El término Seguridad Alimentaria fue acuñado por la Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación (FAO) allá por los años 70, definiéndola desde el punto de vista de la protección de la salud y no sólo como el acceso físico y/o económico a los alimentos por parte de los consumidores.
Uno de los grandes retos de la Seguridad Alimentaria y de todos los operadores de la cadena alimentaria es velar por la seguridad del consumidor final, lo que viene marcado por la necesidad de ofrecer productos a precios competitivos que cumplan con las expectativas del cliente sin dejar de lado las exigencias en materia de Seguridad Alimentaria de la administración.
La constante innovación en la producción de alimentos también conlleva la aparición de nuevos peligros, cuya evaluación es imprescindible en las políticas actuales de salud pública y de producción agraria. Para dar confianza al consumidor, la cadena alimentaria será controlada y regulada en todas y cada una de las etapas.
La Unión Europea pretende llegar a un elevado nivel de Seguridad Alimentaria tanto en los alimentos producidos en la propia Unión como en los importados de terceros países. Así, en su Libro Blanco de la Seguridad Alimentaria se define una política que garantiza la comercialización de alimentos seguros, aptos para el consumidor y a establecer sistemas para identificar y afrontar problemas de Seguridad Alimentaria que aseguren el adecuado funcionamiento del mercado europeo y la protección de la salud y el bienestar de los consumidores.
¿Qué implica este nuevo enfoque?
- Abarcar toda la cadena alimentaria: el concepto de la granja a la mesa del que ya hemos hablado en este blog, incluyendo la alimentación proporcionada a los animales en la granja en forma de piensos, que deberán de ser seguros, lo que será un pilar para obtener alimentos finales seguros para el consumidor final.
- Los explotadores de la empresas de alimentos y piensos son los primeros responsables de la Seguridad Alimentaria y ello se controlará a través de inspecciones y auditorías.
- Identificar fases críticas para la Seguridad Alimentaria a través del sistema de Análisis de Peligros y Puntos Críticos de Control (APPCC O HACCP)
- Elaborar Guías de Buenas Prácticas de Higiene (BPH) y de aplicación del APPCC por las industrias alimentarias.
- Crear una disposición especial para asegurar la flexibilidad en el caso de alimentos producidos en zonas apartadas y de montaña.
- Llevar una trazabilidad (adelante y atrás) de los procesos a los que es sometido un producto.
- Controlar el uso no sólo de las materias primas sino también de los aditivos utilizados.
La Seguridad Alimentaria está en manos de agricultores, ganaderos, empresarios, administración central y órganos reguladores. De ellos dependerá nuestra salud y bienestar como consumidores finales.
Fuente: Food News Lattam