La tecnología en el procesado de un alimento juega un papel muy importante en la seguridad alimentaria del producto final debido a que los microorganismos patógenos pueden llegar a dicho alimento como consecuencia de un procesado o manipulación deficientes. Por tanto, la mejor forma de evitar la presencia de microorganismos causantes de toxiinfecciones alimentarias es actuar durante todos los pasos del proceso productivo.
Asegurar la destrucción de los microorganismos patógenos en un alimento es una de los objetivos principales de las operaciones de las que consta el proceso productivo y esto es vital para conseguir un alimento estable, seguro y de calidad. Pero estas operaciones de procesado pueden afectar negativamente a las características organolépticas (alteraciones en el sabor y el aroma) de los alimentos, por lo que se debe de buscar un equilibrio entre la calidad microbiológica y la calidad organoléptica.
Así, diversos métodos de conservación como el uso de aditivos conservantes, el envasado en atmósferas modificadas o las mejoras en los refrigeradores que todos tenemos en nuestras casas, contribuyen a mejorar nuestra salud y, por tanto, nuestra calidad de vida.
Todo lo que hemos hablado aquí arriba, lo ilustra perfectamente este vídeo que ha publicado la Comisión Europea:
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