María es una chica que vive al y el día. No comprende lo que significa guardar para mañana. El problema de María es que no sabe si habrá un mañana, pero sí que existe el ahora.
Las personas no la entienden. La tachan de voluble, irresponsable y poco previsora. María llora amargamente muchas noches por no sentirse adecuada.
Para poder sentirse mejor, decide asistir a la Universidad del Existencia, donde aprende a hipotecar su tiempo.
Cómo su máximo deseo es ser aceptada, dedica todo su tiempo a la Universidad. Saca matrícula de honor en las asignaturas Guardar para Mañana, Pensar en el Futuro y Metas a Largo Plazo. Se especializa en Disfrutar de la Jubilación y, a pesar de tener sólo 25 años, se convierte en una experta en la materia.
Su vida cambia por completo, la gente la respeta y admira.
De repente, empieza a no encontrarse bien. Se siente cansada y triste. No es capaz de disfrutar de las cosas que antes le gustaban y le hacían sentir feliz. Padece de insomnio y estrés.
Visita a su médico de cabecera y éste le indica que no se preocupe, que todo el mundo tiene esos síntomas e incluso se extraña de que anteriormente no los haya padecido. Le receta varias pastillas, una para ser feliz, otra para dormir y otra para tener energía.
María hace caso a su médico y se siente aliviada al saber que es algo común, pero poco a poco las pastillas dejan de hacerle efecto y vuelve a sentirse mal. Los síntomas se tornan más violentos.
Una noche fría de invierno María se despierta empapada en sudor. Aterrorizada, decide levantarse a beber un poco de agua. Escucha unos ruidos extraños en su jardín y sale al exterior. A pesar de la oscuridad, María no siente miedo. La tranquilidad de la noche y el sonido de los grillos la relajan. Hacía tiempo que María no se sentía tan bien.
Al cabo de un rato María empieza a recordar que los ruidos de fuera (que hacía tiempo habían cesado) podían ser de algún ladrón o alguna persona que deseara hacerle daño. Se metió en casa un poco asustada y empezó a pensar en que si la robaban no tendría dinero para pagar la hipoteca de su casa y que entonces se quedaría sin hogar y al no poder tener un lugar donde descansar y asearse, poco después se quedaría sin trabajo. Al no tener trabajo nadie la querría y llegaría a la jubilación pobre y sola, lo cual le resultaba inconcebible.
Su ansiedad fue en aumento ya que no sabía qué pastilla era la adecuada para aquella situación. Antes de que pudiera desmayarse por la tensión, Ahora, su vieja gata, entró por la trampilla de la puerta principal con un ratoncillo en la boca. María se dio cuenta de que el ruido lo provocó el animal intentando cazar a su presa, al tirar varios artilugios desperdigados por el jardín.
María volvió a su habitación y por primera vez se asombró de lo que vio. El colchón empapado en sudor, un ordenador encendido con el borrador del speech de la última conferencia sobre Como Pensar a Largo Plazo, cuatro botes de pastillas desperdigadas por la mesita de noche, la soledad… Sólo Ahora, su gata fiel, que había brincado hasta su cama y ronroneaba escandalosamente, parecía tener sentido.
Al día siguiente María dejó su trabajo. Con los pocos ahorros que tenía en casa compró una vieja casona con un pequeño huerto en un pueblecito.
María se volvió a encontrar con ella misma y con la ayuda de Ahora, volvió a ser capaz de disfrutar de las pequeñas cosas que le hacían feliz. Comía lo que le daba el huerto, en Verano refrescantes ensaladas de tomate y pepino y deliciosas cerezas de postre. En Otoño castañas y boniatos, en invierno avellanas, nueces y jugosas naranjas y en primavera acelgas y alcachofas.
María se dio cuenta de que pasó de ser admirada y aceptada a ser envidiada. Envidiada por ser ella misma y tener el coraje de huir de un mundo que hipoteca tu tiempo, tu vida y tu felicidad.
Lo pasado ha huido, lo que esperas está ausente, pero el presente es tuyo. Proverbio árabe
Ya vuelvo a estar aquí, os echaba de menos….
¡No hipotequéis vuestro domingo, disfrutadlo!
Un beso,
Olivia
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