¿Qué son las funciones ejecutivas?
Cuando hablamos de Trastorno del Espectro Autista (TEA), tenemos que hacer mención a la última versión del Manual Diagnóstico y Estadístico de los Trastornos Mentales, DSM-V, donde se explican los dominios sintomáticos del mismo y que sirve de referencia para trabajar las funciones ejecutivas, siendo estos:
Comportamientos, intereses y actividades repetitivos y restringidos.
Alteraciones sociales y en la comunicación.
Desde el momento en que la persona con TEA empieza a recibir terapias es muy común escuchar hablar a los profesionales de las funciones ejecutivas. Pero, ¿qué son en realidad las funciones ejecutivas?
Se pueden definir como “la habilidad para mantener un conjunto de estrategias de soluciones de problemas, con el fin de alcanzar una futura meta” (Pennington y Ozonoff, 1996).
Estas habilidades han estado relacionadas históricamente con los lóbulos frontales del cerebro, que están formados por la corteza cerebral y la corteza prefontal (Dowsett y Livesey, 2000), siendo esta última la que está más relacionada con las funciones ejecutivas.
Según detalla Zelazo y Müller (2002), podemos encontrar dos dimensiones dentro de las funciones ejecutivas:
Funciones Ejecutivas “Cálidas”: relacionadas con lo emocional y motivacional.
Funciones Ejecutivas “Frías”: puramente cognitivas.
Desde un punto de vista evolutivo, estas funciones comienzan a emerger en edades tempranas pero se experimentan cambios a lo largo de la vida, sobre todo entre los 2 y los 5 años y a partir de los 12, consiguiendo una estabilidad a los 18 años.
¿Cómo afectan las disfunciones ejecutivas?
A diferencia de las funciones ejecutivas, las disfunciones ejecutivas pueden emerger en distintas situaciones y etapas de la vida (Diamond, 2002).
En definitiva, las personas con TEA presentan dificultades en estas funciones y es por esto por lo que, en numerosas ocasiones:
no se entiende su comportamiento a nivel social,
les cuesta mantener objetivos para poder llegar a una meta,
la toma de decisiones y la resolución de problemas es muy limitada,
no inhiben conductas inadecuadas,
presentan conductas desadaptativas ante cambios inesperados,
Sin olvidar las dificultades ante las habilidades mentalistas y las habilidades sociales.
Por ello, es muy importante trabajar desde edades tempranas estas habilidades para ofrecerles estrategias y así poder resolver problemas cotidianos en su día a día, en un primer momento con ayuda del adulto pero con el fin de que sean ellos mismos quienes lo ejecuten de manera autónoma.
¿Qué miden los test de las funciones ejecutivas?
Dentro de la gran categoría “Funciones Ejecutivas” podemos encontrar diversas habilidades, las cuales se miden a través de test específicos y de manera individual.
Éstos test sirven para valorar el perfil cognitivo de la persona, pero todas ellas comparten los aspectos que se relacionan con la organización de la acción y el pensamiento:
Memoria de trabajo
Se trata de retener información en la mente, la cual hay que recuperar y recordar en un momento dado para completar una tarea o ejecutarla posteriormente de manera correcta.
Las personas con TEA necesitan trabajar este tipo de memoria para entrenar y reforzar la atención y la concentración, así como recordar los pasos a seguir para ir consiguiendo una mayor autonomía en actividades ya aprendidas.
Con ejercicios en los que se pone en juego la memoria de trabajo, se fomenta la confianza en uno mismo y permite a la persona con TEA desenvolverse en su día a día de una forma más eficaz y con mayor seguridad.
Planificación
Es la capacidad para integrar, secuenciar y desarrollar pasos intermedios para lograr metas a corto, medio o largo plazo.
Está muy ligada a la memoria de trabajo y se ha comprobado en varios estudios cómo existe un déficit en esta habilidad en personas con TEA, sobre todo, en aquellas que implican un mayor nivel de complejidad.
Por eso, es importante trabajarlo desde la infancia en actividades básicas de la vida diaria como puede ser la preparación de la mochila para ir al colegio, la anticipación y planificación de las asignaturas que va a tener a lo largo del día, los pasos a seguir cuando nos duchamos, etc.
A medida que se vaya entrenando esta habilidad se irá incrementando su complejidad como puede ser la preparación de una receta, los pasos a seguir cuando entramos en un bar y queremos pedir algo para tomar, etc.
Flexibilidad cognitiva
Se refiere a la capacidad para realizar cambios en una actividad que se está ejecutando, ya sea empezar otra tarea nueva o cambiar las pautas o reglas de la actividad sobre la que se está trabajando.
A lo largo del día suceden numerosos cambios a los que tenemos que hacer frente mientras estamos realizando alguna actividad y se debe entrenar a la persona con TEA para que su respuesta ante estos imprevistos sea lo más adaptada posible a la situación en la que se da.
Un ejemplo para trabajar esta habilidad en el contexto natural es enseñarle diferentes caminos para ir de su casa al trabajo porque puede que, algún día, la calle por la que suele ir esté en obras y tenga que tomar una alternativa nueva y si no se entrena es muy probable que ese día haya una respuesta inadaptada a ese cambio que se ha encontrado.
Inhibición de respuesta
Es uno de los procesos mentales imprescindibles para la regulación y el control del comportamiento.
Se trata de anular una acción no deseada mientras se está llevando a cabo una actividad.
En numerosas ocasiones tenemos que inhibir impulsos que interfieren en nuestro día a día y ahí es donde entra en juego esta habilidad.
Por ejemplo, cuando vamos al supermercado a comprar un único producto y tenemos que tener las estrategias suficientes para evitar pasar por el pasillo de los dulces donde empezamos a comprar compulsivamente y sin conciencia, olvidándonos de la meta final que era comprar el producto deseado.
Habilidades mentalistas
Hace referencia a la capacidad de atribuir estados mentales y emocionales a los demás, anticipar sus comportamientos o intenciones, intuir qué están pensado, qué les puede gustar o no…
Para ello es necesario poner en marcha unos procesos cognitivos relacionados con las funciones ejecutivas.
Por ejemplo, una ejecución pobre en las conocidas tareas de “falsa creencia” puede estar indicando simplemente que hay un déficit en la habilidad para inhibir una respuesta al mismo tiempo que hay que tener una memoria de trabajo para recordar información relevante (Frye D, Zelazo PD, Palfai T, 1995)
A modo de conclusión
Durante los últimos años se han ido confirmando a través de varias investigaciones las dificultades que presentan las personas con TEA en las funciones ejecutivas.
La intervención multidisciplinar para entrenar estas habilidades, ofrecer estrategias y alternativas, promover la generalización de las mismas en contextos naturales y potenciar la autonomía de la persona es fundamental para su desarrollo óptimo.
La intervención debe partir de un aprendizaje estructurado, consistente, sin errores, con los objetivos claros y concretos y con los apoyos visuales y verbales necesarios en función del perfil cognitivo de la persona, partiendo de actividades sencillas hasta actividades más complejas que se dan en su día a día.
Por eso la familia es un pilar importantísimo en nuestro trabajo, pues son ellos los que pasan la mayor parte del tiempo con la persona con autismo y si les damos las pautas y estrategias necesarias para reforzarle en contextos naturales, se potenciará la generalización y se promoverán acciones y respuestas socialmente adaptadas.
Bibliografía
American Psychiatric Association (2013) .DSM-5. Diagnostic and statistical manual of mental disorders (5th Edition) .Washington, DC
Pennington, B. F., y Ozonoff, S. (1996). Executive functions and developmental psychopathology. Journal of Child Psychology and Psychiatry and Allied Disciplines
Dowsett, S. M., y Livesey, D. J. (2000). Development of inhibitory control in preschool children: Effects of ―executive skillsǁ training. Developmental Psychobiology
Zelazo, P. D., y Müller, U. (2002). Executive function in typical and atypical development. In U. Goswani (Ed.) Oxford: Blackwell.
Diamond, A. (2002). Normal development of prefrontal cortex from birth to Young adulthood: Cognitive functions, anatomy, and biochemistry. In D. T. Stuss y R. T. Knight (Eds.), Principles of frontal lobe function (pp. 466-503). New York: Oxford University Press.
Frye D, Zelazo PD, Palfai T. (1995) Theory of mind and rule-based reasoning. Cogn Dev
Jodra Chuan, M. (2015). Tesis doctoral Cognición temporal en personas adultas con adultos: un análisis experimental. Facultad de Educación. Universidad Complutense de Madrid.
Martos-Pérez J, Paula-Pérez I. Una aproximación a las funciones ejecutivas en el trastorno del espectro autista. Rev Neurol 2011; 52 (Supl 1): S147-53