No hay nada que nos pueda garantizar éxito en la vida. De hecho, el éxito es una percepción subjetiva de cada uno. Leía el otro día en El País que para unos el éxito es vivir con plenitud y conciencia, para otros ser padres, encontrar su pasión laboral, vivir en armonía con tu pareja, etc. Aunque también considero importante el hecho de saber disfrutarlo, cuando lo has logrado. No vale con alcanzar un objetivo, también hay que saber vivirlo, sentirlo, desarrollarlo y seguir creciendo. Porque en realidad lo que más placer nos da es crecer, a nivel que sea. Estancarse es morir en vida.
Como suelo decir en este blog, no hay recetas para el éxito preparadas. Pero sí te puedo contar cómo logré reinventarme yo, porque motiva mucho conocer a personas de carne y hueso que siguiendo unos pasos han alcanzado algo que tú también quieres alcanzar. En este caso: reinventarse profesionalmente.
Y si lo que te interesa en estos momentos es tu reinvención profesional, si deseas alcanzar ese objetivo de disfrutar y amar tu trabajo, es porque seguramente te encuentres desmotivado en tu trabajo actual.
Hoy con el tema de la crisis ?y no sólo económica, sino aun más de valores y cambio de paradigma socio-laboral?, muchos desean cambiar su profesión hacia algo que les llene, les motive, les haga sentir plenos en su trabajo diario. Es un cambio que se está produciendo a gran escala, especialmente en nuestro país, no en vano surgen tantos proyectos de emprendimiento, blogs personales, start-ups, etc.
Pero la cuestión aquí es descubrir a qué dedicarnos en el futuro, saber qué rumbo tomar. Y es que muchas veces lo que más nos cuesta en este camino es saber qué profesión escoger, cómo reinventarnos a partir de lo que ya sabemos, sacar el máximo provecho a nuestro potencial, que en la mayoría de casos desconocemos o no le prestamos suficiente atención.
El Coaching o la Orientación profesional ofrece vías de autoconocimiento para que escojamos esa profesión de la que enamorarnos, descubrir nuestra vocación dormida y darle una oportunidad. Pero a veces no es suficiente.
El asesor y conferenciante en Reinvención profesional, Alfonso Alcántara, más conocido como @Yoriento, dice en su blog que no basta con la mera instrospección, sino que hay un ingrediente clave para probar y entender si esto es lo que nos apasiona: acción, ponernos en marcha.
De hecho el miedo mayor que solemos presentar a la hora de dar el salto es la incertidumbre de si lo que deseamos emprender o estudiar nos va a dar la satisfacción deseada, profesionalmente hablando. Saber si seremos realmente buenos, si sabremos desenvolvernos con comodidad en este mundillo, etc.
Y la mejor forma de ilustrarlo es con un ejemplo de mi vida profesional. Hace años, cuando me encontraba estancada en mi empresa en la que llevaba más de 7 años trabajando, decidí realizar un curso superior online, especializándome en el Social Media. ¿Qué me llevó a tomar esta decisión?
Estoy desmotivada en mi trabajo actual y necesito un cambio; además lo que hago no tiene que ver con la carrera que he estudiado.
El Social Media está de moda, es la profesión del futuro.
He estudiado Publicidad y aunque no he trabajado de ello, tengo una base de marketing y publicidad importante para adentrarme en esto del Social Media.
Las redes sociales me gustan: tengo perfil en Facebook, Twitter, me gusta escribir y publicar.
Todo parecía apuntarme a que éste podría ser mi camino. De hecho, meses después de acabar el curso, tuve la oportunidad de entrar en una agencia de publicidad nada menos que en Munich y ejercer esta profesión durante un tiempo.
¿Me sentía profundamente motivada en esta nueva empresa? Sinceramente no. Sí me gustaban y me siguen gustando las redes sociales, pero desde luego la Publicidad no era lo mío, y lo de trabajar en otra empresa, siguiendo órdenes de mis superiores tampoco. Lo que fallaba ya era mi relación con el mundo empresarial, donde en muchas ocasiones eres uno más y sigues a rajatabla un horario establecido, unas normas, no tienes responsabilidad apenas y realizas tareas que te mandan sin más.
Sí, el contenido de mi trabajo era mucho más interesante, la empresa era muy cool y moderna, los compañeros jóvenes… pero al llegar a casa, no me apetecía en absoluto seguir indagando en lo que tuviera que ver con mi trabajo y me ponía a escuchar audios sobre la espiritualidad, desarrollo personal, escribiendo o aprendiendo idiomas.
¿Entonces en qué había fallado mi plan de reinvención profesional? En realidad lo que ocurrió fue que decidí hacer el cambio sin prestar atención a tres aspectos esenciales:
Introspección. Conocerme a fondo. Saber qué me motiva en un trabajo, cómo sería mi trabajo ideal. Entender si soy del tipo individualista o más de trabajar en equipo. En fin, comprender cuál es mi relación con el trabajo y qué maneras hay de enfocarme en un trabajo futuro. Lo ideal para mí hubiera sido preguntarme qué me impulsa a estudiar el Social Media, qué me motiva de este campo, cómo me realizaría en este área. Pero atendí a razones más políticamente correctas, olvidándome de mi esencia, personalidad y valores: mi bagaje profesional y oportunidades laborales (que luego se vio no eran tan amplias, he llegado a ver ofertas para Community Managers a jornada completa por unos míseros 600 euros).
Acción. Este era el segundo ingrediente básico del que nos habla Alfonso Alcántara. Sí, estudiar puede ser muy bonito, reflexionar también. Sobre el papel las ideas pueden quedar muy chulas, pero la verdad se da cuando empiezas a moverte, a buscarte la vida, a trabajar literalmente en ello. Y ésta es una gran oportunidad para comprobar si esta nueva profesión te llena, si te sientes realizado y además si se te da bien.
En mi caso particular, en aquel trabajo de Social Media en Alemania, pude ver que si bien la profesión no me disgustaba, no era mi gran pasión. No llegaba a casa y seguía investigando en el tema, y eso además me hacía sentir en parte culpable. Había apostado por algo que si bien superaba con creces mi actividad anterior, no me hacía sentir dentro de mi elemento, como diría Ken Robinson.
Pasión. Quiero añadir un último ingrediente que me parece básico para una reinvención exitosa. Porque sin pasión, por mucho que me dedique a algo, no voy a sentirme plenamente realizada. La pasión para mí es poder dedicarle horas sin que te importe, sentir una satisfacción interna, fluir, creer en lo que haces. Talentos tenemos muchos y de hecho ser bueno en algo es una capacidad que se puede desarrollar a través del tiempo y la práctica. La pasión en cambio hace que tengas una necesidad vital de seguir trabajando en algo, de dar más de sí, de querer compartir, crear y contribuir al mundo con aquello que haces.
Al principio no serás un experto probablemente. Pero tranquilo, yo cuando empecé en esto del coaching o blogging tampoco lo era, lo que me movía era la pasión por el mundo del desarrollo personal, psicología, espiritualidad… Cuando algo en ti vibra, resuena con tu esencia, tus talentos, acabas dándolo todo de ti en este campo y finalmente vas por buen camino para convertirte en experto y sobre todo para estar por encima de la media.
Porque seamos sinceros, incluso en las profesiones más vocacionales como el coaching hay gente que lo vive y disfruta más que otra. Yo sigo en mi camino de convertirme en especialista, y de hecho sigo trabajando gratis en muchas ocasiones. Labrarse un camino en un nuevo área profesional no es fácil, lo que no quiere decir que sea imposible, una frase que he grabado a fuego en mi mente.
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