En la Prehistoria necesitaban un movimiento más amplio para poder escalar árboles y protegerse de los depredadores o agarrarse a sus madres que cargaban a los niños igual que lo hacen los simios. En esos tiempos la estructura ósea era más parecida a la de nuestros “hermanos” monos. Tras comenzar a andar sobre dos extremidades los pies han evolucionado hasta los pies que tenemos hoy. Mucho menos flexibles y menos fuertes de lo que fue en aquellos tiempos.
Muy interesante es el estudio sobre este desarrollo del antropólogo de la Universidad de Boston, Jeremy DeSilva.
Estudios sobre los pies de mono
Sus estudios sobre este campo no quedaron ahí, sino que Jeremy DeSilva y su compañera, de la misma universidad, Simone Gill lanzaron una investigación sobre la pisada y los pies de mono de la sociedad actual.Estudiaron la pisada de 400 personas que iban a visitar el Museo de Ciencias de Boston. Les hicieron andar descalzos grabaron sus movimientos para monitorizar sus pisadas.
El estudio determino que 1 de cada 13 personas todavía tienen los pies flexibles. Esto quiere decir que el cuarto metatarso lo tienen más desarrollado y lo pueden curvar mucho más que la mayoría de las personas. En un sistema bipedo casi es una desventaja o esos es lo próximo que quiere estudiar DaSilva. Una herencia de nuestros antepasados que fueron los grandes simios.
Posiblemente el uso de calzado ha sido la razón por la que hemos evolucionado y dejado atrás los pies de mono.
Las personas habituadas a andar descalzos o con calzado más natural lo siguen manteniendo como se vio en el estudio que realizaron estos antropólogos en 2013 publicado por la Americal Journal of Physical Anthopology.
Otros estudios posteriores como el de Robin Huw Compton de la Universidad de Liverpool, señala que el porcentaje de humanos con la flexibilidad en los ligamentos de la zona media del pie y que se ha denominado “pie de mono” puede ser más amplia de lo que nos imaginamos.
Quizás el calzado no ha desarrollado la morfología de nuestros pies a lo largo de los años, pero ha condicionado la flexibilidad y la fuerza que tenemos en ellos. Solo por el hecho de que no usamos al completo todos los músculos, huesos y ligamentos al caminar. Por ello, es importante un buen calzado que nos dé la posibilidad de que nuestra pisada sea lo más natural posible. Un mal calzado da la posibilidad de deformar y debilitar nuestros pies eliminando el “pie de mono”.