Para un fumador empedernido simplemente necesita ver un encendedor para desear fumarse un cigarrillo. Un grupo de psicólogos estadounidenses han tratado de intervenir en este mecanismo – es decir, la exposición al estímulo y la consiguiente necesidad de fumar – para desactivar las asociaciones mnemotécnicas que conducen a la adicción.
La técnica llamada “terapia de extinción” es bastante parecida a una tortura aunque aseguran que es eficaz. Aquellos que quieren dejar de fumar se verán sometidos literalmente a un bombardeado de situaciones que recuerden el acto de fumar, y al mismo tiempo se les deniega el acceso al paquete. De esta manera, de acuerdo con los investigadores, la asociación entre los estímulos y la tentación de este hábito nocivo se debilita gradualmente. Es fácil dejar de fumar si sabes cómo.
El método promovido por Medical University of South Carolina no es infalible.
Muchos pacientes tienen recaídas después del tratamiento, pero aún así es bastante eficaz porque sí actúa parcialmente. Disminuye las recaídas y en muchos casos ayuda a dejar este mal hábito del todo. El hecho de que recaigan se basa en que los fumadores tienen lo que se llama memoria del “golpe de nicotina”, que se da por factores y estímulos del medio ambiente difíciles de detectar, saber o tener en cuenta mientras se hace la terapia. Por ejemplo, la pausa para el café, la espera del autobús,
las tardes de aburrimiento…
Aquellos que fuman saben que muchas veces una situación es la que lo lleva a fumar, por eso es muy importante saber en qué situaciones se suele coger el cigarrillo. Una situación casi inevitablemente sigue a la otra, como el reflejo condicionado del famoso perro de Pavlov que recibe comida cada vez que suena el timbre. En estos casos habrá que hacer más hincapié en el medio ambiente que lo lleve a fumar. El problema está en reconocer estos momentos.
Experimento Pavlov Condicionamiento clasico por compartircosasbuenas
Cuando se deja de fumar, estas asociaciones se debilitan hasta desvanecerse, pero los primeros días es muy fácil la recaída. Cada vez que se accede a una memoria, se debilita la fuerza del tratamiento de forma temporal, para luego reconsolidarse a largo plazo. Es en este espacio del tiempo que interviene la terapia. En el estudio, 44 fumadores fueron expuestos a vídeos de personas que estaban fumando, para así poder despertar la memoria y que tengan ganas de fumar.
Diez minutos más tarde, los voluntarios fueron sometidos durante una hora con fotos y vídeos de personas que fumaban. Esta vez se les daba una caja de cigarrillos de juguete(falsos). Un segundo grupo de control tenía el mismo tratamiento pero sin el vídeo inicial de gente que fumaba, lo que se les enseñó es otro vídeo de personas que lavaban platos.
Ambos grupos recibieron dos sesiones de terapia durante varios días consecutivos. Después de un mes, el primer grupo de los vídeos con fumadores habían logrado reducir su consumo de tabaco (7 contra 10) respecto las personas del segundo.
Sin embargo, el nivel de cotinina – un marcador de nivel de humo activo o pasivo –
en la orina seguía siendo el mismo, y la distancia de cigarrillos no siempre es del tiempo, cosa que hace que haya muchos escépticos acerca de la efectividad de la técnica. Para ellos, las asociaciones son tan fuertes que querer apagarla mediante un corto circuito es más difícil de lo que se espera y es casi imposible.
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