La vida en la gran ciudad, el estrés y la rutina suelen desgastar nuestra boca, sobre todo, los dientes, que pierden su blanco natural, se vuelven opacos y pierden luminosidad. Cuidarlos no sólo garantiza salud, sino un aspecto envidiable. Te enseñamos cómo hacerlo.
Sanas costumbres durante todo el día
Los dientes necesitan, sobre todo, constancia. Una salud dental diaria y evitar algunas malas costumbres garantizan una boca resplandeciente. Nada más levantarnos, nuestra boca ha estado inactiva, por eso es importante beber en ayunas un vaso de agua para favorecer la producción de saliva, ayudando a eliminar las toxinas que crea la placa bacteriana. La siguiente prueba es el desayuno. El esmalte es sensible a los ácidos, por eso, si optamos por tomar fruta ácida por la mañana -una alternativa muy saludable-, recurriremos a zumos naturales, pero tampoco debe faltar la leche. Por supuesto, no debe faltar el cepillado y el enjuague bucal después del desayuno.Hasta la hora de comer, un chicle sin azúcar nos ayuda a producir saliva, que protege la boca de bacterias. A mediodía, la mejor opción para almorzar es evitar las comidas muy calientes o muy frías, que dañan el esmalte. Productos lácteos como el queso o el yogur aportan caseína, proteína de la leche de vaca que protege los dientes frente a la caries. Los alimentos que se pegan al esmalte es mejor evitarlos, ya que suelen perjudicar la blancura de los dientes. De ahí que frutas y verduras sean grandes aliados de nuestra salud bucal.
Para merendar, lo mejor para la dentadura es una manzana. Al morder esta fruta, limpiamos los dientes y fortalecemos las encías. Para beber, nada como el agua, evitando las bebidas refrescantes, que contienen ácidos que erosionan el esmalte. Por la noche nunca debemos olvidar lavarnos bien los dientes y enjuagarnos con un colutorio fluorado: un ejercicio básico para proteger la boca durante la noche.
Un buen cepillado
Para llevar a cabo una correcta higiene dental sólo hay que saber cómo cepillarse bien. Hay que usar el cepillo en vertical con los dientes y en círculos en el caso de las muelas, lo que permite eliminar en profundidad los restos de comida. Tres veces al día, después de cada comida, es más que suficiente.A la hora de cepillar las piezas dentales, tenemos que ejercer una ligera presión con los filamentos del cepillo, para que éstos penetren bien entre los dientes. Para elegir el cepillo, optaremos por alguno con cabezal pequeño que pueda introducirse bien en la boca. Los filamentos serán de nailon con una dureza intermedia. Es conveniente cambiar de cepillo cada tres meses como máximo.
Tampoco podemos olvidar la visita al especialista. No debemos acudir al dentista sólo cuando sintamos algún tipo de molestia. Lo más saludable es realizar una limpieza bucal y una revisión rutinaria cada seis meses.
El problema de la caries
Seguir estos sencillos consejos te mantendrá alejado de un mal muy común: la caries. La destrucción de la estructura de los dientes es la consecuencia de la acción de la placa bacteriana. Esta patología nace de una serie de bacterias que se forman, como una película, alrededor de los dientes y que se adhiere a ellos.Al tomar los alimentos, las bacterias también se benefician. Producen una serie de ácidos que afectan al esmalte y que pueden llegar a generar problemas graves de salud. La placa empieza a acumularse veinte minutos después de haber comido, por lo que es fundamental eliminarla con el cepillado. Si no disponemos de un cepillo, un chicle sin azúcar o una manzana fresca pueden ayudarnos como sustituto provisional.
La caries, un problema crónico que acompaña al ser humano desde siempre, es muy fácil de evitar. Para ello, solamente hay que ser constantes en nuestra higiene dental.