La importancia de las palabras, de lo que dices, de cómo lo dices, de para qué lo dices y de si es más importante decirlo que guardar silencio.
Cuántas veces hablamos de más. Cuántas veces hablamos de menos. Cuántas veces nuestro silencio transmite lo que ni siquiera saben transmitir las palabras.
El daño que dice una palabra mal dicha, puede hacer igual de daño que nuestro silencio ante una injusticia.
Hoy hablamos tanto y creemos saber tanto, que no valoramos el poder o la sabiduría del silencio.
En el trabajo, con tu colaborador, con tu compañero, con tu proveedor, con tu cliente, con tu familia, con tus amigos, con quien te sirve, con quien te puede ayudar, con quien necesita tu ayuda, con quien necesita tu consuelo... ¿Qué importante puede ser escuchar? ¿Qué importante pueden ser tus palabras?
Ahora todo el mundo sabe de todo, opina de todo, cuestiona todo; criticando y juzgando a todo aquel que se cruza en su camino y sin siquiera querer conocer el por qué de sus acciones o comportamientos. Parece que es más fácil humillar que alabar.
La importancia de pararse a escuchar es superada por la prisa, la falta de interés, el egoísmo y la soberbia.
El mundo necesita personas que se detengan, que escuchen, que piensen, que razonen, que analicen y que sean valientes para tomar las decisiones adecuadas aunque no sean las políticamente correctas.
El mundo necesita personas que hablen cuando hay que hablar; que defiendan lo que hay que defender; que sean portadores de la verdad y no meros consentidores de la mentira y la falsedad.
Hoy el ruido tóxico que se transmite parece querer ocultar la realidad influyendo en todos esos que por cobardía, comodidad o ignorancia, no quieren ver más allá de lo que esconde tanto mensaje dañino y manipulador.
Pero todavía hay muchos que saben ver, escuchar y hacer que se oigan sus palabras. Todavía quedan valientes que dan testimonios llenos de verdad y de valores. Todavía quedan muchos a los que les importan las personas, dejando a un lado sus propios intereses. Todavía hay muchos que defienden lo que muchos prefieren callar para no significarse. Todavía hay muchos que prefieren ser auténticos ante tantos que solo copian, prefiriendo seguir a la manada y aplaudir aunque el espectáculo no le haya gustado a nadie.
No olvidemos la importancia de escuchar. No olvidemos la importancia de opinar. No olvidemos la importancia de la valentía. No olvidemos la importancia de la verdad. No olvidemos la importancia de la defensa de los valores. No olvidemos la importancia del silencio ante tanto ruido tóxico. No olvidemos la importancia de ser auténticos.
Muchas gracias por estar aquí y compartirlo.
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