Así, si te preguntáramos ahora mismo si alguna vez has dormido con lentillas, o si te has bañado en una piscina sin quitártelas, ¿me equivoco al afirmar que seguramente responderías que sí? Y es que, aunque la teoría está clara, a la hora de llevarla a la práctica es fácil caer en el mal uso. Pero no estás solo, habla con cualquiera que use lentillas y comprobarás lo comunes que son los malos hábitos respecto a su uso.
Por esa razón, hoy queremos recalcar la importancia de cuidar de nuestros ojos, recordando algunos errores que están casi 'normalizados' en el uso de las lentillas y que deberías evitar a toda costa:
1. Dormir con las lentillas puestas. Como hemos dicho, se trata de uno de los errores más comunes. Ponte en situación: estás en el sofá a punto de caer rendido en el momento de la siesta y recuerdas que llevas las lentillas puestas, pero la pereza y la comodidad del momento te impide levantarte para quitártelas, ¿a qué te suena? ¿Y cuál es el resultado? Pues ojos irritados, secos y dañados. Mientras dormimos, los párpados se encargan de producir humedad para limpiar los ojos de bacterias, sin embargo, las lentillas van a absorber toda esa humedad, provocando dicha sequedad.
2. Reutilizar el líquido que viene con la lentilla en la cápsula individual. Este líquido, una vez abierta la lentilla, puede haber acumulado bacterias, suciedad... Por ello, siempre debemos utilizar líquido nuevo para guardarlas. ¡La higiene es fundamental!
3. Meterse en el mar o la piscina con las lentillas puestas. Es cierto que resulta muy incómodo bañarse en la playa sin poder distinguir bien a los que nos rodean y con el miedo de 'colarnos' en un grupo ajeno (¿también os ha pasado? ;-)). Sin embargo, es importante no bañarse con ellas puestas, pues las lentillas retienen la humedad y, por ello, también pueden retener los organismos presentes en el agua.
4. Ducharse con lentillas. La razón es la misma que en el caso anterior, y el resultado puede ser sequedad, lentillas que parecen quedarse 'pegadas' a los ojos e, incluso, infecciones.
5. Pasarse de tiempo. Si en la caja de tus lentillas pone “diarias”, “mensuales”... ¡hazle caso! Nada de excusas como “total, por un día más”, pues el día puede convertirse en semanas y las consecuencias pueden derivar en sequedad ocular, infección...
6. Limpiar las lentillas con agua o... ¡con saliva! Así es, aunque parezca increíble, hay personas que utilizan este método para limpiar las lentillas ante imprevistos, transmitiendo directamente al ojo las casi 60 mil bacterias que puede haber en nuestra boca. Pero, aunque el agua parezca más inofensiva, tampoco sirve para limpiarlas, pues no va a eliminar toda la suciedad y, además, puede transmitir bacterias. Por eso, lo mejor es llevar siempre una cápsula de suero fisiológico en el bolso o cartera.
Ya hemos hablado de los errores más comunes en cuanto al uso de las lentillas, pero, ¿qué hay de los mitos? Así es, a pesar de que las primeras lentillas surgieron en los años 60 y 70 y de que hoy en día son millones las personas que las usan en todo el mundo, aún hoy siguen existiendo mitos respecto a ellas y a su uso. ¡Hoy vamos a acabar con ellos gracias a la tienda online de lentillas de reemplazo española VisiónDirect.es!
1. Son difíciles de usar y mantener. ¡Todo lo contrario! Cuando te acostumbras a ponértelas tardarás apenas segundos. Y mantenerlas es tan fácil como guardarlas en el recipiente que te proporcionará la óptica con el líquido de lentillas adecuado.
2. Pueden ser incómodas. Existen lentillas de diferentes tipos, con distintas curvatura y diámetro, por lo que la óptica te recomendará las más adecuadas para tu ojo, ¡y ni las notarás!
3. No hay lentillas para mis ojos. ¡Es muy difícil que esto ocurra! Hoy en día encontramos lentrillas para miopía, presbicia, astigmatismo...
4. ''Soy muy joven o muy mayor para lentillas''. A partir de los 8 años ya se pueden empezar a emplear lentillas. Por su parte, es cierto que al envejecer puede que necesitemos otro tipo de modelos, pero nuestra óptica se encargará de ajustárnoslas.
5. Las lentes de contacto aumentan las infecciones. No son las lentillas, sino el mal uso y una incorrecta higiene, las responsables de tener infecciones.
6. Las lentillas pueden perderse detrás del ojo. ¡Nada más lejos de la realidad! Es físicamente imposible por la fisionomía del ojo, así que puedes estar tranquilo.
7. Las lentillas son un producto muy caro. Aunque es cierto que requieren una mayor inversión que las gafas, ya que no las sustituyen, siempre podemos encontrar alternativas. Por ejemplo, las lentillas mensuales son más económicas que las diarias, y seguramente podrás encontrar un modelo que se ajuste a vuestra graduación, vuestro ojo y vuestro presupuesto. Además, en tiendas online como VisionDirect.es podemos encontrar lentes de contacto hasta un 45% más baratas, de todo tipo de modelos (diarios, mensuales, trimestrales...) y de las mejores marcas.