La infancia es una etapa esencial en la vida y, por ello, es de especial importancia que la alimentación infantil sea variada, bien estructurada y equilibrada. El objetivo es evitar cualquier tipo de malnutrición que pueda tener repercusiones en el posterior desarrollo y estado de salud del niño. Además, en esta etapa se instauran los hábitos alimentarios, por lo que es muy importante incidir en que éstos sean adecuados y saludables, ya que se mantendrán a lo largo de nuestra vida.
Los requerimientos de energía y nutrientes varían durante la infancia y dependen de varios factores como el grado de maduración del organismo, el crecimiento individual de cada niño, el sexo, la actividad física y la capacidad para utilizar los nutrientes que proceden de la dieta.
A partir de los 3 años las necesidades de energía se sitúan en torno a 80 kcal/kg de peso y día, y no hay diferenciación por sexo hasta la adolescencia. En la adolescencia es importante que la alimentación infantil aporte las necesidades individuales de energía y cubra las necesidades aumentadas de proteínas, vitaminas como la A y la D y minerales como el hierro, el cinc y el calcio, los cuales son imprescindibles en la etapa de crecimiento.
¿Cómo debe ser la dieta en los comedores escolares?
Basándonos en las necesidades nutricionales a estas edades, se pueden elaborar una serie de recomendaciones dietéticas para la alimentación infantil. Pero antes, es importante recalcar que:
No existen alimentos permitidos o prohibidos, sino dietas que se ajustan o no a las recomendaciones para la población a la que se dirigen. También es importante mencionar que no existe un modelo de “dieta ideal”. Lo importante en la alimentación infantil es realizar una dieta variada, no solo que contenga los distintos grupos de alimentos, sino que también incluya distintos procesos culinarios, elaboraciones y presentaciones, para que el plato resulte más atractivo para el consumidor, en este caso los niños.
En los comedores escolares, también debe tenerse en cuenta la realización de dietas especiales para aquellos niños que presenten algún tipo de alergia o intolerancia alimentaria, como la intolerancia al gluten o a la lactosa. Además, debe ofrecerse la posibilidad de recibir una alimentación especial por motivos culturales o religiosos, excluyendo el cerdo u otros alimentos que no están permitidos.
Frecuencia de consumo de los distintos grupos de alimentos
Patatas, cereales y derivados: Estos alimentos, ricos en hidratos de carbono, deben constituir la base de la alimentación infantil, sobre todo en la infancia debido al gran requerimiento de energía. Además, aportan fibra dietética, especialmente si se consumen en sus formas integrales. Estos alimentos son bajos en grasa y aportan minerales como el calcio, hierro y zinc. En el menú escolar pueden estar presentes como plato principal, ingrediente de una receta o como guarnición de un alimento proteico. Según los hábitos alimentarios de la población y su valor nutritivo se recomienda consumir de 2 a 3 raciones de estos alimentos al día. Respecto al pan, debe estar presente en las comidas del comedor de forma diaria y se recomienda consumir de 2 a 4 raciones al día.
Legumbres: Las legumbres poseen un bajo contenido en grasa y son ricas en hidratos de carbono complejos y fibra. Además, tienen vitaminas (riboflavina, tiamina y ácido fólico) y minerales (hierro, calcio y magnesio). Se recomienda consumir de 2 a 3 raciones por semana.
Frutas, verduras y hortalizas: Contienen gran cantidad de vitaminas, minerales y compuestos antioxidantes como la vitamina C, ácido fólico, carotenoides (ß-caroteno, licopeno) y vitaminas del grupo B (exceptuando la B12, solo en alimentos de origen animal). Gracias a un consumo elevado de frutas y verduras en la alimentación infantil, se pueden alcanzar las recomendaciones diarias de vitaminas y minerales entre los más pequeños. Se recomienda consumir al menos dos o tres piezas de fruta diarias (entre las que se debe incluir un cítrico), y dos o tres raciones del grupo de las verduras y hortalizas. En total, cinco raciones al día como mínimo. Para más información sobre el consumo de frutas y hortalizas podemos acudir a la página web de “5 al día”. Estos alimentos son rechazados con frecuencia por la población infantil al inicio. Para contrarrestar esto, es muy importante variar las elaboraciones, ofreciendo distintas texturas, formas, colores y sabores.
Frutos secos: Por su gran valor energético y la gran aceptación que tienen por parte de los niños, están especialmente indicados en la alimentación infantil. Se pueden utilizar para complementar la media mañana, la merienda o distintos postres.
Aceites y grasas: A la hora de elaborar las distintas recetas en el comedor escolar, es importante recalcar que se deben utilizar preferiblemente aceites vegetales monoinsaturados como el aceite de oliva y poliinsaturados como el aceite de girasol. Uno de los objetivos de la alimentación debe ser la promoción y el consumo del aceite de oliva virgen extra desde la etapa infantil.
Pescados y mariscos: Aportan proteínas de alto valor biológico, vitaminas como la D y minerales como el calcio y el yodo. El consumo de pescado es una perfecta alternativa al consumo de otros alimentos con alto valor proteico, pero con peor calidad de la grasa. Se recomienda un consumo mínimo de 4 raciones a la semana entre pescados (blanco y azul), moluscos y crustáceos.
Carnes: Debido al contenido en grasas saturadas que presentan las carnes, y el consumo excesivo de proteínas por parte de la población española, es aconsejable un consumo moderado de este grupo de alimentos. Se recomienda , aproximadamente unas 3 o 4 raciones a la semana., alternando entre carnes magras como el pollo, pavo o conejo, y carnes más grasas como el cerdo o la ternera.
Huevos: Las proteínas del huevo son las de mayor valor biológico, lo cual convierte al huevo en un alimento con un gran valor nutricional, especialmente en la alimentación infantil. Se recomienda consumir alrededor de 3 raciones de huevos a la semana.
Lácteos y derivados: Aportan proteínas de buena calidad y gran cantidad de minerales y vitaminas entre los que destacan el calcio y las vitaminas A y D. Si no existe ningún tipo de contraindicación, se debe ofrecer leche entera, y prestar especial atención al consumo de postres lácteos, que no deben sustituir a la fruta, los yogures o la leche. Se recomienda consumir de 2 a 4 raciones al día.
Dulces y Snacks: Hay que tener especial cuidado con este grupo de alimentos en la población infantil ya que suelen contener gran cantidad de grasas saturadas y de azúcares simples. Además de ello, hay que remarcar el elevado aporte calórico y su escaso aporte de vitaminas y minerales, o bajo valor nutricional.
En relación al resto de las comidas del día, es importante complementar la comida realizada en el comedor escolar con la cena y merienda, evitando repetir los alimentos que ya han sido consumidos en el colegio, y obteniendo así una alimentación infantil completa.
En la merienda se pueden incluir frutas, lácteos o bocadillos, aportando entre el 10-15% de las necesidades de energía diarias. También es importante promover la “cena en familia” y sin distracciones, ya que numerosos estudios lo asocian con patrones de ingesta dietética más saludables.
Conclusiones sobre la Alimentación Infantil
Como conclusión, debemos destacar la importancia de que los niños realicen una dieta variada y equilibrada, incluyendo alimentos de todos los grupos y en las cantidades recomendadas.
También es importante fomentar el consumo de frutas y verduras, limitando aquellos alimentos que tienen un elevado aporte valor energético pero escaso contenido en nutrientes, como es el caso de las chucherías, bebidas carbonatadas, snacks,
Otro aspecto que adquiere especial relevancia y a veces se deja olvidado, es la importancia de fomentar los conocimientos nutricionales y gastronómicos entre las familias y el alumnado. Con el objetivo de promover una alimentación infantil saludable, se pueden organizar sesiones de educación nutricional y culinaria con los niños y los padres.
Sabiendo toda esta información ya solo nos queda ¡ponernos manos a la obra!
Silvia Cadavid Villagrá
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