Es decir, si seleccionamos la forma adecuada de cocción para cada alimento, podemos reducir la pérdida de nutrientes con lo que estaremos logrando preparaciones de mayor calidad nutritiva. Por ejemplo: las verduras y frutas, si bien debemos comerlas crudas, también podemos cocinarlas al vapor o al microondas, opciones que no producen una gran pérdida de vitaminas y minerales.
Las carnes podemos cocinarlas al horno, a la plancha o en papillote, de manera de no perder minerales que éstas contienen en el agua como puede suceder si las hervimos.
Si escogemos correctamente la manera de cocinar nuestros alimentos podemos evitar la pérdida de nutrientes solubles en agua tales como la vitamina C, vitaminas del complejo B y minerales como el potasio, magnesio o cloro. Además, podemos reducir la pérdida de vitaminas solubles en grasa como sucede cuando realizamos frituras, momento en el cual pasan al aceite vitamina D y A.
Podemos lograr mayor concentración de nutrientes en nuestros platos sin sumar calorías ni modificar los alimentos a consumir, simplemente debemos cuidar la forma de cocinar nuestros alimentos.