Las cadenas miofasciales pueden ser la clave para aliviar el dolor crónico, mejorar la movilidad y la postura, favorecer cualquier proceso de sanación y aumentar la sensación de bienestar general. Algunas formas de hacerlo incluyen la práctica de yoga y estiramientos, la terapia de masajes y la hidratación adecuada. También es importante evitar el sedentarismo y mantener una postura correcta.
En una consulta, los profesionales bucean en estas redes para dsbloquear y liberar las emociónes que se han quedado atrapadas, y así liberar la tensión y los bloqueos. La sensación que queda es de liberación y, en el pericardio y corazón, será la capacidad de poder respirar mejor.
Así que no subestimes el papel de las fascias en tu cuerpo y empieza a cuidarlas para disfrutar de una mejor calidad de vida.
Nota: El artículo ha sido publicado originalmente en Saludterapia.