Hace unos días encontré un interesante artículo en www.mamanatural.com en el que hablaba de los cambios o situaciones en las mujeres embarazadas y que no está de más que nuestras parejas conozcan para así sobrellevar mejor estos momentos.
Seguro que más de una se sentirá identificada con lo que va a leer a continuación; y en algún momento o embarazo de los que hayas tenido habrás tenido vivencias similares.
Se trata de un verdadero arte del vínculo interpersonal con la pareja: el hombre necesita aprender a descifrarla, a ser paciente y tolerante.
Gestar un bebé es un trabajo arduo: la madre debe ser el objeto de numerosos cambios físicos y emocionales a medida que el niño crece en su vientre. A pesar de los dolores y molestias del embarazo, este periodo es un momento donde la madre se vincula con el feto a través de momentos íntimos y hermosos: la primera patada, el aumento de tamaño del estómago, entre otros.
Cuando hablamos de ese lapso de tiempo, tendemos a circundar la particular relación entre la madre y el hijo, dejando a un lado la presencia del padre. Por consiguiente, las experiencias paternales durante el periodo de gestación, quedan deliberadamente relegadas.
De acuerdo con el escritor del Huffington Post, Aaron Gouveia, esta negligencia sucede cuando un hombre debe relacionarse con una mujer embarazada. Se trata de un verdadero arte del vínculo interpersonal con la pareja: el hombre necesita aprender a descifrarla, a ser paciente y tolerante. Razón por la cual, el escritor se dedicó a escribir trece consejos humorísticos, con base en su experiencia y en el sentido del humor, que cada hombre debería conocer acerca de las mujeres embarazadas:
Prepárate para cualquier antojo que pueda tener. Muchos papás primerizos no tienen consciencia de las urgencias que los antojos puedan desatar. Cuando ella diga: "tengo hambre", quiere decir que en verdad tiene hambre en ese preciso momento: no está dispuesta a esperar media hora para cenar. Ofrécele un snack antes de salir al restaurante, y durante el trayecto. Prepáralos con anticipación durante nueve meses, y verás que te irá de maravilla.
La comida: lo tuyo es de ella, y lo que es de ella? está fuera del alcance. Es común que, durante la vida de pareja, estén acostumbrados a compartir muchas cosas: desde la comida hasta, incluso, ropa. Sin embargo, durante el periodo de gestación, el compartir alimentos adquiere nuevas reglas: lo que es tuyo, es de ambos; lo que es de ella, es de ella y ya.
Prepárate para ganar un poco de peso. ¿Has notado que en los últimos meses, todos los temas de conversación se relacionan con la comida? Es probable que tú te adecues a los antojos de ella; y en consecuencia, uno de los efectos secundarios del embarazo es tu propio aumento de peso.
Nunca le comentes acerca de lo mucho que está engordando. Aunque comprendamos que ella está aumentando de peso por la presencia del bebé, cada vez que Aaron Gouveia le comentaba a su esposa acerca de este hecho, ella lo paraba en seco diciendo: "DEJA DE DECIRME QUE ESTOY GORDA. YA SÉ QUE ESTOY GORDA. NO NECESITO QUE ME LO SEÑALES." Cuando en realidad, para él, era un proceso donde ella se veía más bella que nunca, y donde evidentemente ella iba a engordar.
Otro efecto es el "Cerebro de embarazada". Aunque sea un término creado por los medios, el "Cerebro de embarazada" es real: empieza con pequeños olvidos, como buscar los lentes que están sobre su cabeza; pero después, empeora al olvidar cerrar la puerta o las ventanas en pleno invierno, no recordar actividades que ella está acostumbrada a hacer, entre otros.
Despídete del sentido del humor. La buena noticia es que ella tendrá un bebé. ¿La mala? Que no hay espacio en la recámara para un bebé y su sentido del humor.
También despídete del sexo. No siempre sucede, pero probablemente te sentirás sexualmente frustrado. El primer trimestre será, por mucho, el peor. Los síntomas del embarazo la obligarán a darte la espalda, provocando que te sientas detestado. En el segundo trimestre, podrás recuperar un poco de sexo (de una a dos veces a la semana); así que disfrútalo porque no volverá a suceder hasta muchísimo después.
Sí, sus senos aumentarán de tamaño; no, no puedes tocarlos. Es un efecto similar a cuando visitas una tienda de mascotas: ves a unos hermosos cachorros detrás de la vitrina, la cual impide tocarlos. No puedes acariciarlos, aunque desees. Están demasiado sensibles.
Tu pene no puede lastimar al bebé. No, no puede asustarlo ni tocar su frente. Y no sólo eso, cualquier sugerencia de lo contrario desatará una batalla naval con tu pareja.
Te reemplazarán por almohadas (así que acostúmbrate a dormir en el sofá). Dado que el embarazo es un proceso delicado, las mujer necesita una posición adecuada y cómoda para dormir, utilizando hasta 40 almohadas para lograrlo. No habrá espacio para las almohadas, tu pareja y tú.
No la trates como si fuera un vaso de vidrio. Muchos hombres, con el instinto protector, lo hacen; sin embargo, cuando ella está embarazada, su instinto protector aumenta el doble. Es cuestión de dejarla libre sobre lo que es capaz, saludablemente, de hacer.
Muchas mujeres embarazadas son flojas. Sí, esta verdad es incómoda. Pero, debido a que están viviendo dos vidas en un cuerpo, ellas se agotan más fácilmente.
No puedes quejarte de todo lo que leíste. No puedes siquiera menciónárselo a tu pareja; porque, aunque sea verdad, no querrás desatar una bomba atómica. Sus hormonas están en periodo de volatilidad? ¿Qué te han parecido estas situaciones? ¿has vivido alguna? ¿quieres compartir otras y asi les hacemos un manual a los futuros papás?
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Foto: Matthew Hogan/flickr