Este es el caso de los medicamentos inhibidores de la bomba de protones (IBP), como el omeprazol, pantoprazol, esomeprazol, lansoprazol y rabeprazol. Básicamente, lo que hacen los IBP es bloquear la producción de ácido clorhídrico.
La revista Salud Alter Natura del mes de mayo ha publicado el artículo “Inhibidores de la bomba de protones: un próximo escándalo sanitario” en el que afirma que,
Algunos de los medicamentos que se usan para combatir el exceso de acidez estomacal presentan graves riesgos para la salud. Tan graves que quizá sean retirados del mercado de aquí a diez o quince años el tiempo que tardará en estallar el escándalo.
Hace más de diez años que ya leí estudios que indicaban los problemas que podían originar este tipo de medicamento. Parecería lógico que un gastroenterólogo estuviera enterado de estos estudios, sin embargo tuve la experiencia directa de que no siempre es así, o siguen la rutina ya establecida.
Hace unos siete años me diagnosticaron gastritis, úlcera gástrica y esófago de Barrett. Tras el ingreso hospitalario el médico me indicó alimentos a evitar y omeprazol de 20 mg durante dos semanas. A los tres días ya me tomaba jugo natural de aloe vera que había leído que iba muy bien.
Las endoscopias posteriores mostraron que la gastristis y la úlcera habían desaparecido, y el Barrett estaba mejor.
Pues cuando dos años más tarde en la revisión anual veo a un nuevo especialista, primero parece sorprendido que la úlcera hubiera desaparecido, le digo que me encuentro bien y va y me prescribe omeprazol, ¡no de 20 sino de 40 mg! a tomar diariamente hasta la próxima revisión anual.
Por supuesto no lo tomé, y cual sería mi sorpresa al año siguiente que me toca un gastroenterólogo diferente, cuando me pregunta si estoy tomando el omeprazol y le digo que no, me responde que muy bien, sin querer explicar porqué había hecho bien no tomándomelo.
¿Cómo habría afectado a mi salud si durante un año me hubiera tomado omeprazol de 40 mg cada día?
Leyendo la Ficha Técnica del Omeprazol resulta que tiene un largo listado de posibles efectos secundarios, sin embargo parece que no se tienen realmente en cuenta en el día a día con los pacientes.
¿Cómo puede haber personas tomando Omeprazol durante años, y con la aparición de nuevas afecciones que leyendo los posibles efectos secundarios sería suficiente para por lo menos dejar de tomarlo?
La revista Salud Alter Natura destaca los siguientes problemas que causan los medicamentos IBP:
Carencias vitamínicas y de minerales.
Afecta principalmente a la vitamina B12, que las consecuencias a largo plazo son: dolores crónicos, depresión, anemia, demencia precoz…; y de la vitamina C.
También afecta a los niveles del hierro, dando lugar a anemias; a los de magnesio, que una carencia importante puede tener graves consecuencias ya que el magnesio interviene en la regulación del ritmo cardiaco; y tambien dificulta la absorción del calcio.
2. Fracturas óseas
Los siguientes estudios indican esta consecuencia:
“Terapia a largo plazo con inhibidores de la bomba de protones y riesgo de fractura de cadera”
Estudiaron más de 13.000 casos de fracturas de cadera en adultos mayores de 50 años, y observaron un aumento del 44% entre las personas que consumían IBP a largo plazo, y de hecho cuanto mayor era el tiempo de tratamiento mayor el riesgo, hasta un 59% tras cuatro años de tratamiento.
“Uso de inhibidores de la bomba de protones, fractura de cadera y cambios en la densidad mineral ósea en mujeres postmenopáusicas: resultados de la Women’s Health Initiative.”
Este estudio en mujeres postmenopáusicas señaló un mayor riesgo no sólo de fracturas de cadera, sino de vértebras, muñeca y antebrazo.
3. Modificaciones bacterianas
Reducir la acidez del estómago es privarle al organismo de un gran mecanismo de defensa, ya que esta acidez es mortal para la gran mayoría de las bacterias patógenas que ingerimos.
Esta desprotección va a afectar no sólo al sistema digestivo, afectando nuestra microbiota, sino también al respiratorio, pudiendo provocar neumonía.
Y lo que resulta chocante, por decirlo de algún modo, es que la infección por la bacteria Helicobacter pylori puede tener peores consecuencias si se está tomando IBP, pero los IBP suelen recetarse en caso de infección de esta bacteria.
4. Funciones cardiacas y renales deterioradas
El estudio “Uso de inhibidores de la bomba de protones y el riesgo de infarto de miocardio en la población general” indica que tomar IBP aumenta el riesgo de infarto entre un 16 y 21%.
Y el estudio “Inhibidores de la Bomba de Protones y Riesgo de Incidente CKD y Progresión a ESRD” demuestra que el uso a largo plazo de IBP puede aumentar el riesgo de deterioro de la función renal.
La Vanguardia publicaba el pasado enero el artículo `Un “exceso de uso” de omeprazol puede tener consecuencias para la salud´ en el que se indica ante la ligereza con la que se consume que,
La coordinadora del Grupo de Trabajo Digestivo de la Sociedad Española de Médicos de Atención Primaria (Semergen), Mercedes Ricote, alerta sobre un “exceso de uso” de omeoprazol, tanto por prescripción médica como por compra sin receta, a pesar de los efectos para la salud de un uso inadecuado.
La doctora Ricote incide en la importancia de “sacar del error” a los ciudadanos sobre los “beneficios” del medicamento a través de los profesionales sanitarios, pero también de los medios de comunicación, que deberían “hacerse eco de este problema”.
El artículo “Ciertos Medicamentos Para la Acidez Estomacal Podrían Aumentar Su Riesgo de Ataque Cardiaco” explica que estos medicamentos realmente fueron diseñados para tratar sólo unos ciertos problemas graves, nunca para la acidez estomacal, y debían ser prescritos por el médico y ser utilizados durante una semana como máximo.
Y advierte que,
¿Está entre los 20 millones de personas que toman un medicamento antiácido para inhibir la acidez estomacal?
Si es así, por favor, tenga en cuenta que la mayoría de los riesgos superan los beneficios, y que hay muchas alternativas y estrategias efectivas para eliminar la acidez, sin efectos secundarios graves.
El artículo es muy ilustrativo sobre cómo “desengancharse” de la toma de estos medicamentos, ya que tienen un efecto rebote y el estómago genera más acidez. Se ofrecen estrategias a seguir, como eliminar alimentos procesados, azúcares, lácteos, y tomar alimentos prebióticos, probióticos, vinagre de manzana, betaína, jugo de aloe vera, raiz de jengibre, bicarbonato de sodio, astaxantina, infusión de olmo, glutamina, etc.
En definitiva, parece que es otro caso donde un medicamento que puede ser muy útil en ciertos casos y en un tiempo limitado se ha convertido en la gallina de los huevos de oro y está causando más problemas que solventa.
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