Anatomía
El cuello uterino es el segmento inferior del útero, que es visible a través de la vagina. Es una parte importante del tracto genital femenino y cumple con varias funciones, como:
La función menstrual: el cuello del útero es un canal a través del cual fluye la sangre desde el útero. En los casos de ausencia congénita del cuello uterino o de su obstrucción, la sangre menstrual se estanca en el útero.
La función estática: gracias a su ubicación entre el útero y la vagina, mantiene una posición normal de los órganos pélvicos.
La función sexual: con una rica inervación, el cuello del útero estimula la secreción de algunas hormonas y la secreción de la glándula cervical.
La función de fertilización: las secreciones de las glándulas endocervicales por su composición favorecen el ascenso de los espermatozoides.
Embarazo: el cuello uterino es muy importante durante el embarazo y el parto, ya que funciona como una barrera entre el útero y la vagina.
Teniendo en cuenta todas estas funciones, la prevención y el tratamiento de enfermedades del cuello uterino pueden tener numerosos efectos beneficiosos para la salud de la mujer.
Causas de la cervicitis
Las causas de la cervicitis son muy variables, pero a menudo están determinadas por:
La infección por Chlamydia trachomatis
La infección por tricomonas vaginalis
La tricomoniasis asociada con candidiasis
La gonorrea
El virus del herpes simple
El virus del papiloma humano (VPH)
Otras causas menos comunes son: micosis, sífilis, tuberculosis, micoplasma.
Factores de riesgo de la cervicitis
El surgimiento de la cervicitis es favorecido por los siguientes factores:
Infecciones cérvico-vaginales
Trauma obstétrico, que ocurre durante el nacimiento (traumatismo cervical)
Trauma local secundario por contacto sexual, por uso de tampones internos
Dispositivo intrauterino (DIU)
Defectos congénitos ectópicos (el epitelio glandular del canal cervical sale fuera del orificio externo del cuello uterino)
Maniobras locales: legrado, histeroscopia, etc.
Signos y síntomas de la cervictis
El síntoma principal de la cervicitis crónica es el enrojecimiento con leucorrea, una secreción vaginal constante, no muy abundante, que a veces puede contener ranuras de sangre. Su color y su aspecto pueden variar en dependencia del agente etiológico implicado. Por lo general, la presencia de cervicitis no causa dolor, fiebre, trastornos menstruales, y puede evolucionar durante años, pero si los ligamentos que sostienen los órganos pélvicos también se inflaman, entonces puede presentarse dolor de espalda, dismenorrea, dispareunia (relaciones sexuales dolorosas), menorragia (menstruación abundante). La inflamación local provoca cambios en el moco cervical, que pueden afectar a los espermatozoides y su ascenso, pudiendo provocar la infertilidad.
Investigaciones y diagnóstico
Los métodos utilizados para la investigación de enfermedades del cuello uterino son:
El examen clínico: examen vaginal, mediante el cual el médico observa cambios patológicos y posiblemente la presencia de secreciones cervicales.
El examen bacteriológico de la secreción cervical y posiblemente el cultivo y la prueba de sensibilidad ante ciertos antibióticos para determinar la etiología de la infección.
La citología vaginal: revela cambios citológicos.
La colposcopia: un método de inspección del cuello del útero que emplea un instrumento óptico que mejora la imagen, llamado colposcopio. Durante la colposcopia también se realiza la prueba de Lugol, que consiste en aplicar una solución a la mucosa cervical.
El examen anatomopatológico: se toma una biopsia de la mucosa por conización o legrado endocervical.
Diagnóstico
La cervicitis crónica se sospecha tras el examen clínico que pone de relieve cambios inflamatorios, lesiones ulcerosas, deformidades o secreciones del cuello uterino. El diagnóstico de certeza de la cervicitis crónica es determinado por una colposcopia y una prueba de Papanicolaou.
Complicaciones de la cervicitis
La cervicitis puede progresar durante años, con una leucorrea más o menos abundante, a menudo sin presentarse dolor, fiebre, trastornos menstruales o dificultades para la vida sexual, sin embargo a veces la cervicitis se puede complicar por la inflamación de los órganos pélvicos vecinos:
La inflamación de los ligamentos que sostienen el útero y los órganos pélvicos puede causar dolor abdominal, dismenorrea, dispareunia, menorragia.
La salpingitis (inflamación de la trompa de Falopio), puede causar infertilidad, obstrucción tubárica secundaria y procesos inflamatorios.
Infecciones urinarias crónicas.
La inflamación crónica del cuello del útero puede causar estenosis cervical, que puede derivar en la infertilidad. La irritación crónica también puede contribuir al desarrollo del cáncer de cuello uterino. La cervicitis crónica no es la causa del cáncer, pero puede favorecer su aparición. Por lo tanto, el tratamiento de la cervicitis crónica puede ser considerado como una medida profiláctica en la lucha contra el cáncer de cuello uterino.
Tratamiento de la cervicitis
El tratamiento de la cervicitis crónica se compone de dos etapas. La primera fase consiste en un tratamiento médico etiológico, cuyo objetivo es erradicar la infección. El siguiente paso incluye un procedimiento quirúrgico que puede ser uno de los siguientes:
Electrocauterización
Crioterapia
Terapia con láser
Escisión con asa
Conización
Amputación del cuello uterino
Todos estos métodos destruyen o extirpan los tejidos modificados. Es importante tener en cuenta que los síntomas mejoran después de varios días de tratamiento médico y esto no coincide con la desaparición de los cambios en los tejidos, por lo que el tratamiento debe ser completado.
Tratamiento médico: el objetivo del tratamiento médico, en primer lugar, es erradicar la infección, dependiendo del agente etiológico y su sensibilidad a los antibióticos o medicamentos antimicóticos orales. A continuación, se recomienda un tratamiento para la curación de la mucosa, pero en la mayoría de los casos no logra curar completamente las lesiones, por lo que la paciente va a requerir un tratamiento quirúrgico.
Sólo unos 2 meses después de eliminar la infección, y si persisten los cambios cervicales, se podrá indicar la cirugía.
Cirugía: la cirugía se realiza en los primeros días después de la menstruación, para dar tiempo a que la cicatriz se cure antes de la siguiente menstruación y prevenir la infección. Antes del procedimiento se requiere un examen ginecológico para excluir una inflamación aguda del cuello del útero, condición que requiere posponer el procedimiento debido al riesgo de extender la inflamación. Dependiendo de la edad, profundidad de la lesión y la superficie, o la aparición de cambios colposcópicos y citológicos, se puede realizar uno de los siguientes procedimientos:
Electrocauterización
La crioterapia es el método por el cual el tejido patológico se destruye a una profundidad de 3-4 mm, por congelación, utilizando dióxido de carbono, nitrógeno y freón líquido.
La terapia con láser: un método moderno mediante el cual las células se vaporizan, sin causar necrosis de los tejidos, ni úlceras de decúbito. Por lo tanto no queda ninguna secreción posterior como en el caso de la electrocauterización.
La escisión con asa utilizando corriente elétrica: el área modificada se elimina con la posibilidad de realizar biopsias.
La conización: se extirpa una porción de la mucosa del cuello uterino. Este método se utiliza para viejas lesiones recurrentes y lesiones displásicas.
La amputación de cuello uterino: es la extirpación quirúrgica del cuello uterino en el caso de la displasia cervical asociada a la hipertrofia.
Electrocauterización: la electrocauterización es el procedimiento que se utiliza con mayor frecuencia y en él se coagulan los tejidos (quemados) bajo el efecto calórico de una corriente alternativa. Se lleva a cabo en los primeros días después de la menstruación. No se requiere anestesia local, ya que en el cuello del útero hay pocas terminaciones nerviosas. Antes de realizar un electrocauterio se requiere un examen pélvico con antelación para excluir estados que contraindican este procedimiento como el embarazo, la inflamación aguda o subaguda y estados febriles en general. Se recomienda hacer reposo en cama durante las primeras 48 horas después del procedimiento, así como seguir un tratamiento con antibióticos orales durante los primeros 5 días para evitar la reactivación de una infección latente.
En el cuello del útero, precisamente en el lugar donde se realizó la electrocauterización se formará una costra que se desprenderá en 3-4 semanas. Durante esta etapa se mantendrá un flujo vaginal sucio que puede ser seguido por una secreción sanguinolenta, no muy abundante, que puede tardar de 10-15 días. La recuperación total se logra en aproximadamente 6 semanas, durante las cuales se recomienda hacer reposo sexual. Para promover la curación se puede administrar vitamina C por vía oral.