A lo largo de toda la literatura científica publicada hasta el momento actual, surgen estudios que avalan y desmienten determinadas ideas sobre la depresión que han quedado obsoletas en los últimos años. Si bien es necesario señalar en este punto que dicha literatura se cuida muy bien y acota los diferentes tipos de estados depresivos (Depresión Mayor, Trastorno depresivo, Depresión y Trastorno de adaptación), a la hora de diseñar investigaciones y plasmar el resultado de tales estudios.
Conclusiones sobre la depresión tras el análisis de estudios
Pero, dejando de lado las categorizaciones clínicas más precisas, podemos enumerar algunas conclusiones que extraemos del análisis comparativo de tales estudios.
Cuando todo en la vida te va bien puedes deprimirte. Analizando los estudios existentes hasta la fecha todo parece indicar que esta afirmación es en parte, al menos, falsa; dado que la relación entre personas que se deprimen y presencia de estresores previos es más fuerte de lo que se podría pensar en un principio. Más bien conforma la norma y no la excepción.
No deben confundirse las causas con los desencadenantes de un trastorno. Es cierto que no todas las personas que sufren factores que se entienden como posibles desencadenantes se deprimen y un porcentaje grande de personas que no sufren circunstancias adversas sí lo hace (Redacción de DC Medicina, 2015). Que este hecho exista no invalida para nada que no responda a una norma y no contribuya a ser prueba suficiente como para pensar que la depresión es una enfermedad y no un trastorno, y por ello en gran parte dependiente más de aspectos biológicos que de otra índole.
La depresión es una enfermedad crónica que nunca desaparece del todo. En primer lugar, no está claro del todo que la depresión sea una enfermedad, si se entiende por enfermedad una alteración estructural o funcional del organismo. El trastorno depresivo que es el concepto que se utiliza en el DSM-IV TR, DSM-V y CIE-10, hace referencia a un concepto cuya realidad es más compleja y muy probablemente causada tanto por factores de origen biológico como de origen psicológico y sociocultural.
Lo que es cierto es que cuando se trata de este trastorno las recaídas son frecuentes. Tras el tratamiento farmacológico con los antidepresivos más utilizados la probabilidad de recaídas ronda entre el 40% y 50%. Estos porcentajes bajan cuando se acompañan de psicoterapia o son tratados exclusivamente de este modo. Aún así, no existe evidencia de que en gran número de casos la depresión no vuelva a aparecer. Pueden experimentarse algunos síntomas aislados al transcurrir el tiempo, pero no siempre existe recaída o recaídas en todos ellos.
Las personas optimistas y extrovertidas se deprimen tanto como las que no lo son. Esta afirmación carece de solidez en la literatura científica. Claro que las personas extrovertidas también se pueden deprimir, pero la relación entre la depresión y las personas introvertidas y con otros rasgos de personalidad es indudablemente más estrecha. Parece haberse demostrado que el optimismo es un factor protector ante la aparición de síntomas depresivos y lo contrario, la negatividad, más propia de personalidades introvertidas, representa un factor de riesgo ante ellos.
La psicoterapia no cura la depresión. En este tema también hay estudios que corroboran la idea de que la psicoterapia es igualmente de efectiva o incluso más efectiva en muchos casos (en lo que a prevención de recaídas se refiere) que el tratamiento con fármacos. Existen tratamientos psicoterapéuticos, ahora denominados “con apoyo fuerte de la investigación”, como la terapia de activación conductual, cognitivo-conductual, interpersonal, de solución de problemas, de autocontrol de Rehm, que cuentan con evidencia científica de éxito en su aplicación.
La psicoterapia es menos eficaz que la medicación antidepresiva. Como menciono en el apartado anterior, no existen pruebas contundentes al respecto, más bien lo contrario, tal vez a excepción de los casos de Depresión Mayor, donde los estudios sí parecen arrojar datos que nos llevan a confiar menos en los tratamientos psicoterapéuticos.
La psicoterapia no es eficaz en la depresión grave, sino tan solo en la leve o moderada. Que no sea igual de eficaz que en los casos menos severos no quiere decir que carezca completamente de eficacia. En todos los casos es beneficiosa a la hora de prevenir posibles recaídas. En la depresión mayor la psicoterapia complementa al tratamiento farmacológico en la mayoría de los casos.
El tratamiento de la depresión es largo. El trastorno depresivo mayor muestra una tasa de recaídas y recurrencias muy elevada. Se estima que en torno al 60% de los pacientes que han tenido un episodio de este tipo tengan en el futuro al menos otro episodio similar. De esta manera, los tratamientos con fármacos se prolongan entre 6 meses y 2 años de duración, para evitar en la medida de lo posible esta incidencia de recaída. Ahora bien, esto no quiere decir que en todos los casos el tratamiento tenga que durar en el tiempo, ni en lo referente a fármacos ni a psicoterapia. Numerosos estudios avalan el éxito de psicoterapias breves que se realizan en torno a 20 sesiones. Por supuesto, esto dependen en gran medida del caso concreto, dado que cada persona cuenta con su propio ritmo de asimilación y adaptación. Pero no queda en absoluto descartada la idea de que puede atajarse una depresión en al menos 1 años o incluso algo menos. Yolanda Forcelledo