En este proceso, en el de habituarnos a una nueva rutina de alimentación, pasaremos por momentos de motivación (sobre todo al principio porque algo nuevo siempre gusta y solo pensar en los resultados tenemos más ganas de ponernos a ello), por momentos de desánimo cuando por alguna circunstancia no estamos llegando a lo que pensábamos o incluso, o puede que asome el aburrimiento. A esto hay que sumar nuestras reacciones cuando estas actitudes aparecen y esos grandes impulsos de sabotaje o mejor dicho, de autosabotaje nos incitan a volver a la antigua pauta aunque no sea la más saludable ni la que mejor nos viene.
¿Por qué entonces nos autosaboteamos si sabemos que lo mejor para nuestro organismo es cuidarnos?
Porque nos cuesta cambiar de hábitos, eso ante todo y después porque aquellos alimentos que más nos dañan nos causan placer por las sustancias que llevan incluidas (azúcares, grasas, fritos, harinas blancas, etc).
Si asociamos dieta a restricción estamos fritas. Una muy buena sugerencia es que los nuevos hábitos que adoptes sean placenteros y saludables. De esta manera no echarás de menos un paquete de galletas que por muy ricas que estén te llevan a alimentar tus michelines, fomentan las caries, alteran emocionalmente, y además no solucionan el motivo por el cual comiste más de la cuenta.
¿Qué es exactamente el autosabotaje?
Quizás deberíamos haber empezado por ahí porque quizás estás teniendo esta práctica pero ni tu mismo lo sabes. Autosabotaje es aquella actitud o acciones mejor dicho que pones en práctica tú mismo para reaccionar a lo que estás haciendo que es conveniente para ti pero que te supone un gran esfuerzo. Suelen ser acciones muchas veces inconscientes o a las que no les ves mayor repercusión pero que realmente, sabes que las tienen, ya que te alejan de tu objetivo.
¿Por qué entonces nos autosaboteamos en una dieta?
Primero porque como venimos diciendo, un nuevo hábito siempre es difícil para todos. Salir de la zona de confort, por perjudicial que sea esta, siempre es complicado y ahí, afloran muchas emociones y sentimientos que son los que nos harán caer. El más importante y que siempre está, el miedo. Si, el miedo es el que nos hace autosabotearnos y comer aquello que no debemos. El miedo es que el que nos dice que nosotros no podremos, que será un empeño imposible para nosotros, que mejor desistir porque somos débiles así que, superando este miedo podremos pasar a otro punto. Pero, ten siempre en cuenta que superar un miedo no es que desaparezca de nuestras vidas, sino aprender a vivir con él o ellos y saber gestionarlos de manera que no nos bloqueen.
Por otro lado, también hay una clara relación entre el autosabotaje y el autorrechazo. Cuando sueles comer compulsivamente o de manera inadecuada, suele ser porque no te sientes bien, ¿te has fijado que cuando te sientes centrada y serena te es más fácil cuidarte, y que además disfrutas con ello? Cuando no nos sentimos bien, o pasamos una situación difícil tendemos a rechazar ese sentimiento de malestar, buscamos sentirnos mejor, y algunas personas recurren a la comida. Y no hace falta que te explique que comer de más no soluciona ninguno de tus problemas, y que incrementará tu sufrimiento.
Empiezo a dejar de rechazarme cuando me acepto
Hablando de lo que hablamos significa aceptar esas emociones incómodas, o esos pensamientos desquiciantes. Rechazar lo que sientes, te lleva curiosamente a aferrarte más a ello. Darte permiso para sentir esas emociones, observar esos pensamientos, genera el espacio suficiente para que integres lo que necesita ser integrado y el resto lo sueltes. Las emociones fluyen, deja que sigan su recorrido natural, cosa que siempre te deja con buen cuerpo ¿recuerdas la última vez que te reíste?¿o la última vez que lloraste? cuando te das permiso para expresar tus emociones desde la aceptación siempre te quedas con buen cuerpo.
A modo de conclusión podemos decir que nos saboteamos porque rechazamos una parte de las emociones o pensamientos que en ese momento fluyen a través nuestro, intentamos acallarlas con comida desbocada. La próxima vez en vez de rechazar lo que sientes, dale la bienvenida, acéptalo, acógelo, inspíralo. Verás que cuando pones ahí tu atención, esas emociones se irán transformando hasta que las sueltes, las expires, dejando en ti su estela de sabiduría.
Gracias por leerme,