No nos dimos ni cuenta pero a fuerza de repetirlo la mayoría de personas creyeron en un dogma que les perjudica, una mentira que ha desencadenado una epidemia global de obesidad. Todos creyeron que era muy sano desayunar cereales con un zumo industrial y un yogur desnatado, comer una ensalada de arroz y cenar unas tostadas con margarina y pavo.
Se impuso la idea de que la base de nuestra dieta debían ser los carbohidratos y reducir al máximo las grasas, como se puede ver en la pirámide: se recomienda que entre un 50 y un 70% de lo que comemos sean carbohidratos. ¿Y qué pasa con los carbohidratos, sobretodo cuando son refinados? Provocan un efecto muy similar al del azúcar, el círculo vicioso de la insulina: Pico de azúcar en sangre, insulina al rescate y finalmente almacenamiento en forma de grasa que nos hace engordar, pero no acaba aquí: al cabo de unas horas bajón de azúcar y ganas de un nuevo subidón! Si, exacto, es un proceso adictivo nada saludable.
Ahora se ha puesto muy de moda la dieta Paleolítica, lo que viene a ser eliminar de la dieta completamente todos los cereales y alimentos procesados. Defiende que nuestro cuerpo está adaptado a la época paleolítica ya que duró 2,5 millones de años en comparación con los solo 10.000 años que tiene la agricultura. Si te interesa este tipo de alimentación te recomiendo el blog megustaestarbien.com.
Por suerte cada vez más gente alza la voz en contra de demonizar a las grasas, hacerlo nos ha llevado donde estamos. Es necesario volver a comer alimentos de verdad y saber combinarlos, evitar al máximo los procesados y comer alimentos del origen más natural posible. Aún estamos lejos de que se dejen de recomendar y de anunciar productos tan poco saludables pero poco a poco somos más los que hacemos oír nuestra voz, en 2014 la revista TIME rectificó y puso en duda que el malo de la película fueran las grasas.
Yo soy partidaria de que cada cual vaya escuchando su cuerpo y descubriendo su propio equilibrio, por mi experiencia si alguien te impone una determinada dieta y reprimes las ganas de comer algunos tipos de alimentos esto acabará generando una frustración innecesaria que puede incluso acabar con los hábitos saludables ya instaurados.
Eso sí, yo prefiero una pirámide más parecida a esta ; )
¡Pero no me creas, pruébalo! Te animo a probar durante dos semanas a comer sin cereales y quizás te sorprenda observar que no tienes tanta hambre y que adelgazas, eso sí, recuerda comer grasas saludables, son tu gran aliado para saciarte.
Fuente: este post proviene de Mentxu da Vinci, donde puedes consultar el contenido original.
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