Desde que se decretó el estado de alarma provocada por la COVID-19 el pasado 13 de marzo, la Organización Mundial de la Salud (OMS) y los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades estadounidense (CDC) han establecido el lavado minucioso de las manos con agua y jabón o con geles a base de alcohol como la principal medida de prevención.
Aunque la mayoría de las recomendaciones oficiales aseguran que el agua y el jabón es la mejor manera de mantener las manos libres de virus, cuando esto no es posible, los desinfectantes a base de hidrogel son una muy buena alternativa. Recomiendan, eso sí, que el gel contenga al menos un 60% de alcohol y que, a la hora de aplicar, cubra todas las superficies de las manos y se froten bien hasta que queden secas.
Estos desinfectantes para manos a base de alcohol pueden reducir muy rápidamente la cantidad de microbios en las manos (excepto cuando están muy sucias, en este caso es preferible lavarlas con agua y jabón). Con el SRAS-CoV-2, estos geles, muy comunes antes de la crisis en el ámbito hospitalario, se han convertido en un elemento habitual de la vida cotidiana y en un potente destructor de microbios.
Pero, en ocasiones, puede ocurrir que no se usen de la forma más efectiva (no se usa suficiente cantidad, o se usa demasiada, o se elimina antes de que se seque). ¿Puede este mal uso conllevar riesgos? ¿Puede afectar a nuestras manos? ¿Dónde encaja la salud de la piel en esta lucha microscópica?
Problemas asociados con el abuso de los desinfectantes de manos
El uso repetido y, en ocasiones, abusivo de jabones, detergentes y gel de alcohol puede llegar a ser un enemigo de las manos, sobre todo las de aquellas personas que tienen una piel particularmente seca o con afecciones como psoriasis. El exceso de higiene y el abuso de los desinfectantes, algo habitual durante estos días, puede romper la primera barrera defensiva del cuerpo, la piel, y sus barreras protectoras (manto ácido, hidro-lipídico, bacterias benignas, etc.).
Los alcoholes tienen la capacidad de deshidratar nuestra piel, de ahí que un uso continuado y repetitivo de este tipo de formulaciones que no tienen emolientes o humectantes acabe afectando a nuestra epidermis. Y lo hacen de varias maneras:
Sequedad y aparición de grietas: el jabón y el agua en exceso, así como el uso de geles desinfectantes, pueden hacer que se elimine el manto lipídico de la piel.
Eczema irritativo: una reacción inflamatoria de la piel que acaba en descamación y picor como resultado de la exposición, repetida y continuada, a sustancias o factores irritantes que dan lugar a lesiones cutáneas. La limpieza excesiva, la humedad mantenida, agentes detergentes, productos ácidos, etc., pueden alterar la estructura normal de la capa más superficial de la piel.
Eczema alérgico de contacto: puede desarrollarse en personas previamente sensibilizadas a sustancias concretas.
Dermatitis de contacto: es una reacción que suele manifestarse en forma de enrojecimiento e inflamación, según la Sociedad Española de Inmunología Clínica, Alergología y Asma Pediátrica (SEICAP). Da picor, en ocasiones intenso. Es más común en personas que se han sensibilizado a una sustancia externa y es más frecuente si ya hay daños previos en la piel, como dermatitis atópica o psoriasis. También existe una predisposición genética a sufrir este tipo de alergia.
Alteración del microbioma: si bien el gel hidroalcohólico puede matar los microbios potencialmente peligrosos, también altera las comunidades de bacterias beneficiosas en la piel. Cuando usamos estos desinfectantes, eliminamos todos los microbios que residen en nuestra mano, buenos y malos. Esto puede dar lugar a malos olores,hongos o infecciones de uñas. Las personas que tienen un mayor riesgo de sufrir algún tipo de problema en las manos son aquellas que presentan antecedentes de eczema; el personal sanitario, que tiene que lavarse las manos con mucha frecuencia; personas expuestas a productos químicos o irritantes (peluqueros, esteticistas, etc.), etc.
No es recomendable que los niños menores de dos años usen este tipo de hidrogeles. A partir de esta edad puede utilizarse pero bajo supervisión de un adulto (por el riesgo de ingesta que hay) y vigilando siempre cómo reacciona la piel porque la de un niño es más sensible que la de un adulto. Los dermatólogos aconsejan que el lavado de manos vaya acompañado del uso de bastante crema hidratante para evitar que la piel se reseque demasiado.
Pasos para la desinfección de manos eficaz y segura con gel
La OMS hace unas recomendaciones sobre cómo utilizar correctamente el gel para la desinfección de manos, un proceso que tendría que durar unos 20-30 segundos y que consta de los siguientes pasos:
Verter una cantidad de producto en la palma de la mano.
Frotar las manos entre sí; la palma de una mano contra el dorso de la otra entrelazando los dedos; las palmas de las manos entre sí; el dorso de los dedos con la palma de la mano opuesta; los pulgares con un movimiento de rotación.
Dejar secar. Es quizás uno de los pasos más importantes para que así los vapores se dispersen. "Una vez secas, tus manos estarán seguras", admite la OMS.