La terapia de bioenergética es una técnica que trata de resolver los conflictos emocionales aflojando y soltando las tensiones musculares crónicas, movilizando las energías retenidas y liberando las emociones que estaban reprimidas y contenidas durante años en el cuerpo, permitiendo así recuperar el movimiento y la libertad de sentimientos, el placer y la espontaneidad.
Parte de la base de que mente y cuerpo no están separados, sino que funcionan al unísono. En consecuencia, el proceso terapéutico se desarrolla tanto a nivel corporal como mental, considerando a su vez la dimensión interpersonal.
El objetivo de esta terapia es incrementar el nivel de energía y la sensación de vitalidad, y también devolver al organismo su fuerza vital y la capacidad de relacionarse con uno mismo y con el entorno de forma plena y satisfactoria. En palabras del propio Lowen, la finalidad de la terapia sería “ayudar el individuo a recuperar la plena potencialidad del propio ser en tres fases:
La conciencia de sí mismo y del propio cuerpo.
La plena expresión de los sentimientos frecuentemente frustrados en la infancia, como la rabia y el miedo.
Y finalmente la libertad de ser auténtico, de aceptar y reconocer las propias sensaciones.
¿Cómo se creó la terapia de bioenergía? Su historia
Esta forma de psicoterapia fué fundada por Alexander Lowen en los años 1950, siendo discípulo y paciente de Wilhem Reich, que a su vez lo fue de Sigmund Freud. Reich incorporó el trabajo con el cuerpo como instrumento terapéutico en la década de los años 30, y Lowen, basándose en el proceso de trabajo personal que él estaba haciendo y en los descubrimientos derivados del mismo, desarrolló lo que hoy conocemos como Análisis Bioenergético.
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