El género literario no podría ser otro: alguien dijo que los cuentos están hechos para dormir a los niños y despertar a los adultos. Sin embargo, desde los avances de la Revolución Industrial los cuentos parecían dormir en el sueño de la historia, ningún adulto se interesaba por ellos salvo para dormir a sus hijos o a lo sumo como un mero pasatiempo.
Un pequeño desvelo despertó a los cuentos y mitos a mediados del S. XIX en pleno apogeo del Romanticismo. Los insomnes románticos recuperaron los cuentos, mitos y leyendas. Pero no sería hasta mediados del S. XX que autores con Carl Jung, Joseph Campbell o Marie-Louise Von Franz pusieran el énfasis en el valor arquetípico, psicológico, psicoterapéutico y sanador de los cuentos.
El libro es una auténtica medicina: despierta al lector de la mediocridad cotidiana colocándolo cara a cara con sus genuinos deseos y potencialidades. Toca nuestra naturaleza esencial, resonando en nosotros una vida digna que más que perdida estaba olvidada. Básicamente, el cuento nos recuerda quienes somos, desvela aquellos nobles deseos que un día tuvimos y que por miedo, vergüenza o por la vorágine de la vida nunca nos atrevimos a realizar, creando la motivación necesaria para que con la ayuda del esfuerzo correcto estemos más cerca de satisfacer nuestras más genuinas aspiraciones.
Que haya sido traducido a unos 42 idiomas y que las ventas superen los 4 millones de ejemplares no es casualidad o mera suerte. Como el lector sabrá, estamos ante una obra maestra, su éxito se debe a que habla el lenguaje del mundo y su contenido esencial puede desvelarse generosamente sin condición de edad, género, cultura o estatus social.
A través del libro se puede inferir una profunda madurez humana de sus autores y un gran amor al trabajo, pues es evidente que lo plasmado en el libro y el modo de expresarlo no obedecen a un mero momento de inspiración. Como comentan Fernando Trías de Bes y Álex Rovira el libro «se escribió en ocho horas de un solo tirón. Sin embargo, nos llevó más de tres años identificar las reglas de La Buena Suerte». Además, los autores citan expresamente la conocida máxima de Picasso sobre la inspiración «Que la inspiración llegue no depende de mí. Lo único que yo puedo hacer es ocuparme de que me encuentre trabajando».
Y en el caso de nuestros amigos vaya si les encontró: La Buena Suerte tiene la capacidad de estremecer al lector, no con argumentos sesudos sino con la profundidad de las temáticas arquetípicas emergidas desde lo más profundo del corazón.
Tras leer el libro uno se queda con ese sabor a cuento, con una convicción interna de que eso que parece fantasía encierra mucho de realidad y también a la inversa: que lo creemos que es una realidad inamovible quizás sea sólo inamovible mientras mantengamos nuestros viejos esquemas mentales, guiones y patrones de funcionamiento. Y todo esto nos lleva a la motivación, esto es, al movimiento para la acción (la etimología de las palabras pocas veces miente y el vocablo contiene la raíz latina motus que significa mover o poner en movimiento). Y hablando de motivación y movimiento, adentrémonos en el profundo universo del cuento.
Aspectos psicológicos para comprender el cuento
Si bien es cierto que el cuento se desvela por sí mismo sin necesidad de mayor argumentación, nuca está de más adentrarse en el terreno de lo psicológico para integrar con mayor profundidad el cuento en nuestra vida, en nuestra psique, así nos aportará un mayor conocimiento que a su tiempo y con el esfuerzo correcto permitirá lanzarnos eficientemente hacia nuestros proyectos... veamos pues:
Sobre el tiempo en el cuento
Como todas las buenas leyendas y cuentos, el nuestro transcurre en un lugar indeterminado del espacio-tiempo: «Hace mucho tiempo, en un reino muy lejano ... »
No es casualidad que La leyenda del Trébol Mágico comience de esta manera. Frases como esta nos invitan al recogimiento, a mirar dentro de nosotros mismos, condición necesaria para abrirnos a nuestras potencialidades y a recordar lo que en el fondo ya sabemos, manifestándose así la sabiduría del inconsciente personal y colectivo.
Si bien no sabemos la fecha cronológica ni el lugar donde se desarrolló sí sabemos que la acción transcurre en una semana. Evidentemente se trata de un tiempo metafórico, en los cuentos, al igual que en los sueños la dimensión temporal sufre variaciones considerables. Así, en la vida de vigilia, aún con los mejores guías y maestros, comprender y aplicar las leyes de la Buena Suerte puede llevar un tiempo considerable: se trata del aprendizaje de la excelencia y este es un camino que dura toda la vida, pero como dijo el sabio chino un largo camino comienza con un primer paso.
Sobre los personajes
Para comprender el papel de los diversos personajes resulta útil acudir a la psicoterapia gestlat, al análisis jungiano y otras ramas del psicoanálisis. Desde esta perspectiva integrativa los distintos personajes pueden considerarse además de como ellos mismos o entidades autónomas, como diferentes partes de nuestra personalidad. Es decir, el cuento muestra nuestro mundo interno con nuestras diferentes partes. En efecto, lo que llamamos nuestro Yo está constituido por una serie de subpersonalidades con intereses variados, aunque normalmente sólo nos identifiquemos con aspectos reducidos de la totalidad que somos.
Los cuentos nos muestran la complejidad de la naturaleza y de la psique humana, mostrándonos todas nuestras riquezas y miserias, pues en ellos se refleja la luz y la oscuridad que somos. Un paso esencial hacia la madurez es reconocer nuestras partes oscuras: ya decía Jung que a la iluminación no se llega imaginando figuras de luz sino haciéndose consciente de la propia sombra y responsabilizándose de ella.
Merlín
Figura arquetípica por excelencia representa el anciano sabio. Indica las más altas potencialidades de sabiduría y amor que podemos encarnar como humanos. Tanto en sueños como en los cuentos cuando aparece un personaje de esta naturaleza suele aportar mensajes relevantes y frecuentemente valiosos para la persona que los recibe.
A mi modo de ver se trata de una figura compuesta por todos los elementos masculinos, debidamente comprendidos e integrados. Esto es, representa la masculinidad madura y profunda.
Sid y Nott: las polaridades (caballero blanco, caballero negro)
Lo primero que llama la atención son los nombres de nuestros personajes. Sid, recuerda a la afirmación por excelencia Si-d. Nuestro noble caballero actúa afirmando la vida y defendiéndola, afirmando en sí mismo las más altas cualidades y valores del Ser. Nott, el caballero de negra capa y negro caballo recuerda a la negación por antonomasia (No-tt). En efecto, Nott podría simbolizar nuestras partes oscuras, frecuentemente inconscientes, negadas y proyectadas en los demás, también nuestra resistencia a la vida cuando nos negamos a aceptar lo que es y nos cerramos a la experiencia. Pasemos a analizar a los dos caballeros con un poco más de atención.
Nott, el caballero de caballo negro y negra capa
Tiene un comportamiento arrogante y despectivo con todos aquellos que se encuentra. Sólo se importa así mismo y su lucha se centra exclusivamente en obtener beneficios individuales.
El personaje representa el lado oscuro de la mente y concretamente de la mente patriarcal, caracterizada por estrechez de miras, el sometimiento de los demás y la naturaleza a la propia voluntad. Para la persona atrapada en esta dinámica la única verdad es la suya y la única ley justa la que representa sus convicciones. Nott actúa de una forma marcadamente competitiva, actúa bajo la premisa de ganar a cualquier precio, por esto empleará todos los medios necesarios para conseguir sus fines egóicos de alcanzar poder y gloría. Por su puesto, en su mentalidad no existe la posibilidad del bien común, es un pensamiento marcadamente dicotómico donde sólo existe el yo o el tú sin espacio para el nosotros.
Por desgracia lo representado por Nott dista mucho de ser sólo un cuento. Buena parte del peso de la crisis económica actual, la decadencia política y las guerras tienen su raíz en las oscuridades de un arquetipo patriarcal similar al caballero negro de nuestro cuento.
Además de lo comentado, el hombre de caballo negro y negra capa se caracteriza por una profunda inconsciencia, que se manifiesta en su estrechez de miras, la incapacidad de asumir las consecuencias de sus actos y una exacerbación del mecanismo de proyección: la culpa es de los demás o de las circunstancias.
Desde el punto de vista simbólico Nott recuerda al nigredo de la alquimia. Se trata de la materia bruta que necesita de transformación, pero el plomo sólo se convierte en oro en un proceso de transmutación y purificación. El caballero negro nos recuerda el punto de partida, en cierto modo es el álter ego de Sid, vive las mismas circunstancias, se encuentra con los mismos personajes y sin embargo sus vivencias ¡son opuestas! Sid representa un hombre maduro, ha aprendido lo suficiente y ha alcanzado una madurez sólida, proceso que requiere afrontar la propia sombra, abrirse a las fuerzas oscuras y pulsionales del inconsciente, entrando en contacto con ellas y así poder liberarlas a favor de la vida. Así, desde éste punto de vista Nott representa el comienzo de la búsqueda del Yo Verdadero, del Ser, mientras que Sid representa el éxito y la victoria sobre uno mismo: ya no hay búsqueda, simplemente es, ama y sirve.
Sid: el caballero de caballo blanco y blanca capa
Como decía, Sid constituye el polo opuesto a Nott. El caballero de caballo blanco y blanca capa represente la masculinidad madura y profunda. En ella la sombra ha sido suficientemente reconocida e integrada: la agresividad ha dejado de estar descarriada y escindida, ahora se haya a favor de la vida. Sid representa una masculinidad que transciende el patriarcado y los valores imperantes en nuestra cultura profundamente patriarcal (competitividad a ultranza, individualismo feroz, explotación humana y de la naturaleza, sometimiento a los imperativos morales patriarcales, a la ley del mercado, etc.).
Por el contrario, el caballero blanco manifiesta un pensamiento global, libre del "único punto de vista verdadero", que por supuesto es el del patriarca y sus representantes. Sid es dialogante, trabaja por el bien común, se muestra humilde y acepta el reto porque confía genuinamente en sí mismo y en Merlín.
Como el relato nos demuestra, la confianza de Sid deviene de su actitud: es un hombre que se ha hecho a sí mismo con esfuerzo, buena voluntad, inteligencia y genuino deseo de ayudar, tanto a sí mismo como a los demás.
Las reglas de la buena suerte
Primera Regla de la Buena Suerte
La suerte no dura demasiado tiempo,
porque no depende de ti.
La Buena Suerte la crea uno mismo,
por eso dura siempre
Aquí se nos exhorta a adoptar una actitud proactiva ante la vida: actuar conscientemente sin caer en una pasividad indolente, sabiendo que hay situaciones que escapan a nuestro control pero que en última instancia y como dijo Victor Frankl siempre podemos elegir la actitud interna con las que les hacemos frente.
Segunda Regla de la Buena Suerte
Muchos son los que quieren tener Buena Suerte,
pero pocos los que deciden ir a por ella.
Regodearnos en lo mental a todos nos resulta fácil: no requiere esfuerzo desear lo que queremos, además esto a veces nos permite evadirnos de una realidad doliente. Sin embargo, el paso a la acción correcta que permite en cierta medida construir nuestro destino requiere de entre otras cualidades de disciplina, coraje, confianza y determinación. Éstas son actitudes que tampoco suelen ser dadas por gracia divina sino que se construyen poco a poco: al andar se hace camino decía Machado.
Tercera Regla de la Buena Suerte
Si ahora no tienes Buena Suerte tal vez sea
porque las circunstancias son las de siempre.
Para que la Buena Suerte llegue, es conveniente
crear nuevas circunstancias.
Decía San Juan de la Cruz que para ir a dónde no se sabe hay que ir por donde no se sabe, esto es, si seguimos haciendo lo mismo de siempre ocurrirá lo mismo de siempre... blanco y en botella.
Cuarta Regla de la Buena Suerte
Preparar circunstancias para la Buena Suerte
no significa buscar sólo el propio beneficio.
Crear circunstancias para que otros también
ganen, atrae la buena suerte
Esto es algo que me emociona y aquí tengo que nombrar las actitudes de los dos caballeros y recordemos que ambos reflejan nuestras formas de actuar: Nott actúa egoístamente, parece que en su cabeza existe la creencia de que para ganar yo otro tiene que perder , premisa que desgraciadamente rige buena parte de la economía mundial abocándonos al desastre.
En contraposición Sit actúa de modo muy diferente, como ya he dicho, el personaje encarna un modelo de masculinidad madura postpatriarcal, en el que además de los atributos masculinos firmemente anclados hay una apertura y receptividad hacia lo femenino, en consonancia Sit es profundamente sensible, sin renunciar a sus objetivos y necesidades se deja conmover, es empático y compasivo, se deja sentir las emociones de los demás y actúa en consecuencia, prestando la ayuda necesaria y buscando el bien común. Sit actúa desde un estado de receptividad, confianza y no miedo (lo contrario podríamos decir de Nott), y esas son las cualidades que le convierten en un noble caballero: nunca le des un a espada a un hombre que no sabe bailar decían los Celtas, esto es, el guerrero cuando no ha cultivado la receptividad y no es capaz de estremecerse ante la belleza de la vida se convierte fácilmente en un mercenario sanguinario.
Quinta Regla de la Buena Suerte
Si «dejas para mañana» la preparación
de las circunstancias, la Buena Suerte quizá
nunca llegue.
Crear circunstancias requiere dar
un primer paso...
¡Dalo hoy!
Los psicólogos hablamos de no procrastinar, esto es, de no dejar las cosas para mañana. Mañana lo dejo que cantaba Albert Plá... Y es que en efecto, dejar las cosas para mañana sólo aumenta los asuntos inconclusos, consume una gran cantidad de energía al hacernos sentirnos culpables y preocuparnos por lo que no hemos realizado. En términos gestálticos aumenta nuestras gestalts o asuntos inconclusos lo que contribuye a nuestra neurosis e infelicidad.
Sexta Regla de la Buena Suerte
Aun bajo las circunstancias aparentemente
necesarias, a veces la Buena Suerte no llega.
Busca en los pequeños detalles circunstancias
aparentemente innecesarias... pero
¡imprescindibles!
¡Qué necesaria es la sana autocrítica y la autorreflexión! Esta acción de pensar y analizar nuestras emociones, pensamientos y acciones cuando se hace desde el amor y la propia estima nos permite crecer como personas, detectando los puntos ciegos que se nos habían pasado y dándonos la oportunidad de enmendarlos: constituyen parte del camino a la excelencia.
Séptima Regla de la Buena Suerte
A los que sólo creen en el azar,
crear circunstancias les resulta absurdo.
A los que se dedican a crear circunstancias,
el azar no les preocupa.
¡Cuánta belleza, verdad y sabiduría hay en estas palabras! Así es, el crear las circunstancias oportunas permite construirnos a nosotros mismos con las actitudes que ya hemos comentado (valentía, coraje, determinación, compasión, etc.) esto mismo genera un bucle que se retroalimenta positivamente de tal manera que cuanto más circunstancias construimos más desarrollamos éstas actitudes y más confianza tenemos en nosotros mismos y en la existencia.
Octava Regla de la Buena Suerte
Nadie puede vender suerte.
La Buena Suerte no se vende.
Desconfía de los vendedores de suerte
Muchas veces estamos tan deseosos de alcanzar nuestras metas que resulta fácil dejarse engatusar: es más fácil comprar suerte que pasar a la acción con el esfuerzo y el riesgo que conlleva, es más fácil transferir nuestra responsabilidad que hacernos cargo de ella. Pero aunque intentemos comprar suerte y evadir nuestra responsabilidad, estas decisiones no están exentas de consecuencias y así solemos acabar cultivando falsas ilusiones, con los bolsillos vacíos y sin haber realizado el aprendizaje que crear circunstancias posibilita.
Novena Regla de la Buena Suerte
Cuando ya hayas creado todas las circunstancias,
ten paciencia, no abandones.
Para que la buena suerte llegue, confía.
La confianza y la fe son esenciales. Se trata de creer en uno mismo, en sus capacidades y en saber que está haciendo lo correcto, también de tener una confianza básica en la vida, en la existencia como una experiencia benévola que nos permite el aprendizaje y el desarrollarnos como personas.
Décima Regla de la Buena Suerte
Crear Buena Suerte es preparar las circunstancias
a la oportunidad.
Pero la oportunidad no es cuestión de suerte o
azar: ¡siempre está ahí!"
Confieso que esta regla me ha llevado años comprenderla, y a decir verdad no sé si a día de hoy la comprendo a la perfección. Supongo que tiene que ver con mirar con asombro el mundo, con estar realmente despierto y presente, así un par de ojos avispados ven más que miles anestesiados: El azar sólo favorece a las mentes preparadas decía Lois Pasteur.
Y colorín colorado este artículo se ha acabado. Sin embargo no me gustaría despedirme sin citar los últimos versos del libro escritos por Fernando y Álex, pues muestran en ellos buena parte de lo transmitido en el libro:
Este libro se escribió
en ocho horas, de un solo tirón.
Sin embargo, nos llevó más de tres años
identificar las reglas de La Buena Suerte.
Algunos sólo recordarán
lo primero.
Otros, sólo recordarán
lo segundo.
Los primeros pensarán
que tuvimos suerte.
Los otros pensarán
que aprendimos y trabajamos para
crear «Buena Suerte»
Y parafraseando a los autores recuerda: ¡éste artículo no lo has leído por casualidad! ;)
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