1. Se ha reconciliado con su pasado, está ubicado en el presente y es optimista respecto a su futuro.
2. Cuenta con el amor de sus amigos y el respeto de sus enemigos.
3. Está lleno de fe, esperanza y amor, y vive sin rencor, avaricia, envidia o deseos de venganza.
4. Sabe que no defender lo que es moralmente correcto es el preludio a ser víctima de lo que es criminalmente malo.
5. Es suficiente maduro como para rechazar cualquier gratificación personal y enfocar su atención de sus derechos a sus responsabilidades.
6. Ama a lo no amado, da esperanza al desesperanzado, amistad al que no tiene amigos y aliento al desanimado.
7. Sabe que usted no es porque triunfe (o gane), ni dejará de ser porque falle (o pierda).
8. Puede mirar atrás con una actitud de perdón; hacia adelante, con esperanza; hacia abajo, con compasión; y hacia arriba, con gratitud.
9. Está seguro en quien (y de quienes) es usted, por lo cual está en paz con Dios y en buena relación con el hombre.
10. Entiende claramente que el fracaso es un suceso, no una persona; que el día de ayer finalizó anoche y que hoy es un nuevo día.
11. Sabe que ?el que quiera hacerse grande entre ustedes será vuestro servidor?
12. Es grato con el que se queja, cortés con el mal educado y generoso con el necesitado, porque sabe que los beneficios a largo plazo de dar y perdonar, superan ampliamente los beneficios a corto plazo de dar y recibir.
13. Reconoce, confiesa, desarrolla y utiliza las habilidades físicas, mentales y espirituales que Dios le da para su gloria y para el beneficio de la humanidad.
14. Se enfrenta al Creador del universo y Él le dice: ?bien, buen siervo y fiel?.
Más Allá de la Cumbre – Zig Ziglair