LA COHERENCIA Y LA RESISTENCIA
La coherencia emocional existe cuando nuestros pensamientos, sentimientos, palabras y acciones se corresponden teniendo el mismo sentido, la misma dirección, cuando hay unidad entre estas variables.
La unidad entre "el adentro y el afuera".
Cuando expreso lo que siento y digo lo que pienso.
Cuando me comporto en consecuencia con mi interior.
Es interesante que nos observemos en pequeñas cosas, no grandes decisiones que tengamos que tomar. Pequeñeces cotidianas sin mayor relevancia.
Veamos unos pocos ejemplos generales (que ustedes completarán con lo particular, y repito no piensen en situaciones importantes):
¿Voy o no voy?
¿Llamo o no llamo?
¿Le digo que sí o que no?
¿Lo hago ahora o más tarde?
Pensemos ¿cuántas veces logramos estar en coherencia?
¿Nunca, alguna vez, en la mayoría de los casos, siempre?
En una primera capa quizá descubramos el deseo, podemos decir: "Y bueno, si no me gusta hablar por teléfono", "Y si no tengo ganas de hacerlo ahora", "Y si estoy cansada y no quiero salir".
Perfecto.
Ahora, si nos seguimos observando, podríamos ir más allá, y profundizar preguntándonos:
¿Qué provoca la disyuntiva?
La Resistencia
¿Qué provoca la resistencia?
La obligación.
Si no sintiéramos que estamos en algún punto obligados (por nosotros, los demás, las circunstancias, o lo que sea) no sentiríamos la resistencia ni nos debatiríamos entre una cosa y otra, que no es más que el tironeo interno entre lo que quiero y no quiero.
Es muy fácil sentir la resistencia en el cuerpo.
Ahora mismo pueden probar pensando en algo que tienen la obligación de hacer y no tiene ganas.
Hay tensión y una sensación de empujar.
Empujar hacia afuera de nosotros.
Esto es importante porque el cuerpo siempre colabora con sus mensajes. Quizá nosotros no lo tenemos claro, pero el cuerpo sí.
Y cuando nos habituamos a prestarle atención nos beneficiamos enormemente.
La resistencia no sólo aparece ante situaciones o actividades que podríamos sentir como negativas, es decir, nos resistimos porque sabemos que vamos a salir perdiendo, heridos o maltratados.
No.
Muchísimas veces nos resistimos a lo que podría sanarnos, liberarnos, hacernos evolucionar o vivir mejor.
Una alimentación equilibrada, darnos momentos de silencio y tranquilidad, practicar y hacer vida técnicas, ejercicios, o métodos que hayamos aprendido en alguna oportunidad y que tenemos comprobado lo bien que nos hace (meditar, respirar conscientemente, liberar tensión, relajar, entre otras). O simplemente actividades que nos dan placer.
Es curioso, pero la clave sigue siendo la obligatoriedad y el resistirse.
Por eso uno de los capítulos del Método Sedona es liberar la resistencia.
Sigamos pensando y observándonos en distintas situaciones para descubrir qué sentimos realmente, cuál es nuestro "mecanismo", cómo estamos "funcionando".
Pero por favor! no lo tomen como una obligación!
Déjense ser...
Ténganse paciencia...
Respeten sus tiempos internos...
Vayamos comunicándonos las dudas, compartiendo experiencias y lo que vaya saliendo.
Somos nuestro propio centro de experimentación y eso está buenísimo.
María
María Delcé
Talleres de Liberación Emocional
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