Por eso, hoy, a través de nuestras indagaciones, utilizando como fuente diarios nacionales y artículos de la OMS (Organización Mundial de la Salud) intentamos arrojar un poco más de luz.
Carnes rojas
carnes de tonalidad roja, como su nombre indica, que proceden del cerdo, de la vaca y de otros animales mamíferos. Son carnes ricas en proteínas y por tanto aportan energía. Son muy recomendables cuando se está en edad de crecimiento y deben consumirse con moderación en edad adulta, según también se indica en la dieta mediterránea.
Carnes blancas
Estas carnes proceden de aves. Pollo, pavo, son de las más representativas aunque el cochinillo y el cordero son carnes blancas también, de hecho las únicas que son blancas cuando el animal es joven y rojas cuando el animal es adulto.
Carnes procesadas
La OMS reconoce como carne procesada la carne que ha sido transformada a través de la salazón, el curado, la fermentación, el ahumado, u otros procesos para mejorar su sabor o su conservación. La mayoría de las carnes procesadas contienen carne de cerdo o carne de res, pero también pueden contener otras carnes rojas, aves, menudencias o subproductos cárnicos tales como la sangre. Ejemplos de carne procesadas serían los embutidos o las salchichas. Las carnes procesadas deben consumirse con moderación como se indica en la dieta mediterránea. Como todo, abusar de su consumo no es saludable a la larga pero si es bueno como parte de una dieta variada.
Carnes sin procesar
son aquellas que no han sido sometidas a ningún proceso antes de su comercialización ya sea para mejorar el sabor o la conservación. Así, podemos englobar aquí el cochinillo y el cordero lechal por ejemplo, ya que no pasan por ningún proceso antes de su consumo.
La carne en la dieta
Por último hay quienes están a favor o en contra de la carne como parte de la dieta y como todo, una cosa es comer carne y otra pasarse. Ante la duda siempre nos gusta hacer referencia a la dieta mediterránea que es un referente de alimentación a nivel mundial. En ella se recomienda el consumo diario de productos como el pan, la fruta o las hortalizas y semanal en productos como la carne banca y roja.