Todos, en mayor o menor medida, nos preocupamos por nuestra alimentación, tanto a la hora de comprar como cuando cocinamos. Pero entre otros muchos errores, cometemos varios que, a veces sin saberlo, nos están destruyendo. Uno de ellos es dejarnos manipular por la industria alimentaria, llevados por las prisas, falta de tiempo y lo cómodo y atractivo que te lo venden todo. Eso nos lleva a consumir gran cantidad de alimentos procesados y comida basura que lo último que tienen son nutrientes; y, por cierto, para colmo, ni siquiera sacian, siendo ese el objetivo que muchas veces perseguimos.
Por otro lado, unas veces por las prisas o falta de concienciación o información, y otras por el estudiado marketing que hay montado alrededor de los productos, no sabemos realmente el contenido del producto, ni siquiera a veces leyendo bien la etiqueta, ya que la cantidad de azúcar, grasas y conservantes viene debidamente camuflada para que eso no sea una pega a la hora de llevártelo como si fuera un alimento saludable. Esto se ve sobre todo en lo destinado a niños, que son el centro de la diana para los grandes lobbies de la industria alimentaria, y los más perjudicados.
¿Y por qué esta parrafada, adónde quiero llegar? Cada día desde que mi vida la dedico a mejorar mi salud, aprendo, leo y sigo páginas webs, blogs, veo documentales, hablo con expertos de diferentes sectores en el campo de la salud, etc. Hoy me llegó un artículo de Gastronomía&Cía que una vez más me dio una razón poderosa por la que seguir defendiendo una alimentación saludable basada en una dieta de “comida real”. El titular de la noticia nombra las llamadas nanopartículas de dióxido de titanio. Así a lo mejor te suena a chino, pero si sabes que es colorante E 171, ya te va sonando más ¿no?
Siempre digo a mis amigos en broma (y no tan en broma) que cuando lean en una etiqueta E seguida de un número huyan. Son colorantes, conservantes, estabilizantes, saborizantes, edulcorantes… aditivos artificiales que afectan a la salud, y que en términos de seguridad alimentaria se permiten porque supuestamente no existen riesgos si no se consumen dosis elevadas. Así, la EFSA (Agencia de seguridad alimentaria de la Unión Europea) se quita la responsabilidad y nos la pasa a nosotros consumidores, no aplicando ninguna medida de precaución.
En el caso del colorante E 171 se sabe que está presente en los productos procesados y en los dulces, y que afecta a los procesos digestivos y la absorción de nutrientes.
Así que, aparte de las miles de razones que tienes para evitar la comida procesada, los refinados, los azúcares y las grasas, aquí tienes un ejemplo más. Los que defendemos una dieta vegetariana no somos unos exagerados, no pertenecemos a una secta, no nos dejamos llevar por una moda, no somos más infelices (al contrario)… Cada uno en un momento de su vida por diferentes razones, decide inclinarse por un tipo de alimentación que le compensa en algún sentido.
En mi caso, después de muchos años alimentándome mal y cuando mi cuerpo gritó ´hasta aquí´ tuve que reaccionar y afortunadamente descubrí un mundo fascinante, una vida mejor y me subí a navegar en un barco del que no pienso bajarme. ¿Te animas a subirte tú? Si somos muchos los que remamos en la buena dirección, conseguiremos cambiar las cosas y crear un mundo mejor.
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¡Hasta pronto!