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En el sendero ya camino de vuelta a casa empieza a llover me doy un poco de prisa pero al final prefiero pararme en el camino y refugiarme a cobijo del puente que cada día me sostiene al pasar ? y allí bajo la lluvia empiezo a imaginar? me gusta pasear junto a tus risas ? tu mirada brillante cuando me explica lo que has soñado y lo que se ha hecho realidad? me gusta cuando me sorprendes con relatos siento tu voz vibrar ? y en un acto de entusiasmo me abrazas y me dices que aunque a veces la lluvia oscurece el cielo siempre que miras un rayito de luz brillante sale como rayo y serena el ambiente y aparezco en tus pensamientos alumbrando los cuentos? historias? vivencias que algún día compartiremos aunque a veces parezca que todo se acabe? me gusta tus pequeños detalles ? tus palabras escritas que miro y remiro y leo y releo hasta que algún día del papel saldrán bailando y como siempre se sembraran en mi corazón donde en cada suspiro ? en cada oleada de nacimiento me recuerda cuando al despertar estas mirándome y sonríes como enamorado apunto de zarpar? y aquí sentada escuchando el sonido de la lluvia, el riachuelo pasar por mis zapatos ? zapatos que recorrieron aquel camino que siempre nos lleva a descansar a la sombra del árbol que guarda los secretos, contados por tantas parejas que quizás ya no se aman pero que si algún día deciden volver a su cobijo les recordara que el amor no se olvida sólo lo duermes ? en algún lugar escondido en los recuerdos vividos? no se puede dejar de amar? sólo se puede olvidar ? para poder engañar el daño que hace la impotencia del orgullo llevado al extremo pero que tarde o temprano factura pasara ? quiero mi banco? quiero tus palabras? quiero esos abrazos que nadie más puede dar? la oscuridad enloquece ? atemoriza los sentimientos? ellos presos del pánico? de la incertidumbre ?. Del saber que ya nunca más podrá sentir la vida sino el peregrinaje de un gran desierto donde la muerte acecha pero no tan cerca como piensa quien un día conoció el amor de tan bonita flor ? Raquel Ayres