Llega la primavera y muchas personas sufren la llamada “astenia primaveral”, una sensación generalizada de cansancio y debilidad física y psíquica. Levantarse es toda una odisea.
Sin embargo, para cada vez un mayor número de personas el cansancio lo vienen arrastrando a través de las diferentes estaciones. Aparentemente no les pasa nada porque las analíticas no señalan nada, pero la persona siente que le faltan pilas y tiende a compensar este estado con dulces, café, bebidas energéticas.
¿Cuál puede ser la causa?
Una posible causa es lo que se conoce como Fatiga Adrenal, cuando las glándulas suprarrenales están agotadas.
Estas dos glándulas se localizan encima de los riñones e influyen enormemente en nuestro bienestar. Son las responsables de las hormonas que nos proporcionan la energía para enfrentarnos a situaciones estresantes. El problema es que nuestro estilo de vida ha multiplicado estas situaciones hasta el infinito, y las pobres ya andan exhaustas.
¿Cómo podemos reconocer la Fatiga Adrenal?
¿Cómo podemos cuidar y nutrir a nuestras glándulas suprarrenales?
Es muy interesante la información que ofrece el artículo “Cansancio que no cesa, descubra el porqué“, de Teresa Pelaez, Licenciada en Medicina Nutricional.
Un síntoma común a una gran mayoría de los clientes que acuden a la consulta es el cansancio o falta de energía constantes. Es un cansancio difícil de explicar, pues no hay una enfermedad concreta detrás. Es posible que usted se reconozca en esta situación: usted sigue haciendo una vida relativamente normal y el médico le ha dicho que no tiene anemia, los análisis de sangre salen normales y “todo está bien” pero usted está lejos de sentirse bien: se siente siempre muy cansado, le cuesta levantarse de la cama, necesita café, refrescos o dulces para “espabilarse” un poco, no le apetece hacer casi nada y tomar decisiones, por irrelevantes que sean, le cuesta un mundo.
Quizás esté usted sufriendo de fatiga adrenal. El síndrome de fatiga adrenal se produce cuando las glándulas suprarrenales funcionan por debajo de los niveles adecuados. Este síndrome, no reconocido como tal por la medicina convencional, ocurre cuando estas glándulas ya no pueden responder adecuadamente al estrés.
Las glándulas adrenales o suprarrenales están situadas por encima de los riñones y producen cortisol, DHEA, adrenalina y noradrenalina, hormonas que regulan la producción de energía, sistema inmune, tono muscular, latidos del corazón y otros procesos que ayudan a lidiar con el estrés, ya sea éste físico o emocional.
El cortisol es la hormona más importante en la respuesta al estrés. Bajo una situación de estrés el cortisol se eleva, aumentando la tensión y los niveles de azúcar en sangre, suprimiendo la respuesta inflamatoria del sistema inmnune. Por otra parte, se cree que la DHEA compensa los efectos negativos del cortisol elevado pero con el estrés prolongado, mientras el cortisol aún se mantiene elevado, la DHEA puede empezar a declinar.
Cuando existe fatiga adrenal las suprarrenales siguen funcionando pero no del todo bien, y la producción de hormonas está disminuida, por debajo de los niveles adecuados.
Generalmente, la razón de esto se debe a una sobreestimulación previa, bien por algún acontecimiento que haya producido un gran estrés (una operación de cirugía mayor, un divorcio traumático, la muerte o enfermedad de un ser querido) o por una situación que se percibe como estresante durante mucho tiempo o por diversos episodios traumáticos que tienen un efecto acumulativo en la salud de las glándulas adrenales.
Otros factores estresantes que pueden llevar a la fatiga adrenal incluyen enfermedades o dolor crónico, depresión, alto consumo de azúcares refinados, ejercicio excesivo, dormir poco e infecciones agudas o crónicas.
Cuando los humanos eran cazadores-recolectores podían tener periodos de descanso entre situaciones estresantes que les permitían recuperarse. Pero en nuestros días, la llamada respuesta de “luchar o huir” se activa continuamente para muchas personas por lo que el cuerpo no tiene la oportunidad de recuperarse y los niveles de hormonas del estrés se mantienen elevados continuamente.
Con el tiempo las glándulas adrenales pueden perder la capacidad de mantener esta producción de hormonas constantes, debido al agotamiento de sus reservas nutricionales o a que la glándula queda dañada. El resultado es que la producción de hormonas adrenales disminuye, produciendo síntomas tales como la fatiga.
Los síntomas
Los síntomas más comunes que generalmente se asocian con alteraciones en la función adrenal son:
Fatiga y falta de energía constantes
Incapacidad de tomar decisiones y de afrontar situaciones que resulten estresantes
Hipoglucemia (bajones del nivel de glucosa en sangre)
Tensión baja
Mareo al levantarse de repente
Infecciones recurrentes y persistentes
Depresión
Dolores musculares (sin inflamación)
Problemas de sueño.
Cada uno de ellos puede tener otras causas, pero como conjunto de síntomas, en una persona que no tiene otras enfermedades, conforman el síndrome de fatiga adrenal.
¿Tengo fatiga adrenal?
Actualmente, todos sabemos que un exceso de estrés nos puede enfermar pero es difícil relacionar directamente el estrés con nuestros problemas de salud, probablemente por el lapso de tiempo en que sufrimos de mayor estrés y el diagnóstico o el inicio del problema. Esto ocurre porque a la fatiga adrenal se llega de manera progresiva, en diferentes estadios o fases.
Inicialmente, es la fase de alarma, en la que el cuerpo es capaz de producir tanto el cortisol como la DHEA suficientes para lidiar con la situación estresante. Se puede notar nerviosismo, mal humor o irritabilidad e incluso un ligero cansancio pero no se nota fatiga y un café o un dulce pueden ser suficientes para paliar el cansancio que se pueda notar.
En la siguiente fase, II, con el estrés continuado, el cortisol se eleva pero la DHEA comienza a disminuir y podemos empezar a notar algunos síntomas, como problemas digestivos, problemas para dormir, nerviosismo, algunos dolores musculares, problemas menstruales.
Cuando la persona llega a la etapa III se une la ansiedad con el sentimiento de estar exhausto. El cortisol sigue alto, lo que crea ansiedad e incluso ataques de pánico en algunos casos pero desciende la DHEA, lo que puede producir insomnio.
En esta etapa, si no se ha ido antes, es frecuente acudir al médico, que a veces receta ansiolíticos o antidepresivos y fármacos para dormir. El tiroides se ve afectado y a veces es necesario empezar a tomar hormonas tiroideas.
En la etapa IV, las reservas de DHEA disminuyen aun más y el cortisol comienza a disminuir. La persona sigue estresada, pero las fuerzas se agotan, es más difícil levantarse de la cama, hay hipoglucemia y es aun más difícil dormir.
En la siguiente etapa, V, hay tan poco cortisol que la DHEA puede elevarse, puesto que no se usa. El poco cortisol que se produce se usa para intentar lidiar con el estrés. La persona está totalmente exhausta, no puede trabajar y apenas puede realizar ninguna actividad.
Si no se corrigen los factores que han llevado a esta situación (estrés, mala nutrición, factores medioambientales) se puede llegar a un punto en que el agotamiento es total, con pocas posibilidades de recuperación de las glándulas adrenales.
Midiendo la salud adrenal: Test de estrés adrenal
Para saber con certeza los niveles de las hormonas cortisol y DHEA y en qué fase se encuentran se puede usar un sencillo test de saliva. Es el test funcional de estrés adrenal, que mide con precisión los niveles de estas hormonas a lo largo del día y nos da la información necesaria para poder revertir este proceso, recuperar la salud de las glándulas adrenales y recuperar la energía perdida…
El artículo “Is adrenal fatigue destroying your health, peace of mind and joie de vivre? (¿Está la fatiga adrenal destruyendo tu salud, tu paz mental y alegría de vivir?), señala que,
“Por cada minuto que experimentas estrés, se necesitan 60 minutos para limpiar de la sangre las hormonas del estrés”.
El artículo señala más síntomas indicativos de la fatiga adrenal:
Pérdida del cabello
Molestan las luces brillantes
Fácilmente sobresaltado por los ruidos
Cambios de humor, de ánimo
Aturdimiento, confusión mental, falta de claridad
Se engorda en la zona del abdomen
Resumiendo los consejos para cuidar a nuestras maravillosas glándulas suprarrenales:
1º. En Alimentación:
- Evitar: cafeina, azúcares y harinas refinadas, alcohol y alimentos procesados.
- Tomar: proteinas de alta calidad como carne y huevos ecológicos, pescado que no sea de piscifactoría, frutos secos, semillas, grasas como aceite de oliva virgen y de coco, sal completa como la sal del Himalaya o la sal celta; una o dos cucharaditas de miel pura antes de irse a la cama por la noche. Y además, tomar vitaminas del complejo B, vitamina C, zinc, rhodiola, raiz de regaliz – cuidado los hipertensos.
2º. En estilo de vida, hábitos:
- Realizar actividades de relajación, respiración profunda, como yoga, meditación, oración.
- Comer de forma regular en un ambiente de calma, y cenar temprano de forma ligera.
- Amarnos, dedicarnos tiempo de tranquilidad, de silencio, nutrirnos interiormente.
Estudios del Instituto HeartMath han mostrado que los niveles de cortisol pueden bajar hasta un 23%, y los niveles de DHEA pueden aumentar un 100% si dedicamos al menos 3 minutos al día con técnicas de focalización en emociones positivas, como la gratitud, el amor, la alegría. El ritmo cardiaco se regulariza y se crea una coherencia entre el corazón y el cerebro, logrando serenidad, calma y bienestar.
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