Los criterios para hacer un diagnóstico de la vaginosis bacteriana plantean que la vaginosis está presente si 3 de las 4 condiciones siguientes, están presentes:
1) La presencia de un flujo vaginal, que en lugar de ser acuoso, tiene una consistencia lechosa.
2) La acidez de la vagina, o el pH, está por encima de 4,5.
3) Un prueba positiva de olor, ya sea sin o con ayuda de la deposición de una o dos gotas de solución de hidróxido de potasio en una cucharadita de líquido vaginal recolectado.
4) La identificación de al menos un 20% de las células en un montaje húmedo microscópico como “células pista”.
La presencia de un flujo vaginal, especialmente si es más pesado de lo normal o está asociado con un fuerte olor repugnante, puede ser la preocupación principal que lleva a una mujer a la consulta médica. La mujer puede o no ser capaz de decirle a su médico todas las características de su flujo anormal, por eso en cualquier caso, el médico tendrá que realizar un examen pélvico y observar la consistencia de su descarga, mientras inspecciona simultáneamente la vagina y el cuello uterino para buscar pistas de posibles enfermedades de transmisión sexual. Además, si el flujo tiende a acumularse en la parte posterior de la vagina o tiende más a extenderse uniformemente por toda la longitud de la vagina es una pista valiosa sobre lo que está pasando, ya que la descarga vaginal de la vaginosis bacteriana tiende a cubrir uniformemente toda la zona.
En consecuencia, es imperativo que ante la sospecha, la mujer se abstenga de tomar duchas vaginales antes de presentarse al médico y someterse a un examen vaginal. De lo contrario, estaría destruyendo pistas valiosas que pueden ayudar al médico a identificar la causa correcta de su problema ginecológico.
Por otra parte, la acidez vaginal puede ser determinada durante un examen pélvico depositando una pequeña muestra del líquido vaginal en una tira química. El grado de acidez de las secreciones vaginales, como para cualquier fluido, se expresa científicamente en términos de su pH, que significa poder del átomo de hidrógeno.
El pH del agua pura se fija como el valor neutro de 7,0. Por debajo de este número, el valor de pH indica que una solución es más ácida. Por ejemplo, el pH del jugo de tomate es 4,3, el pH del zumo de naranja es 3,2, y el pH de las secreciones del estómago es 0,9. En la vagina saludable normal, el pH de las secreciones no se eleva por encima de 4,5. Cuando el pH dentro de la vagina se encuentra por encima de 4,5, indica que algo les ha ocurrido a las bacterias de Lactobacillus que normalmente predominan en la vagina. En consecuencia, un pH vaginal por encima de 4,5 es una fuerte evidencia circunstancial de que la vaginosis bacteriana está presente, aunque la bacteria de transmisión sexual Trichomonas también puede causar una elevación del pH vaginal por encima de este valor.
La prueba de olor busca la presencia de compuestos de amina producidos por la población bacteriana anaeróbica que caracteriza a la vaginosis bacteriana. El olor a pescado anormalmente fuerte puede ser evidente inmediatamente después de abrir la vagina con un espéculo. Si en ese momento no se observa el olor, se procede a realizar la prueba en cuestión, que no es más que depositar una o dos gotas de solución de hidróxido de potasio en una cucharadita de la secreción vaginal recolectada.
Una célula pista o clue es la huella digital microscópica de la vaginosis bacteriana. Las células clave son conjuntos de células de revestimiento vaginales, que se han desprendido en las secreciones vaginales y que se distinguen por una apariencia de “vidrio esmerilado”, producido por un gran número de bacterias anaerobias que se adhieren a su superficie. La imagen superior que se muestra debajo presenta una vista microscópica de “células clave” típicas, mientras que la foto inferior muestra las células vaginales normales y sanas.