La artritis reumatoide es una enfermedad que conduce al paciente a una discapacidad progresiva: en las etapas avanzadas los individuos afectados se vuelven incapaces de realizar tareas de trabajo e incluso llevar a cabo acciones sencillas de cuidado personal. Es una enfermedad autoinmune: por razones aún desconocidas, el sistema inmune ataca los tejidos de las articulaciones y los daña, y también actúa a nivel sistémico causando daños irreversibles al sistema respiratorio, circulatorio y nervioso.
De acuerdo con los datos de estudios epidemiológicos sobre la población , la artritis reumatoide es la forma más común de artritis inflamatoria. Esta enfermedad se presenta con mayor frecuencia entre los 60 y 65 años, y en 6 de cada 10 casos que son mujeres. A veces afecta a edades mucho más jóvenes, existe la artritis reumatoide juvenil idiopática que afecta a niños y adolescentes menores de 16 años.
Vamos a ver cuáles son los síntomas de esta enfermedad y cómo podemos mejorar el bienestar de las personas que la padecen fijándonos en la nutrición adecuada y un estilo de vida saludable.
Síntomas de la enfermedad
La artritis reumatoide se manifiesta inicialmente por una cierta rigidez al despertar. Este síntoma suele desaparecer al cabo de una hora aproximadamente.
También se puede experimentar fatiga, letargo, apatía, pérdida de apetito y fiebre.
De hecho se trata de síntomas no específicos, por eso los reumatólogos diagnóstico se basan en medidas de diagnóstico como la anamnesis del paciente y de un análisis concreto a cada paciente.
Dieta y el estilo de vida
Todos los pacientes que sufren artritis reumatoide deberían seguir una dieta sana y equilibrada basada en el modelo de dieta mediterránea. El aporte equilibrado de nutrientes necesarios para asegurar que el cuerpo esté en buen estado y mantener un control de peso adecuado son esenciales para esta enfermedad. No es ninguna tontería, pensad que unos quilos de más sobre las articulaciones aún perjudican más al paciente y hacen que sea más molesta de llevar.
Las personas afectadas deberían consumir regularmente cereales, sobre todo integrales, y por lo menos tres porciones de fruta fresca y dos verduras y legumbres todos los días. Un consumo regular de alimentos ricos en fibra promueve la buena función intestinal.
Exactamente como lo sugieren los principios básicos de la dieta mediterránea, la carne – preferentemente blanca y delgada – debe consumirse sólo 3-4 comidas a la semana, y debe fomentarse el consumo de pescado. Este último es una fuente de omega 3 que se ha demostrado que tienen una gran acción anti-inflamatoria, cosa que va de lujo en esta enfermedad. También lo podemos encontrar en aceites como el de canola, maíz, oliva, linaza o soja.
No lo confundáis con el omega 6!!! Este otro ácido graso hace el efecto contrario y empeora el estado de inflamación, es el que se encuentra en comida frita, fast-food, yema de huevo y carne hecha a la parrilla o fritas temperaturas muy altas sobretodo…
Incluye sí o sí aceite de oliva virgen en la dieta. Es un antiinflamatorio natural que puede ejercer una acción similar a un ibuprofeno o una aspirina en estos casos de inflamación, gracias a su contenido en olecantal que le confiere esta acción antiinflamatoria no esteroidal (AINE). La cantidad similar a un ibuprofenos de 200mg serían 3 cucharadas y media de aceite de oliva (que representan unas 400 calorías).
La leche (debe ser de soja y baja en grasa). Si contiene un 3% de grasa o más (sería una leche entera) no es recomendable, es más, debería evitarse, igual que los quesos duros con más contenido en grasas. ¿Por qué? Afectan sobre la inflamación de la enfermedad empeorando su estado. Además, muchas veces las personas con artritis reumatoide (no siempre) también sufren intolerancia a la lactosa, con lo cual, la leche de vaca no es nada recomendable, por eso usar es bueno usar una leche alternativa.
Eso sí, se debe limitar al máximo la ingesta de grasa saturada, de sal y azúcar refinado. Estos alimentos están vinculados a tener un mayor riesgo de padecer enfermedades graves del sistema cardio-circulatorio.
Además de los ajustes necesarios en la dieta es bueno que los pacientes con artritis reumatoide sigan, dentro de los límites de la etapa de la enfermedad, un estilo de vida activo.
Es aconsejable visitar regularmente a un fisioterapeuta, no sólo en los más graves si no en todos. Los fisioterapeutas pueden ayudar a mantener un buen tono muscular. Siempre que se pueda es recomendable realizar paseos a diario y hacer cada día los ejercicios que el especialista nos haya indicado.