¿Qué alternativas existen tras el fin de los bastoncillos de plástico para los oídos?

Parece que sabemos hacer las cosas bien y que sabemos rectificar. Ya estaréis al corriente de la prohibición de la venta y distribución de artículos de plástico de un solo uso que entrará en vigor a partir del 2021 en toda Europa. Forma parte de un plan global de medidas que se pretenden aplicar a medio y largo plazo para modificar poco a poco algunos de los malos hábitos que hemos ido adquiriendo a lo largo de los años sobrepasando así los límites de lo aceptable y poniendo en peligro nuestro planeta.

Entre esos artículos de usar y tirar que llenan de basura nuestros mares se encuentran los bastoncillos para los oídos. Este producto, además de contaminar, no suele ser muy recomendado por los otorrinos ya que suele empujar la cera hacia abajo y taponar los oídos o dañarlos. Sin embargo, creo que no me equivoco mucho si digo que está presente en las estanterías de casi todos los baños.



Aprovecho que el tema llega a nuestra actualidad para hacer algunas investigaciones. He de confesar que me pilla un poco el toro ya que en algunos países y regiones han decidido adelantarse y comenzar con esta prohibición en 2020. Francia forma parte de ellos así que, al ser mi país de residencia, ya me queda poco tiempo.
 

¿Qué opciones tenemos para mantener los oídos limpios sin usar estos bastoncillos?


Algunos se van a echar las manos a la cabeza, pero la solución es más sencilla de lo que pensamos ya que lo mejor es simplemente dejar de usarlos. Lo ideal según los expertos es limpiarlos con una toalla después del baño o usar el dedo meñique. Nuestro querido dedo meñique o dedo auricular, como también se le denomina precisamente por estar adaptado naturalmente a esta función, es al parecer el remedio más acertado. A algunos esta opción puede resultarnos poco higiénica, pero si prestamos atención a lo que dicen los profesionales entenderemos que la limpieza de los oídos no es imprescindible y que no se aconseja más de una vez cada 8 o 10 días. La cera en realidad nos protege, funciona como una capa protectora y antiséptica. Además, si limpiamos en exceso y retiramos toda la cera podemos provocar otitis, infecciones y otros problemas.

¡Que no cunda el pánico! Hay más posibilidades. Algunas personas prefieren limpiar los oídos con algunas de las gotas disponibles en el mercado. El inconveniente es que pueden causar irritación en algunos casos. Sin embargo, parece ser que unas gotas de aceite de oliva o de almendras es igual de efectivo y más natural. No puedo pronunciarme al respecto porque no lo he probado, pero no parece una mala opción.

Para aquellos que quieran seguir usando bastoncillos, ya existen los biodegradables de cartón o de madera pensados para proteger nuestro entorno. Y si queremos protegerlo aún más podemos pasarnos al oriculi. Se trata de un producto de origen japonés fabricado en bambú con una especie de cuchara en un extremo y una bolita de color en otro para distinguirlo de los demás de la familia. Funciona como un bastoncillo, pero es lavable y reutilizable. Si optamos por estas últimas alternativas hay que recordar que sólo debemos limpiar en superficie para no dañarnos.

No voy a hablar de los vaporizadores ni de las velas. Los primeros son más adecuados para personas con algún problema particular de oídos y el sistema de limpieza con velas es algo peligroso. También dejo a un lado la irrigación y otras técnicas existentes que se realizan con la intervención de un profesional.

Elijáis el método que elijáis, tened presente que debe ser una limpieza suave y en superficie. No es necesario complicarse. A veces lo más sencillo es lo mejor.

 

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