Hoy me gustaría recuperar una cita que dije en el primer post referente a la formación de la autoestima en la infancia. Decía que hay que los adultos deben inculcar a los niños que merecen ser amados solo por el hecho de existir y que tenemos algo que ofrecer al mundo.
Es posible que el dialogo interno que mantenemos esté forjado por esas creencias limitantes que un día nos transmitieron: no es suficiente, puedes hacerlo mejor, no eres capaz de...
Si tus padres eran rígidos y tu eres duro contigo mismo, te sigues reprochando cada error que cometes, es agotador, no crees? Es cómo decir, a ver que habré hecho mal hoy? Ahora el adulto eres tú así que es hora de decirle a tu niño interior cuales son tus nuevas normas.
Vamos a reflexionar:
- Qué es lo que siempre deseaste que tus padres te dijeran cuando eras pequeño?
- Qué es lo que siempre quisiste oír y nunca escuchaste?
"Ahora dile todas las cosas maravillosas que le dirías a un bebé que llega a su nueva vida"
El ejercicio que propongo es escribirle una carta;
1. Coge una fotografía que te guste de ti de pequeñ@. Qué ves?
2. Empieza a escribirle y dile cómo te sientes, explícale que todo ha ido bien a pesar de las dificultades, que es más fuerte de lo que cree, que crea en si mism@ ya que hoy es un adulto con muchos valores. Háblale con mucha ternura, con el amor que se merece, dale a conocer a las personas buenas con las que se va a encontrar...
3. Cada persona tenemos nuestras inquietudes, temores, miedos y anhelos, dile lo que te salga del corazón.
Me haría mucha ilusión que si os animáis a hacer la carta me hagáis llegar como os habéis sentido.
Hablando del niño interior me ha parecido interesante añadir las muñecas rusas y la metáfora que personalmente saco de ellas. Es curioso cómo nos vamos poniendo capas de protección a medida que vamos creciendo y lo difícil que es, a veces, luchar contra ellas. Veo necesario de alguna forma tenerlas pero también saber con quien puedes mostrar lo más profundo de tu ser.