Hay docenas de dietas diferentes, pero qué digo yo…¡cientos! Desde las más populares dieta paleo y vegetariana, hasta la dieta ying/yang o la del bizcocho (rica, rica…). Unas dietas son más interesantes que otras, pero casi todas tienen algo que aportar.
Por ello, mi intención no es convencerte de que cambies aquello que personalmente te va bien (me refiero a una dieta con intencionalidad), sino apoyarte en tu camino, optimizando lo que ya estás haciendo, y si cabe, mejorarlo.
Hay ciertas ideas que se pueden aplicar a cualquier dieta con resultados positivos. Aquí te traigo diez para que empieces a saborear…
10 Consejos para mejorar la dieta:
1.Bebe tus ensaladas
En lugar de ponerte en montón de lechuga en un plato y pasarte un
buen rato masticando, te propongo ponerla en una batidora potente (tipo Vitamix) para predigerirla. Los gorilas tienen mucho tiempo para masticar las hojas y lo hacen a conciencia (es su trabajo). Pero la mayoría de nosotros no tiene el tiempo ni la fuerza digestiva para sacar todos los nutrientes que están “atrapados” en la celulosa y esto, con el tiempo, puede llevar a malnutrición (si sólo comemos “verde”).
Pon un buen puñado de lechugas variadas en tu batidora, añade alguna fruta y uno o dos extras (como pepinillo, zanahoria, apio…) y finalmente añade agua de coco como base. Fácil, ¿no? Ahora bate este cóctel hasta que quede de un color verde homogéneo y no puedas ver ningún trozo de lechuga. Ya está.
No tomes tu “ensalada” de golpe. Saborea cada trago para que las enzimas de la boca empiecen a hacer su función. Disfrútalo sabiendo que tu estómago va a tener el trabajo mucho más fácil.
Por cierto, ésta es una forma genial de que los niños tomen ensalada sin quejarse.
2. El plan 3+2
Deja de picar. Quizás pienses que tú sólo haces 3 comidas y que tienes esto bajo control, pero la verdad es que la mayoría de gente anda picando, aunque sea poca cantidad, casi todo el rato y acaban haciendo más de 7-8 comidas. Presta atención y verás… Cada vez que tomas algo de zumo, un fruto seco, un pedacito de esto o de aquello….pones toda una maquinaria en funcionamiento (digestión). Es como meter el coche en “boxes” para que te arreglen un rayoncito en la chapa.
Haz tres comidas al día. Esto evita que tu hígado y tu sistema digestivo estén constantemente trabajando. Y si tienes hambre (sobre todo para aquellos con problemas hormonales como disfunción adrenal) haz dos snacks saludables si lo necesitas, pero nada más.
3. Deja 2-3 horas desde que cenas hasta que vas a la cama
Éste es un consejo antiguo y muy saludable, pero que con frecuencia no se tiene en cuenta. En cuanto empiece a bajar el sol empiece a pensar en preparar la cena. Y hazme un favor, no veas “Juego de Tronos” mientras cenas; es mejor prestar atención a tu comida con tranquilidad.
Dice la sabiduría popular que “la comida descansada y la cena paseada”. Si te metes en la cama con la digestión a medio hacer el cuerpo no va a poder empezar las operaciones de detoxificación y regeneración que son tan importantes después de un día de estrés y obligaciones.
4. No comas carne o pescado para cenar
Dice el Ayurveda que nuestra digestión es más poderosa cuando el sol está en su cenit. Mi experiencia personal así lo confirma. Por eso, pienso que deberíamos comer la carne o el pescado al mediodía y nunca en la cena ya que tardan más tiempo en digerirse. Esto te ayudará a irte a la cama con la digestión bien hecha como te comentaba más arriba.
Para resumir, en el desayuno y la comida es mejor tener una carga de proteínas mayor y las porciones más abundantes (sobre todo al mediodía). Y ya en la cena, la cosa debería ser más ligera, sobre todo si ya se ha puesto el sol. Esto es lo que afirma el ayurveda, y es algo que a mí me parece en consonancia con nuestros ciclos biológicos.
5. Prueba lo nuevo
Tendemos a comer siempre lo que nos gusta y dejar de lado aquellos sabores diferentes o que no conocemos. No necesitas empezar a comer cosas exóticas, sino tener una mente un poco más abierta en el supermercado. En la sección de frutas y verduras tírate al río y coge alimentos/hierbas/verduras que nunca antes habías probado o que no son de tus favoritos (algunos ejemplos: arúgula, diente de león, eneldo, berza…etc.).
Según el doctor Richard Aiken (“The new ancestral diet”) son precisamente los alimentos con sabores nuevos y/o amargos los que reactivan la capacidad inmunitaria y digestiva (activando el hígado). Es como practicar ejercicios diferentes a tu rutina habitual para “confundir” al cuerpo y fortalecer músculos que normalmente no usas. Experimenta y expande tu paladar.
6. El ángel del agua
En un viejo manuscrito encontrado en el Vaticano llamado “El evangelio esenio de la paz” se dan distintas directrices para estar más sano. Una de ellas es comer en compañía del “ángel del agua.” Es decir, masticar hasta que tu comida se ha vuelto agua/líquido.
Normalmente masticamos hasta que ya no hay más sabor porque comemos, en gran parte, por las sensaciones que la comida nos trae. Si ya no cruje, sabe salado o dulce…nos apresuramos a llenarnos la boca otra vez. Pero es que la función principal del comer es nutrirnos, no buscar nuevas experiencias (aunque una cosa no quita la otra…).
Entonces, no te olvides. Siéntate a la mesa a nutrirte y para ello debes masticar bien. Te aseguro que tu digestión y absorción van a mejorar un 200% (sí, es un número totalmente inventado :)).
7. El ángel del aire
Y donde hay dos caben tres. Así que invitamos también al “ángel del aire” que es simplemente el respirar. Cuando acabes de tragar tu último bocado no te tires al plato como si alguien fuese a quitártelo. Respira una vez con tranquiladad….Aaaagggg. Entonces, con calma vas a por otro. Esto mantendrá tu sistema parasimpático (el encargado de la digestión) activo mucho más que las noticias de la tele o tu serie favorita.
Quizás estés pensando: pero es que si mástico y voy tan despacio…no tendré tiempo de acabarme el menú combinado, y sólo tengo 30 minutos para comer..bla bla bla. ¡EXACTO! Es que a lo mejor no necesitas comer tanto…y simplemente lo haces porque digieres la mitad de lo que comes, ya que no te enseñaron en la escuela come hacerlo correctamente. ¿Cuánta gente hay sobrealimentada pero malnutrida? No sé, pero un montón.
Cuando digieres bien los alimentos (aunque parezcan menos) tu cuerpo tendrá los bloques de construcción necesarios para sus funciones y no te pedirá estar comiendo todo el tiempo. Nuestros ancestros no comían tantas calorías porque sus sistemas de digestión eran muy eficientes. Esto es lo ideal.
8. Muévete un poco antes de comer
No vayas de la silla del ordenador a la silla del comedor. Muévete un poquito antes de empezar a comer. No hace falta que sea mucho, simplemente camina un poco por el pasillo de casa o el trabajo, agáchate, flexiona un poquito brazos y piernas… y mueve esa sangre y linfa. ¿Listo para atacar el menú? Venga.
El aumentar la circulación y mejorar la respiración es el primer paso para empezar la digestión con buen pie. A lo mejor, hasta te hace olvidar las tareas del trabajo, despejando tu cabeza y relajándote para disfrutar con tranquilidad de tu comida.
9. Remoja las semillas y nueces
En la naturaleza, uno de los instintos más fuertes es el de proteger a la progenie. Las plantas no son una excepción e intentan salvaguardar sus semillas añadiéndoles diferentes clases de antinutrientes. Estas moléculas evitan que las bacterias y los hongos las ataquen.
¿Cuándo se hacen las semillas más susceptibles a los ataques externos? Con la lluvia, que las hace germinar…Por eso, comer semillas o nueces sin haberlas remojado no es algo saludable.
Simplemente pon tus nueces y semillas a remojo por la noche y cuando te levantes ya las tienes listas y con muchas menos protecciones “antidigestivas.” Observa cómo después de hacerlo se ponen malas en 2-3 días cuando antes no lo hacían (¡estaban protegidas!). No tienes excusa para no hacer esto, es barato y superfácil.
10. Aprende a degustar y apreciar lo simple
Ya lo decía Da Vinci, “la simplicidad es la máxima sofisticación” (también en la comida). Pienso que tenemos que aprender a apreciar los sabores que nos ofrecen la naturaleza en sus formas más simples para no complicar en exceso nuestros platos. ¿Qué hay de malo en tomar unas patatas con aceite y sal sin más? ¿Realmente necesitas segundos y terceros platos?
Buscamos las sensaciones de lo complicado porque nuestra mente no nos deja disfrutar de lo simple. Pero al final esa búsqueda constante de “aquello que nos haga felices por un segundo más” es siempre infructuosa, también con el comer.
Cuando te liberas de la necesidad de probar siempre algo diferente o complicado, ganas algo de libertad y también la perspectiva de que la simplicidad que rodea tu vida (y que intentas evitar) es, en realidad, la clave para disfrutar todo lo demás.
Conclusión
La ciencia de la nutrición nos enseña qué comer. Hoy quería traerte unos consejos sobre el cómo comer, que es el arte. Los dos son importantes, pero lo bonito es que todos podemos dar pasos para optimizar nuestra nutrición desde la dieta que ya seguimos.
Te animo a incorporar estos 10 consejos durante 30 días. Es posible que te conviertas en el raro del grupo, pero llévalo con orgullo porque estar sano hoy día es un acto revolucionario. Y si tu experiencia es positiva con estos consejos, pásate por aquí para dejar un mensaje y apoyar a otros en el camino.
Este mundo necesita más gente sana por dentro y por fuera, así que no dudes más y empieza a invertir ya en lo que más vale.
¿Qué otros consejos para mejorar la dieta tienes?
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