La soberbia invita a la compasión
La soberbia de quien mide a los demás por su posición laboral, resultados académicos o todo aquello que pueda parecer meritorio en la superficie. La persona soberbia tiene un discurso que en algunos momentos parece el salvador del mundo, es decir, él se posiciona por encima de los demás. Y en otros momentos, parece una víctima. Habla como si nadie pudiese comprenderle.
La soberbia pone a prueba incluso las relaciones más fuertes y sólidas. Las acciones y gestos del soberbio pueden ser tan negativas que llegado el momento, dañan la autoestima. Pero además, cuando hacemos sentir a los demás que no son suficiente para nosotros, de un modo natural se alejan. Buscan su propio espacio y relaciones con menos reproches.
Cuando observes comportamientos de soberbia en una persona que se dirige a ti de un modo que no te gusta, observa en verdad su verdadera inseguridad interior, su falta de naturalidad y carisma que son los ingredientes que verdaderamente hacen brillar a una persona.
La realidad es que en el mundo existen caracteres de todo tipo. Por tanto, no todas las relaciones son ideales. Tampoco las personas soberbias lo son en el mismo grado durante las veinticuatro horas del día. Al igual que todos podemos tener reacciones soberbias en ciertos momentos. La psicología humana es muy compleja. Pero esta cualidad del carácter es lo suficientemente importante como para corregirla. Porque es muy alto el precio que se paga por querer tener la razón en todo, dar lecciones constantes a los demás e infravalorar el talento ajeno. La persona soberbia carga con una lista interminable de relaciones rotas. Y lo que es peor, no hace autocrítica de por qué se producen esos finales, sino que en realidad, culpa a los demás de lo que le ocurre.
La soberbia es la trampa que nos lleva a creernos más de lo que somos, olvidándonos de que todas las personas somos iguales o deberíamos serlo, en derechos y obligaciones. Si convives con una persona soberbia en tu entorno, defiéndete con tu mejor recurso personal: tu autenticidad. Porque la autenticidad es la virtud que más envidian las personas soberbias ya que esta virtud es ese don que no tienen. Mientras tanto, hasta que no cambian, siguen en el mismo punto.