Alicia no podía dormir. La cama era cómoda. Muy cómoda, pero se sentía confundida. No entendía aquella sensación que la había invadido al estar junto a Antonio. No podía borrar su imagen de su mente. ¿Cómo era posible que a estas alturas se pudiera sentir atraída por él? ¿Pero, qué clase de atracción era? ¿Sentía algo por él o era simplemente pura atracción sexual? Fuera lo que fuese era incapaz de olvidarse de él. Pensar que ahora mismo estaba durmiendo justo debajo de ella la aceleraba aún más.
Ella no era la única que no conseguía alcanzar los brazos de Morfeo. A pocos metros bajo su habitación, Antonio daba vueltas en su cama. Los últimos acontecimientos, las miradas de Alicia, sus comentarios le hacían pensar que había una posibilidad de alcanzar su sueño. ¿Desde cuándo estaba enamorado de aquella chica? Desde siempre, ella había sido su primera novia. Su novia del cole. A los cuatro años, él tenía el privilegio de poder aguantarle la mochila cuando estaban en la fila a la espera de entrar en clase. Luego, él se interesó más por el balón, los intercambios de estampas de fútbol.... mientras ella jugaba con las niñas a la comba, el elástico...
Nunca pudo apartar sus ojos de ella. La vio crecer, pasar de niña a adolescente. Vio sus escarceos amorosos en el instituto con recelo desde la lejana cercanía. Vigilante junto a Andrés de si ese chico les gustaba o no. Alejaban de ella a todo aquel, que no les gustaba, sin que ella se diera cuenta. ¿Cuántos novios le había conocido? Había perdido la cuenta. Al único que no había conocido era al tal Brian, seguro que si Andrés lo hubiese conocido, también le hubiera puesto pegas. No lo conocía pero tenía la impresión que el exmarido de Alicia no le había prestado la atención suficiente, tenía la sensación que vivía más preocupado por su trabajo que por los sentimientos suyos y de los demás.
Sin embargo, el que parecía sí preocuparse por los sentimientos de ella y mostrarle devoción absoluta era Gonzalo. A Antonio no se le ocurría ni una sola pega que ponerle a Gonzalo. De no sentirlo como un contricante, de haberlo conocido de otra manera, podían haber sido amigos. Le había caído muy bien. Esa era la verdad. Y si él tenía que perderla, ¿perderla? ¡Si nunca la he tenido! pensó, mejor hacerlo contra él. A Andrés, sin duda alguna, Gonzalo le gustaría como cuñado.
Noche de insomnio en la ciudad. Morfeo se negaba a trabajar. Al menos era la sensación que tenía Gonzalo, su cabeza no dejaba de dar vueltas y vueltas. ¿Cómo era posible que tras años de no verla Alicia le produjera los mismos sentimientos? ¿Qué demonios feromonas soltaba aquella mujer que lo volvía loco? Desde que se habían tropezado el viernes no había sido capaz de pensar en otra cosa que no fuera ella. Esta última semana estaba espeso en el trabajo. Le costaba razonar y todo era por darle vueltas y vueltas al mismo tema, Alicia.
Sí, ocho años hacía que no se veían. Ambos se habían casado y divorciado. Y justo al estar libres los dos sus caminos se cruzan. ¿Tenía razón Enrique al decirle que aquella era su oportunidad? Oportunidad que no debía dejar pasar. No estaba seguro.Se había sentido tan cerca de ella durante la cena del pasado viernes, por eso, se había decidido a llamarla hoy. Quería ofrecerse para ayudarla con la mudanza. No esperaba que ya la hubiera hecho y mucho menos que Antonio estuviera allí. ¿Qué había entre ellos? ¿Verdaderamente, sólo era el mejor amigo de su hermano?
_No, no. Nada de eso, estoy seguro que Antonio está coladito por ella. Sólo hay que ver cómo la mira._ Dijo en voz alta mientras volvía a dar otra vuelta en la cama._Y ahora son vecinos y hoy estaba allí con ella..._Volvió a decir.
Alicia notaba que sus ojos cada vez le pesaban más y poco a poco el sueño la fue invadiendo. Los párpados le pesaban y notaba la dulce llegada del sueño mientras la imagen de Gonzalo le vino a la mente. De un salto se sentó en la cama. ¿Qué le estaba pasando? ¿Qué locura era aquella? ¿Se sentía atraída por dos chicos a la vez? ¿Por dos chicos a los que hacía años que conocía? Sí, estaba claro que por Gonzalo se había sentido atraída. ¿Quién no? ¡Mucho menos si bailabas con él!Sin embargo, a Antonio siempre lo había visto más como a un hermano, ¡habían crecido juntos!¡Casi se conocían desde que llevaban pañales! Las imágenes de Antonio y Gonzalo se entremezclaban en sus pensamientos.
_Alicia, olvídate, relájate y duérmete que mañana te espera otro día entre cajas..._Se dijo así misma mientras se ponía los auriculares para escuchar música en el Ipod. La música de Enya consiguió evadirla y alcanzar el mundo de los sueños.
Noche de sueños entremezclados. Protagonistas cruzados en un triángulo amoroso que la hizo despertar sudorosa a las cuatro de la mañana. Alicia se levantó de la cama. Necesitaba refrescarse. Tenía la boca seca, la lengua pastosa, necesitaba un buen vaso de agua. Entró en la cocina a por el agua y salió a la terraza. Necesitaba sentir el fresco de la noche. No había nadie por la calle. La ciudad dormía. Al mirar hacia la calle no pudo evitar ver como se encendía la luz de la habitación de Antonio.
_Vaya, Antonio, tú tampoco puedes dormir._ Dijo en baja voz mientras observaba la silueta de su amigo acercarse a la ventana.