Estudios recientes han demostrado que las personas que a causa de malos hábitos u otras razones (como el estrés, los ronquidos o problemas de ansiedad) no duermen bien, tienen una mayor tendencia a ganar peso.
Esto se debe a que cuando dormimos menos de las siete u ocho horas normalmente aconsejadas, se pueden generar trastornos en el funcionamiento de una hormona llamada leptina, la cual controla la saciedad. Al mismo tiempo, la falta de sueño también incrementa la producción de otra hormona llama grelina, que regula el hambre.
Por lo tanto, pocas horas de sueño pueden generar hábitos de alimentación desordenados, que eventualmente llevarán a ganar peso. Por ejemplo, si dormimos poco y mal, al día siguiente es probable que tengamos más hambre de lo normal y que particularmente busquemos consumir alimentos con un alto contenido calórico .
Entonces, darle al cuerpo la cantidad de horas necesarias para descansar, no sólo puede mejorar los niveles de energía y el estado de ánimo de una persona, sino que también trae grandes beneficios físicos. Cuando descansamos correctamente, tanto nuestro cuerpo como nuestra mente están en equilibrio y esto permite que se haga más fácil mantener nuestro peso y llevar una vida más sana en general.
Obviamente, acumular horas de sueño no será suficiente para compensar una vida sedentaria y una mala alimentación. Hacer actividad física regularmente (como por ejemplo salir a caminar al menos media hora por día) y consumir frutas, verduras, y carnes con bajo contenido de grasas, son los complementos perfectos para llevar una vida sana.