Tanya Markul Muchas veces comemos de manera desordenada o compulsiva y no sabemos por que. Se enciende un resorte que nos lleva de manera automática a abusar de la comida, a veces del alcohol o le damos al móvil en las redes sociales o a cualquier otra sustancia o actividad que nos genera dependencia.
Luego solemos sentirnos culpables, avergonzados y molestos con nosotros mismos.
Nuestra niña/niño interior alberga las huellas y señales de como experimentamos nuestra niñez.
Las heridas sufridas en esta etapa se anclan en nuestro subconsciente y cuando nos hacemos adultos nos impiden manifestar nuestra mejor versión.
Es esa parte de nosotros que entierra un profundo dolor.
Y cuando en nuestra vida adulta resuena ese dolor, puede ser que intentemos amordazar ese dolor a base de comida, alcohol u otra dependencia.
Sanación de la niña interior
Tienes que practicar volver con el niño herido todos los días. Tienes que abrazarlo con ternura, como un hermano mayor o una hermana mayor”Thich Nhat Hanh, Reconciliación Sanando al niño interior Nuestro niño interior busca un lugar, un hogar, un refugio en que sentirse acogido, seguro, amado.
Las huellas que dejan algunas situaciones traumáticas de nuestra infancia, nos pueden causar dificultades cuando somos adultos, ya que nuestro niño interior procura no tener que volver a vivir las heridas y agravios que experimentamos de pequeños.
Es posible aceptar y aprender a convivir con esos fragmentos heridos de nuestro ser e incluso hasta cierto punto, sanarlos.
De esta manera podemos aumentar nuestra confianza y autoestima, además de construir un refugio donde nuestro niño interior se sienta a gusto.
En nuestro interior no sólo mora ese niño herido, también encontramos un niño de luz que busca salir y expresarse en el mundo con creatividad, empuje y alegría.
La tercera persona que incluimos en ese trio es el adulto interior. El es el encargado de comunicarse afectivamente con nuestro niño interior.
Sanación de la niña interior
Los primeros pasos serán realizar ejercicios para conectar con nuestro niña interna herida y nuestro niña de luz.Podemos utilizar fotos de nuestra niñez, escribirle una carta, visualizaciones en que conectamos con ella para para que se sienta segura y confíe en nosotros.
Algunos de las preguntas que se sugiere hacer cuando te dirijas al niño interior son:
¿Qué cosas te gustaría que te dijera un adulto de confianza a esa edad?
¿Qué es algo amable que puedas decir sobre ti misma?
¿Cómo puedes perdonarte a ti misma por no saber entonces lo que sabes ahora?
¿Cómo puedes liberar la vergüenza de lo que has pasado?
¿Qué sabiduría puedes aprender de la niña interior herida?
Con el tiempo, aprendemos a aceptar a nuestro niña interior como una parte indispensable de nosotras.
Nos damos cuentas de que lo que sucedió no fue por nuestra culpa. Sobrevivimos como pudimos.
Ahora puedes dejar que por fin tu niña interna encuentre refugio.
La sanación del niño interior requiere su tiempo. No es necesario estresarnos pensando que debemos sanar todos nuestros traumas infantiles de una vez.
Aunque tu niña interior estará supercontenta y agradecida de que la atiendas, satisfagas sus necesidades reales y la ayudes paso a paso, a sanar esas heridas.
A todos nos gusta sentirnos acompañados, atendidos y amados. A nuestra niña también.
Gracias por leerme,
Mentxu da Vinci
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