Existen distintos gestos de salud que puedes adoptar para cuidar de ti mismo. Pero, la solidaridad, también es posible a través de la salud. El gesto de ser donante de sangre es un ejemplo de ello. El miedo a las agujas, la aprehensión hacia temas médicos o el desconocimiento pueden hacer que alguien descarte de entrada esta opción. Sin embargo, existen muchas y muy buenas razones para ser donante de sangre.
1. Solidaridad
Conviene que tomemos conciencia de cómo un gesto tan sencillo puede tener tanta trascendencia. Dona sangre puede salvar vidas, no de un modo metafórico, sino literal. La medicina se alimenta de muchos avances logrados en este campo, sin embargo, la sangre es un bien natural que no puede fabricarse de una forma artificial.
2. Sentido común
En relación con el punto anterior, la importancia de ser donante de sangre es un ejemplo de sentido común puesto que cuando tomamos conciencia del bien que podemos hacer con este gesto podemos valorar esta situación desde una perspectiva realista. Sin embargo, es muy importante recordar que este gesto siempre debe ser, ante todo, libre y decidido por uno mismo.
3. Empatía
Tu sangre puede salvar a otras personas. Pero, a su vez, otras personas queridas por ti, gente de tu entorno próximo, pueden sufrir algún tipo de circunstancia en la que se requiere de una transfusión de sangre. Este ejemplo imaginado en primera persona puede ayudarte a comprender mejor cómo la donación es un gesto de empatía. Un gesto de empatía determinante en muchos momentos en los que la salud está en riesgo, por ejemplo, como consecuencia de los daños sufridos en un accidente de coche que deriva en una situación de urgencia.
Por tanto, este gesto nace de la inteligencia social de comprender la salud como un bien social. Y, en muchos momentos, la esperanza nace de la transfusión de sangre.
4. Donar en cualquier momento
Mientras que para muchas cuestiones, el tiempo es un factor determinante, por el contrario, puedes donar sangre cuando lo decidas. Lo ideal es no esperar a que haya una urgencia para dar este paso ya que la sangre donada también requiere de un proceso posterior.
5. Satisfacción personal
Vivimos condicionados con la idea de que toda acción tiene un premio posterior. Sin embargo, la acción de donar sangre es inmanente, es decir, el premio es intrínseco a la propia acción de donar. El donante experimenta satisfacción, bienestar y alegría al sentir cómo este gesto puede transformar la vida de tantas personas de un modo actual o potencial.
6. Colaborar con la medicina
Mientras que para ser un buen médico, necesitas estudiar muchos años de medicina y seguir un estricto proceso de formación para trabajar en el sector, ser donante es una experiencia que te permite contribuir al avance de la medicina de una forma más sencilla.
Por tanto, si te planteas ser donante de sangre, solicita información personalizada para aclarar todas tus dudas sobre el proceso.