Para deshacernos de las desagradables placas debemos seguir dos pasos fundamentales: reposar y beber mucho líquido. Si nos saltamos estas pautas, la enfermedad que provoca las placas en nuestra garganta se puede alargar muchísimo más de lo que debería.
Sin embargo, por mucho reposo y líquido que bebamos, las placas no dejarán de ser muy incómodas los primeros días, por lo que es necesario que busquemos algunos remedios caseros para aliviar el dolor y pasar la enfermedad lo mejor posible. Nosotros te proponemos los siguientes:
- Mezcla un limón con agua tibia y una cucharadita de miel. Tómalo lentamente para que haga efecto en la garganta. También se puede añadir una infusión de tomillo o sustituir el limón por una cucharada de vinagre de manzana.
- Haz gárgaras con agua a la que le hayas añadido una cucharada de bicarbonato.
- El ajo tiene bastante propiedades. Entre ellas, funciona como alivio para el dolor de garganta. Debemos prepararla en forma de té siguiendo estos pasos:
1. Pon unas pocas rodajas de ajo en una taza de agua y caliéntala durante 2 minutos en el microondas.
2. Extrae las rodajas de la taza y añade tu té favorito a la misma.
3. Si te apetece acompáñalo de miel u otro endulzante que te guste.
4. Bébetelo y siente como disminuye tu dolor de garganta.
- Envuelve un trapo con agua caliente o coloca una almohadilla alrededor de la garganta. De esta forma combatiremos el dolor desde fuera y aunque no será suficiente para eliminar las placas, si te servirá de gran alivio.
- Las infusiones de manzanilla, romero, cardamomo o menta también son recomendables para hacerle frente a las placas.
Hay otro tipo de ayudas que puedes encontrar en farmacias como caramelos, sprays o aerosoles que también pueden ser muy útiles para que nuestro dolor de garganta desaparezca o por lo menos se reduzca.
No obstante, recuerda que el objetivo de estos remedios es el de aliviar las molestias y que, en muchos casos no son suficientes para eliminar las placas de pus. Así que si no notas ninguna mejoría pasados 3 o 4 días lo más recomendable es que acudas a tu médico de siempre y que él estime si necesitas un tratamiento basado en antibióticos.
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