Dicho fraude alimentario puede constituir un problema de seguridad alimentaria, ya que puede conllevar riesgos para la salud de los consumidores. Entre los fraudes más frecuentes en el mundo alimentario nos podemos encontrar los siguientes:
Sustitución de un ingrediente por otro similar más barato.
Presencia de ingredientes no declarados en el etiquetado.
Adulteración de alimentos para mejorar alguna de sus características.
Declaración falsa de procesos o tratamientos.
Alegaciones falsas sobre la procedencia de un alimento.A raíz del escándalo de la presencia de carne de caballo en preparados de carne de vacuno en el año 2013, nace la Red Europea contra el Fraude Alimentario (FFN), que este pasado 2014 intervino en unos 60 casos que resumimos en la siguiente infografía:
Fuente: Elika.net
La mayor parte de los fraudes los han protagonizado los alimentos de origen animal, seguidos de los productos de la pesca y la miel.
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