Además, parece que importancia de dormir bien no entra en el ritmo de vida actual, ya que esta no permite descansar las horas necesarias y esto, al final, acaba repercutiendo, a corto y largo plazo, sobre la salud.
A corto plazo:
1. No dormir suficientes horas provoca hambre en exceso y ansiedad. Además, te apetecerá comida poco saludable.
2. Tendrás más riesgo de sufrir un accidente por conducir con sueño, ya que el tiempo de reacción aumenta.
3. El insomnio también repercute en el físico, provocando que te veas menos atractivo y con un aspecto más decaído.
4. El sistema inmunitario también sufre las consecuencias y se debilita, haciendo que la probabilidad de sufrir gripe sea mayor.
5. Se pierde tejido cerebral, ya que los niveles de sangre de las moléculas cerebrales aumentan, generalmente por un daño cerebral.
6. Sentimientos a flor de piel porque las regiones emocionales están más activas, lo que provocará que las reacciones sean más descontroladas e inadecuadas.
7. Menos concentración, más problemas de memoria. Estar cansado afecta a la capacidad de concentración y, además, te vuelve más olvidadizo, lo que dificulta el aprendizaje y la retención de conceptos.
A largo plazo:
1. Existe una mayor probabilidad de sufrir obesidad debido a que se consumen más calorías.
2. El riesgo de padecer cáncer incrementa. Dormir menos de seis horas multiplica el riesgo de sufrir pólipos colorrectales que, con el tiempo, pueden ser malignos. Además, hay estudios que lo relacionan con el cáncer de mama.
3. Aumenta el riesgo de derrame cerebral, sobre todo en adultos y ancianos.
4. También se incrementan las posibilidades de padecer enfermedades crónicas como la diabetes de tipo II, ya que existe una menor sensibilidad a la insulina.
5. De la misma forma ocurre con las enfermedades cardiacas, debido a que la presión sanguínea se eleva, las arterias se obstruyen y aparecen fallas cardiacas.
6. Puede afectar a la fertilidad debido a que se produce una disminución del número de espermatozoides en el semen.
7. Dormir menos de 6 horas aumenta el riesgo de morir, como consecuencia, en gran medida, de las enfermedades que esto desencadena.
Sin embargo, no es necesario dormir las 8 horas que se recomiendan, ya que esto, en ocasiones, puede llegar a ser contraproducente. De hecho, las personas que duermen siete horas al día tienen una tasa de mortalidad menor que quienes duermen ocho horas o más. Lo ideal, según los expertos, es dormir entre 6,5 y 7,4 horas, aunque dependerá de cada persona y de la edad. Por ejemplo, los bebés de 1 a 2 años han de dormir entre 11 o 14 horas, y un adulto, desde que cumple 18 años, 'solo' necesitaría de 7 a 9 horas de sueño.
Los motivos que originan insomnio son múltiples, los más habituales son:
1. Haber tenido un día muy ajetreado, lo que provoca que cuando sea la hora de dormir estés todavía bastante activo y no concilies el sueño.
2. Las complicaciones y problemas que han surgido durante el día y que decides resolver en la cama.
3. Estar preocupado o angustiado por algo.
4. A veces, cuando estás relajado en la cama, empiezas a darle vueltas a algún asunto que te provoca inquietud, y el sueño desaparece. Además, planear el día siguiente tampoco es la mejor opción para dormir.
Pero si los episodios no son ocasionales y se producen habitualmente, lo recomendable es que te pongas en manos de un especialista debido a las múltiples patologías que se pueden desarrollar por no descansar correctamente durante un amplio periodo de tiempo.
Aún así, el orientador de salud de Ata Pouramini sugiere estos hábitos para que conciliar el sueño sea mucho más fácil y así puedas conseguir todos los beneficios de descansar correctamente:
1. La habitación donde dormimos debe convertirse en un lugar apropiado para conciliar el sueño. Por lo tanto, es importante que evites la luz y busques el silencio.
2. Desconecta los dispositivos móviles y evita ver la televisión antes de dormir, ya que las imágenes de las pantallas excitan el cerebro y te costará más conciliar el sueño
3. Se recomienda cenar 90 minutos antes de ir a dormir. Además, los alimentos que se ingieran deber ser ligeros y, si pueden ser, ricos en tiptrófano, ya que aumenta la producción de melatonina, la hormona del sueño. Además, debes evitar las bebidas excitantes, como los refrescos o el café.
4. Es importante realizar ejercicio o alguna actividad relajante, como la meditación o el yoga. Pero estas actividades físicas han de realizarse a media tarde o tres horas antes de acostarse.
5. Si tras 20 minutos no te duermes es porque no estás relajado y, por lo tanto, te va a costar quedarte dormido. Lo mejor es que te levantes y te pongas a leer, ya que dar vueltas y vueltas en la cama no provocará que caigas rendido, al contrario, puede ponerte nervioso y desvelarte aún más.
6. Cambia de colchón cada 10 años y ventílalo todos los días durante 5-10 minutos antes de hacer la cama. Además, se recomienda darle la vuelta cuatro veces al año, de izquierda a derecha y de la cabeza a los pies.
7. Intenta seguir unos horarios y una rutina para organizar el sueño. Trata, en la medida de lo posible, de irte a dormir y despertarte a la misma hora. Además, crea una rutina antes de irte a dormir para que tu cuerpo sepa que cuando este 'ritual' se produce es porque es la hora de irse a la cama.
No olvides que dormir no es sólo un placer sino una necesidad y que el estado de ánimo depende, de cierto modo, de la calidad del sueño.