La diabetes es una enfermedad crónica y hasta ahora incurable, que se caracteriza por altos niveles de glucosa en sangre. Son varias, y muy diferentes, las causas que pueden provocar su aparición. Genética, obesidad o sedentarismo son sólo algunas, por ello se dice que ningún diabético es igual a otro.
Entre sus síntomas más frecuentes destacan:
Visión borrosa.
Sed excesiva.
Fatiga.
Micción frecuente.
Hambre.
Pérdida de peso.
Irritabilidad.
No obstante, estos pueden presentarse de forma diferente según la persona y el tipo de diabetes que sufra.
A continuación se detallan los diferentes tipos de diabetes apuntando lo que les diferencia.
Diabetes tipo 1 y tipo 2
La diabetes tipo 1 se trata de una de las patologías crónicas diagnosticadas en niños y jóvenes, e incluso adultos jóvenes, más frecuentes actualmente. No obstante puede detectarse a cualquier edad. Está provocada por un mal funcionamiento del páncreas. Concretando más, aparece cuando éste deja de fabricar suficiente cantidad de insulina, lo que hace necesaria una inyección diaria de esta sustancia. De no hacerlo, la glucosa se acumularía en el torrente sanguíneo y el cuerpo sería incapaz de utilizarla para generar energía.La diabetes tipo 2, por su parte, es la variedad con más pacientes. Se la conoce también como la ‘diabetes del adulto’ porque suele afectar a personas mayores de cuarenta años. No obstante, cada vez aparece en gente más joven, incluso adolescentes, como consecuencia de las altas tasas de obesidad. En este caso, no se trata de que el organismo no genere insulina correctamente, si no que el cuerpo presenta resistencia a esta hormona y no puede hacer uso de ella correctamente. Con frecuencia, las personas con este tipo de diabetes no saben que la sufren durante años, ya que se desarrolla muy lentamente y al principio no suele presentar síntomas. El tratamiento principal para este tipo de diabetes es un cambio de hábitos en cuanto a ejercicio y dieta.
Diabetes gestacional
Algunas mujeres durante el embarazo presentan tasas altas de azúcar en sangre a pesar de no padecer diabetes, generalmente como consecuencia de un problema hormonal. Algunos factores como ser mayor de veinticinco años, antecedentes familiares, hipertensión o tener demasiado líquido amniótico entre otros, puede aumentar el riesgo de sufrirla.El tratamiento en este caso se basará en mantener en niveles correctos la glucosa, siguiendo una buena dieta y unos ejercicios recomendados principalmente, e impedir que afecte al bebé. Sólo en algunos casos será necesaria la ingesta de medicamentos e insulina para controlar los niveles de azúcar.
Otros tipos
Sin duda estos son los más frecuentes, aunque no los únicos:Diabetes relacionada con Fibrosis Quística (DRFQ): como consecuencia de dicha enfermedad, múltiples órganos, entre ellos el páncreas, se ven afectados. Ello provoca que, en consecuencia, el enfermo pueda sufrir diabetes en algún momento de su vida.
Diabetes secundaria a medicamentos: algunos fármacos como los glucocorticoides o los inmunosupresores pueden alterar la secreción o la acción de la insulina.
Fuentes: Fundación para la diabetes y Medline Plus.
Imágenes (por orden de aparición): .:[ Melissa ]:./Flickr, aldenchadwick/Flickr y Frank de Kleine/Flickr.