No es casualidad que el Método Feldenkrais haya sido y sea practicado cada vez más por personas con talento y creatividad y, en particular, por músicos y deportistas. Su peculiaridad, de hecho, es abrir perspectivas completamente nuevas para aquellos que lo practican.
Aplicando los movimientos propuestos por el método descubrimos la posibilidad de pensar y actuar con mayor flexibilidad, al punto de llegar a cambiar la imagen de uno mismo o de poder hacer esos cambios (diferentes para cada uno) capaces de procurar un verdadero bienestar psicofísico.
Si las personas que sufren trastornos articulares o musculoesqueléticos se encuentran entre los usuarios más satisfechos de este método, sus ventajas también son evidentes desde un punto de vista estético: aprender a movernos correctamente ayuda a restablecer la circulación incluso en las zonas afectadas por la celulitis, remodelándolas; también tonifica la musculatura (desde el abdomen hasta los brazos) prácticamente sin esfuerzo.
De hecho, los movimientos aprendidos a través de la exploración se integran progresivamente en la vida cotidiana. Aún así, fomenta el caminar con fluidez y elegancia, con una mejora evidente en toda la figura.
Todos pueden beneficiarse de Feldenkrais, pero hay una razón por la cual es particularmente apreciado en el mundo del deporte y el entretenimiento: además de liberarse para siempre de los dolores y tensiones que se acumulan en el cuerpo, la práctica de este método trae consigo poder aumentar la precisión, fuerza, resistencia y coordinación, que sin duda son la base de la calidad de cada actuación atlética y artística.
Si deseas, puedes hacer este experimento, para comprender cómo funciona:
Siéntate con los brazos cruzados y tómate un momento para observar la posición que has elegido automáticamente.
Observa la familiaridad del cuerpo con este acto y tómalo en cuenta: es tu habitual cruce de brazos. Ahora inviértelo. Casi inevitablemente te sentirás incómodo, como si estuvieras en una posición completamente diferente a la anterior.
Intenta intercambiar el cruce muchas veces seguidas, sin pensarlo, pero deja que tus brazos y hombros se muevan tras un cruce y otro. Poco a poco notarás que las diferencias están disminuyendo, quizás hasta el punto de no recordar cuál fue el cruce inicial.
¿Qué significa esto? La simple observación de una acción cotidiana fue suficiente para captar una asimetría en el cuerpo. Y fue suficiente, para que el cuerpo registrase esa sutil diferencia, para que todos los músculos (desde el hombro hasta la punta de los dedos de la mano) se reorganizasen hasta anularla.
Esto es, en resumen, la esencia del Método Feldenkrais, no es una gimnasia sino un proceso de aprendizaje individual cuyo objeto es el funcionamiento eficiente del cuerpo humano.