La ansiedad sale a la superficie cuando una persona no puede predecir lo que le ocurrirá a corto o a largo plazo. Si un paciente no entiende su dolor, si no comprende el qué lo ha causado, si no sabe cuánto durará y además nadie le dice que es lo que tiene que hacer para aliviarlo, es muy lógico que le inunden expectativas negativas motivadas por la duda, por la inseguridad y por la falta de conocimiento.
Es entonces cuando aflora la ansiedad. Y a más ansiedad mayor hiperalgesia, es decir, mayor sensibilidad para sentir dolor. De ahí recae la importantísima labor de una buena comunicación entre fisioterapeuta y paciente. Si éste sale de la consulta con la misma información con la que entró y sigue sin comprender aún su patología, sentirá más dolor que el que debería sentir debido a una incertidumbre emocional.
Este proceso cuerpo-mente tiene una base neurológica que lo lleva a cabo. Hace muy pocos años se descubrió que la ansiedad mejora la comunicación cerebral entre el hipocampo ventral (HV) y la corteza prefrontal medial (CPM). La ansiedad estimula al hipocampo ventral que envía la información de lo que sentimos a la corteza prefrontal medial. Y mientras uno habla, el otro escucha. Una vez la CPM recibe la información del HV envía sustancias químicas al cuerpo para producir comportamientos de defensa como “no mover la articulación o no hacer esta u otra actividad”(1).
El mejor antídoto para la ansiedad es la esperanza.
Explicar al paciente lo que le sucede hace que su percepción del dolor decaiga porque su nivel de ansiedad disminuye. Cuando una persona entiende su patología se asienta en una posición conocida, por tanto, puede predecir el tiempo que tardará en recuperarse y comprende que su dolor forma parte del proceso hacia la curación. La ansiedad así disminuye, y se crea un sentimiento de esperanza. Esta pérdida de incertidumbre bloquea la liberación de un neurotransmisor llamado colecistoquinina (CCK) generando menos sentimientos negativos y catastrofistas(2). A menos ansiedad más analgesia.
¿Cómo explicar al paciente lo que le pasa?
La buena comunicación entre médico y paciente tiene unos efectos sorprendentes: reduce los dolores crónicos entre el 10% y el 20%, mejora la movilidad en el 25% y alivia la ansiedad en la misma proporción. Así lo demuestra un estudio clínico realizado por los doctores Roger Ruiz, Miguel Muñoz y Luis Pérula, de la Unidad Docente de Medicina de Familia y Comunitaria de Córdoba, que ha sido publicado por la revista británica Family Practice y en breve lo será también por la norteamericana Patient Education and Counselling(3).
Para asegurarnos que el paciente comprenda su situación debemos conocer que el aprendizaje se produce según estas dos leyes cerebrales.
- Ley de la asociación. Esta ley dice lo siguiente: “yo te voy a enseñar cosas nuevas asociándolo con cosas familiares. Voy a utilizar lo conocido para ayudarte a entender lo desconocido. Voy a utilizar conexiones sinápticas que hay en tu cerebro para hacer nuevas conexiones. Si el fisioterapeuta comenta al paciente que: “una contractura es la contracción involuntaria y continuada de un músculo o de algunas de sus fibras que se forma cuando los tejidos normalmente elásticos son reemplazados por tejidos no elásticos”, ¿entenderá algo el paciente?, pero si en vez de esto le dice: “imagina que tu músculo está formado por un conjunto de cables. Un músculo es muchos cables que van en una dirección. Cuando esos cables están enredados se forma un bulto en una zona. Ese bulto, es la contractura, y a través del masaje (técnica de ganchos, punción seca, estiramientos activos, o cualquier otra técnica) lo que vamos a conseguir es desenredar esos cables. Podemos decir que cuando aprendemos algo nuevo tenemos que utilizar lo que está ya almacenado en el cerebro (cables enrredados) para hacer una nueva conexión neuronal (qué es una contractura). La ley de la asociación es utilizar la información almacenada en el cerebro para aprender nueva información. Es construir nuevos circuitos utilizando circuitos ya existentes. Es utilizar las memorias antiguas para formar nuevas memorias.
- Ley de la repetición. Si sigues haciendo algo una y otra vez, un pensamiento, una acción o una habilidad, se acabará haciendo fácil, familiar, automático y subconsciente. Repetir la información al paciente para asegurarnos que lo ha entendido es clave.
En este artículo hemos aprendido que:
- No entender lo que nos pasa y no conocer lo que nos puede llegar a pasar activa los mecanismos de la ansiedad.
- A más ansiedad, más capacidad para sentir dolor.
- Entender nuestra patología y conocer su evolución nos sitúa en un lugar conocido que disminuye la ansiedad, y por tanto, el dolor.
Bibliografía:
Adhikari et al. Synchronized Activity between the Ventral Hippocampus and the Medial Prefrontal Cortex during Anxiety.” Neuron 65, 257–269, 28 de enero de 2010.
Colloca L, Benedetti F. When words are painful: unraveling the mechanisms of the nocebo effect. Department of Neuroscience, University of Turin Medical School. 2007.
Fuente: http://elpais.com/diario/2002/02/05/salud/1012863604_850215.html
Jose Cortes Fernandez