Cuando nos sentimos estresados el cuerpo reacciona tensando los músculos, lo que puede producir no sólo dolor sino molestias de todo tipo, y es que para estar y sentirse bien tenemos que aprender a relajarnos, lo que aporta muchos beneficios a nuestro organismo.
Aprende a relajarte:
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Cuando estamos relajados el corazón late más despacio, la respiración es más lenta, la tensión muscular se alivia y baja la presión sanguínea y también se disminuye la tensión física y mental.
Aspectos a tener en cuenta para relajarse:
Evita todo lo que te pueda distraer
Los mejores momentos para intentar relajarte es cuando nos vamos a dormir, cuando estamos preocupados o doloridos.
Debemos relajarnos entre 20 – 30 minutos diarios
Como todo necesita práctica, quizá al principio no seamos capaces de relajarnos completamente, pero luego lo podremos hacer en cualquier momento y lugar.
Ejercicio de respiración:
Los ejercicios de respiración no sólo nos ayudan a relajarnos, sino que resultan muy útiles en caso de dolor, por eso se le da tanta importancia a la respiración en los partos.
Es importante aprender a respirar bien, utilizando los pulmones completamente y siendo conscientes del ritmo de nuestra respiración, y aprender a utilizar la respiración en situaciones de estrés. Además respirar correctamente aporta al organismo el oxígeno suficiente para nuestro cerebro.
Respira de forma lenta y profunda.
Al expulsar el aire observa como el cuerpo se relaja.
Respira de una forma rítmica, de forma que resulte natural para tu cuerpo.
Para concentrarte en la respiración es importante que estés pensando en lo que haces, te puede ayudar decir en silencio “inspirar, uno, dos” “expirar, uno, dos”
Realiza todos los pasos del 1 al 4 una sola vez y durante 20 minutos aproximadamente repite los pasos 3 y 4.
Cuando finalices suspira de forma lenta y profunda y dí en silencio “me siento bien” o alguna otra frase similar.
Técnica de relajación nº 1:
Túmbate boca arriba, con todo el cuerpo estirado.
Respira despacio y empieza a imaginar un cielo muy azul, sin nubes.
Durante unos minutos recuerda el olor y la sensación del aire y lo bien que te hace sentir un día así.
Añádele al cielo un gran océano azul en calma.
Imagina el ruido de las olas y lo bien que te hace sentir, piensa en ello unos minutos.
Después añade a esa estampa, al cielo y al océano, la imagen del sol cuando amanece.
Deja que te inunde la sensación de frescura y renovación que transmite el amanecer, y disfruta de ese momento.
Al finalizar te sentirás completamente relajado.
Técnica de relajación nº 2:
Siéntate o túmbate, de modo que estés cómodo, con los ojos cerrados.
Respira de forma lenta y profunda, relajando todos los músculos del cuerpo, desde la cara hasta los pies.
Concéntrate en la respiración, es muy importante no distraerse ni pensar en otras cosas.
Si algún pensamiento se cruza en tu camino déjalo pasar, no profundices en él.
Permanece quieto, en la misma posición, hasta que abras los ojos, y cuando lo hagas lo debes hacer muy despacio.
Estírate y desperézate.
Notarás una sensación de bienestar.
Ya lo sabes, aprende a relajarte y gana calidad de vida.
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